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De la discriminación a modelos de alto standing: el tercer género asalta las pasarelas
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LAS MODELOS TRANSEXUALES DE TAILANDIA

De la discriminación a modelos de alto standing: el tercer género asalta las pasarelas

La respuesta hacia la iniciativa de crear una agencias de modelos transexuales oscila entre el entusiasmo y los reparos. En Europa y EEUU la expectación es total

Foto: De izquierda a derecha, Ef, Bee, Sarina, Park, Ariana y Hana, modelos transexuales de Apple Model Management (Mónica G. Prieto).
De izquierda a derecha, Ef, Bee, Sarina, Park, Ariana y Hana, modelos transexuales de Apple Model Management (Mónica G. Prieto).

Cuando camina por las calles de Bangkok, el imponente cuerpo y estilo de Ariana despierta miradas cargadas de lujuria, pero también de dudas. “Puedes oírles decir: ¿Es un chico o una chica?”, explica mientras trata de contener una de esas risas que escapan entre los dientes.

Durante años, los comentarios le afectaron, en especial durante la adolescencia: la discriminación de la contradictoria sociedad tailandesa, tan conservadora y al tiempo tan liberal, hería la determinación de esta bella transexual de andares felinos. Pero desde hace un par de años, Ariana pasea con la cabeza especialmente alta. Ahora es modelo de alto standing: posa para revistas de moda, protagoniza publicidad y desfila en pasarelas.

Apple Model Management tiene una idea mucho más ambiciosa: normalizar la presencia andrógina en las pasarelas minimizando así el estigma social que marca a los transexuales. Y el entusiasmo ya está desbordando fronteras: una de sus modelos participará en America Next Top Model el próximo año y tienen encargos para vídeos musicales y un website de joyería, además de muchas promesas de trabajo en Occidente.

La idea surgió hace cinco meses. “Habíamos observado que en otros países se añadían una o dos modelos transexuales a las agencias, y aquí hay mucho material que incluye presentadoras de TV y actrices, y decidimos explotar ese mercado”, explica a El Confidencial Siwaporn Hotarapawanond, Apple, directora de la agencia. El sistema de búsqueda fue tan revolucionario como la idea: su explorador de modelos, Kasemsing Kornkasem (Top, a quien las chicas llaman “madre” para su desmayo) puso anuncios en Facebook y seleccionó a una primera tanda para someterlas a un casting. “Acudieron 70 a la agencia”, explica Apple, “de las cuales 30 se han quedado con nosotros. Ahora estamos trabajando en la formación de las 10 primeras”.

Un sueño hecho realidad… en las calles de Nueva York

En noviembre, Apple Model Management presentaba oficialmente su primer departamento transexual. Semanas después, la revista Lips consagraba a las chicas en papel cuché confirmando el potencial de las modelos y aumentando la confianza de estas mujeres dotadas de cuerpos masculinos, que antes sólo podían aspirar a ser maquilladoras, cajeras o bailar en cabarets.

‘Queremos que se asocie el nombre de las transexuales tailandesas con las pasarelas, y no con los lady-boys de Nana’, dice la joven Ef vocalizando con cierta chulería, en referencia al distrito rojo de Bangkok

Para la mayoría, se trata de un sueño hecho realidad, pero otras no requieren ningún tipo de entrenamiento. La exhuberante Sarina Thai es un referente para todas ellas, la razón por la que estas transexuales se plantearon siquiera que podían fantasear con ser modelos. Ella abrió camino con un empeño poco habitual: hace tres años, se inscribió en una escuela local de modelos. “Me preguntaban, ¿por qué quieres ser modelo y no maquilladora, como el resto?”, recuerda con una sonrisa. “Como aquí no había futuro para una modelo transexual, en diciembre de 2012 viajé a Nueva York”.

Durante un año y dos meses trabajó en los salones neoyorquinos -con alguna incursión a París- antes de regresar a una Tailandia que la recibió, para su sorpresa, como una heroína. “Antes me discriminaban, pero al regreso hice 20 entrevistas. Entendí que tenemos que salir al exterior para que se nos reconozca”. Eso no implica que los problemas hayan acabado: las modelos transexuales son calificadas de ‘especiales’ y eso implica numerosas desventajas. “En algunos trabajos occidentales, se me ha obligado a asumir gastos que otros modelos no tienen que pagar con el argumento de que soy especial”, explica. “Pero si ese es el precio, estoy dispuesta a pagarlo. Tengo la sensación de estar abriendo camino a las nuevas generaciones”.

La joven Ef también cree estar cambiando la percepción hacia los transexuales mediante su trabajo como modelo. “Queremos que se asocie el nombre de las transexuales tailandesas con las pasarelas, y no con los lady-boys de Nana”, dice vocalizando con cierta chulería, en referencia al distrito rojo de Bangkok. “Esta iniciativa nos da seguridad en nosotras mismas. Nos hace fuertes. Dinosaurios los hay en todos sitios, pero convertirnos en modelos nos ha cambiado la vida”, prosigue Ef, otra de esas maquilladoras que soñaban con convertirse en Sarina Thai cuando una convocatoria vía Facebook sacudió su universo.

Sarina Thai (Allen Henson).Con sus 175 centímetros de estatura -el estándar entre todas las modelos de Apple- y una belleza masculina y exótica, la vida de Ef resume bien el reto que implica ser transexual en la sociedad tailandesa. “Mi padre es soldado y no toleraba mi comportamiento afeminado, así que me obligó a ingresar con 10 años en una academia militar. Durante ocho años sólo veía a mi familia los fines de semana”, explica. “Pero él no contaba con que la mayoría del resto de alumnos era gais, así que aprendí mucho de ellos”, prosigue provocando las carcajadas del resto.

El entrenamiento físico le dejó una musculatura masculina y las hormonas que ingería a escondidas, pechos femeninos. “Me tenía que enrollar el torso cada mañana para que no se me notaran debajo del uniforme”, prosigue. “Mi padre pretendía que viviera su vida, y no la mía. Lo terminó entendiendo. Y mi nueva vida como modelo le encanta. ¡Ahora le gusta el mundo de la moda!”.

“La vida es especialmente dura para ellas”

La primera modelo en firmar con Apple Model Management fue Park. “No tenía el sueño de ser modelo porque me parecía algo a lo que no podía aspirar”, explica con timidez. “Y tampoco quería parecer una mujer”. Ariana, de padre chino y madre tailandesa, sí fantaseaba con ser profesional de la moda, y eso fue lo que le llevó a una academia donde formarse y, más tarde, a las pasarelas: acaba de regresar de Macao, donde ha trabajado como profesional durante dos años. “Es un sueño que hay que ganarse con mucho trabajo, mucha responsabilidad y aceptando un enorme grado de discriminación”.

“La vida es especialmente dura para ellas”, confía Apple. “Primero se enfrentan con la aceptación de su familia. Luego, con la discriminación en la escuela. Muchas vienen con titulación universitaria y posgrados. Después tienen que probar su capacidad laboral más que cualquier otra persona: dan más del 100% porque quieren probar que pueden hacerlo mejor que los demás”. Aun así “pocas llegamos a ocupar puestos de responsabilidad en ningún sector”, lamenta Sarina Thai.

“Muchos las miran por encima del hombro, como si fueran otro tipo de seres humanos”, lamenta Apple. “Y en muchos países es así, en general”, incide Noam Lev, codirector de la agencia, la más grande de todo Tailandia, sucursal asiática de la histórica Wilhelmina y una de las más antiguas del sureste asiático, con sus 12 años de vida. “En Estados Unidos, nuestra idea fue un boom. Sin embargo, cuando expliqué a colegas de Europa del Este nuestro proyecto, me dijeron que eso no estaba bien. ¿Por qué los juzgan? Todo empieza con ser capaces de aceptar a los demás”.

La respuesta internacional hacia la iniciativa tailandesa oscila entre el entusiasmo y los reparos. En Europa y EEUU la expectación es total, mientras que en Asia se ve de forma más reticente. “Hay quien lo considera algo divertido, hay quien responde: ‘qué bien que tengáis modelos transexuales, así será más fácil encontrarlas si las necesitamos”. Para las chicas, sin embargo, supone un avance incuestionable. “Se acabó jugar al escondite”, explica con satisfacción Ariana. “Podemos ser mejores que los hombres y las mujeres. Ya no tenemos que esconder nuestra identidad”.

Cuando camina por las calles de Bangkok, el imponente cuerpo y estilo de Ariana despierta miradas cargadas de lujuria, pero también de dudas. “Puedes oírles decir: ¿Es un chico o una chica?”, explica mientras trata de contener una de esas risas que escapan entre los dientes.

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