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Al Qaeda regala juguetes a los niños de Irak
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se fortalece mientras busca el apoyo popular

Al Qaeda regala juguetes a los niños de Irak

Las banderas negras de Al Qaeda ondean en los alto de cada comisaría, de cada edificio del Gobierno en Faluya. La organización se hace fuerte en Irak

Foto: Milicianos suníes toman posiciones durante los enfrentamientos con soldados iraquíes en la ciudad de Faluya, oeste de Irak. (EFE)
Milicianos suníes toman posiciones durante los enfrentamientos con soldados iraquíes en la ciudad de Faluya, oeste de Irak. (EFE)

Faluya es hoy una ciudad dividida. El pasado sábado, los milicianos del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés) se hicieron con su control, y colocaron sus banderas negras de acólitos de Al Qaeda en lo alto de cada comisaría, de cada edificio gubernamental. El Ejecutivo de Irak sostiene que sus tropas, con la ayuda de tribus locales, han comenzado a ganar terreno y a expulsar a los islamistas de la población, de 350.000 habitantes, a 40 kilómetros del aeropuerto de Bagdad y una de las zonas donde más compleja fue la pacificación acometida por las tropas de Estados Unidos. “Hacemos lo que podemos”, reconoce una fuente del consejo local a Reuters. Por el momento, Al Qaeda resiste en la ciudad.El viernes, uno de los portavoces del ISIS se dirigía a los fieles delante de una mezquita asegurando que la zona ya era “un emirato islámico” y que desde allí “comenzaría la conquista” de la región. Su meta es trasnacional y busca unir estados, o miniestados, bajo su doctrina.

La conquista de Faluya por los yihadistas puede o no durar, o mantenerse a medias, como ya ocurría desde hace semanas en Ramadi, otra ciudad de la misma provincia, la de Al Anbar, a orillas del río Éufrates, recuperada esta misma noche por efectivosdela policía y tribus de la localidad. Esos serán pasos del baile de la guerra, adelante y atrás, pero más allá de la lucha concreta por esta ciudad, la batalla por Faluya es un aldabonazo, un aviso de alerta sobre el avance del integrismo de Al Qaeda en Irak, una pesadilla que se creía superada.

Jessica D. Lewis, investigadora del Instituto para el Estudio de la Guerra en Washington (ISW), sostiene que la rama de la que nació el pasado abril el ISIS, Al Qaeda en Irak (AQI), quedó prácticamente desintegrada a finales de 2006 y principios de 2007, degradándose hasta estar apenas compuesta por pequeñas facciones y células durmientes, que ahora reviven “muy fuertes, muy resistentes” y con tentáculos extendidos desde Basora al interior de Siria. Ha conseguido relanzarse afianzando su presencia en el desierto de Anbar y en la frontera siria, país anexo donde ha inoculado su ideario y se ha convertido, junto con Al Nusra y el Ejército Libre de Siria, en el grupo armado más potente de cuantos pelean contra el régimen de Bachar Al Asad.

Precisamente, al menos 34 miembros del ISIShan sido ejecutados en los últimos días por combatientes de otras brigadas rebeldes en la zona de Yabal Zauiya, en la provincia septentrional de Idleb, al norte del país, según informó hoy el Observatorio Sirio de Derechos Humanos. La organización, que cita a fuentes médicas y humanitarias, señaló que la mayoría de los extremistas muertos son de nacionalidad extranjera, sin dar más detalles. Desde el pasado viernes se han recrudecido los choques, en los que se emplean armas pesadas, entre el ISIS y otros grupos rebeldesen el norte del país.

¿Cómo ha resucitado Al Qaeda?

¿Cómo ha podido resurgir lo que parecía muerto? La respuesta está en una combinación de errores del Gobierno, lagunas dejadas por EEUU y conflictos en la zona. Ya el año pasado, comenzó en Irak una revuelta suní contra el presidente Nouri Al Maliki, chií, al que acusaban de excluir a su facción de los puestos del poder. Aquella tibia primavera iraquí también se quejaba de puntuales abusos judiciales contra los suníes. Las protestas resurgieron hace muy poco por la orden de Maliki de desalojar una acampada en Ramadi, donde desde hacía más de un año se denunciaba esta marginación de los suníes.

La disputa sectaria ya estaba ahí cuando EEUU retiró sus tropas en 2011, pero nadie quiso reparar en la amenaza lejana. Ahora, a los pasos impopulares del Gobierno se ha sumado la crisis siria, donde los suníes se enfrentan igualmente al chií Asad, lo que ha acabado de inflamar la situación. Mohamed Al Askari, portavoz del Ministerio de Defensa iraquí, sostiene que disponen de fotos aéreas y fuentes de Inteligencia que demuestran que el ISIS está recibiendo armas y equipos avanzados de comunicaciones desde Siria, con destino a Anbar y Nínive, donde incluso se están reconstruyendo campos de entrenamiento con el aliento del conflicto vecino.

Con las fuerzas policiales y militares dedicadas a apagar mil fuegos en la calle y sin los estadounidenses amenazando con despliegues aéreos o terrestres, los yihadistas han ido aplicado además intensas campañas de terror, que han hecho que 2013 se cierre con 8.000 muertos, según Naciones Unidas. Una oportunidad de oro para crecer alimentada, además, por la llegada de dinero, del que sacan como impuesto en los bastiones que ya están bajo su poder en Siria, de los pasos fronterizos con Turquía que controlan allá y de las donaciones extranjeras que no cesan de llegar. La fragilidad del entorno los ha hecho resucitar.

Mustafa Alani, experto en Seguridad y Terrorismo en el Centro de Investigación del Golfo, añade que su fortaleza se ha visto apuntalada por su éxito a la hora de reclutar nuevos efectivos por todo el mundo y de tomar prisiones, cuyos reclusos pasan a engrosar sus filas en no pocos casos. El Ministerio de Exteriores de Irak calcula que hoy tienen unos 12.000 efectivos entre su país y Siria. “Han recuperado una capacidad de guerrilla limitada y por supuesto pueden mantener una campaña de terrorismo sostenida”, añade Alani. Si en 2011, cuando Washington retiró su Ejército, la media de atentados en Irak era de cinco a diez al mes, ahora ha cifra ha subido a 30, con campañas como la llamada “Cosecha de soldados”, directamente orientada a desarbolar a las fuerzas iraquíes.

Pese a que hayan aprovechado las rendijas, las heridas abiertas en Irak y Siria, los yihadistas aún no tienen una “enorme profundidad estratégica” ni “tampoco, en principio, un apoyo popular a largo plazo”. Se están viviendo, recuerda, los peores días desde la invasión norteamericana de 2003 y precisamente si Al Qaeda perdió gran parte de su fuerza fue porque la población suní comenzó a entender que el horror de sus atentados no era el medio para lograr la estabilidad y decidió cooperar con las tropas de EEUU. Por ahora no se están produciendo actos masivos de aprecio a los islamistas. Por el contrario, sí están surgiendo grupos organizados como el Consejo Militar de los Rebeldes de Ansar, de base tribal amplia, con amplia presencia en las redes sociales, que buscan la denuncia del Gobierno por el ostracismo de los suníes.

Reparto de juguetes y alimentos

No hay que perder de vista el flanco del apoyo popular. El ISIS está aprendiendo de los errores de sus antecesores. Está tratando de ganarse el corazón de los ciudadanos con diversos actos, desde la entrega de juguetes a la de alimentos, pasando por ayudas para el transporte público o las escuelas. Puede ser una vía fructífera”, abunda Aymenn Jawad Al Tamimi, analista del Centro Gloria de estudios estratégicos de Herzliya (Israel).

La geografía también está jugando un punto importante a favor del ISIS. Por ahora se han desplegado especialmente por Anbar, el norte de Babilonia y Diraya y algunas partes de Mosul, como confirma el Ministerio de Defensa. Buscan regiones no centrales, más alejadas de los centros de poder y las grandes bases militares y, cuando atacan, prefieren hacerlo sobre las ciudades para concentrar allí los efectivos del Gobierno y preservar, a la vez, sus baluartes en el campo y el desierto, un entorno de condiciones muy duras. “Van a por Bagdad para que (las autoridades) dejen tranquilo el norte”, añade Alani.

El Gobierno de Maliki insiste en que sus fuerzas especiales están expulsando sin mucho esfuerzo a los islamistas de Faluya, pero la victoria puntual no acaba con el problema de raíz, que ha estado incubándose estos años. Un problema que preocupa “muchísimo” al secretario de Estado norteamericano, John Kerry. En una rueda de prensa en Jerusalén, Kerry explicó este fin de semana que seguirá muy de cerca lo que ocurra, pero que en ningún caso la Administración Obama se está planteando el envío de tropas, aunque sea puntual. “Esta es una lucha que pertenece a los iraquíes”, fue su lacónica explicación.

A la espera de ver si las tribus locales logran avances sobre los yihadistas, el Ejecutivo prepara ya su asalto a Faluya. Una fuente de las fuerzas especiales iraquíes aseguró ayer a la agencia Reuters que no existe un "plazo específico" para esta operación, pero todo apunta a que será "cuestión de días". "Más tiempo significa más fuerza para los terroristas", explicó.

Faluya es hoy una ciudad dividida. El pasado sábado, los milicianos del Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS, por sus siglas en inglés) se hicieron con su control, y colocaron sus banderas negras de acólitos de Al Qaeda en lo alto de cada comisaría, de cada edificio gubernamental. El Ejecutivo de Irak sostiene que sus tropas, con la ayuda de tribus locales, han comenzado a ganar terreno y a expulsar a los islamistas de la población, de 350.000 habitantes, a 40 kilómetros del aeropuerto de Bagdad y una de las zonas donde más compleja fue la pacificación acometida por las tropas de Estados Unidos. “Hacemos lo que podemos”, reconoce una fuente del consejo local a Reuters. Por el momento, Al Qaeda resiste en la ciudad.El viernes, uno de los portavoces del ISIS se dirigía a los fieles delante de una mezquita asegurando que la zona ya era “un emirato islámico” y que desde allí “comenzaría la conquista” de la región. Su meta es trasnacional y busca unir estados, o miniestados, bajo su doctrina.

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