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Cameron y Clegg aseguran que reformarán la economía británica
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Cameron y Clegg aseguran que reformarán la economía británica

El nuevo primer ministro británico, el conservador David Cameron, y su número dos, el liberaldemócrata Nick Clegg, comparecieron ayer en el estreno en la coalición que en

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Cameron y Clegg aseguran que reformarán la economía británica

El nuevo primer ministro británico, el conservador David Cameron, y su número dos, el liberaldemócrata Nick Clegg, comparecieron ayer en el estreno en la coalición que en los próximos cinco años gobernará Reino Unido para trasladar la sintonía existente en una alianza en la que reconocieron "riesgos", puesto que se trata de dos fuerzas políticas que nunca han compartido poder, pero aseguraron que el acuerdo "durará", puesto que, "a pesar de diferencias", están "unidos por un objetivo común": afrontar la peor crisis económica que sufre el país desde hace décadas.

Con Reino Unido saliendo de su peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial, la nueva coalición debe encontrar el modo de recortar un déficit presupuestario que supera el 11 por ciento del Producto Interior Bruto. "Ningún gobierno en la era moderna ha recibido esta terrible herencia económica", declaró Cameron ante la prensa en los jardines del 10 de Downing Street, la residencia del primer ministro en Londres. "Sabemos que habrá decisiones difíciles por delante". "(La coalición) Puede ser un cambio histórico y sísmico en nuestro panorama político", añadió.

"Necesitamos reconstruir no solo las finanzas públicas, sino que también necesitamos reconstruir la economía británica sobre unos cimientos nuevos y estables fuera de los escombros de la vieja economía", dijo Clegg, que alabó la nueva era en la política británica.

Clegg, que con sus 57 diputados era clave para decidir inquilino para Downing Street y, con ello, sentenciar el futuro político para los dos verdaderos aspirantes, explicó las aspiraciones con las que afronta el cargo: "Quiero un Gobierno valiente, reformista", declaró, después de que la agenda en la materia hubiese constituido uno de los factores de fricción que amenazaron con el pacto. Sin embargo, ambas formaciones compartirían el interés por garantizar un gabinete "que restaure la fe en la política, que refuerce la sociedad y que no se perciba lejano".

En consecuencia, la "ambición" compartida es la de un país "que traduzca en acciones reales" estas aspiraciones, a partir, según apostilló Cameron, del "propósito de referencia de garantizar el liderazgo estable y determinado que se necesita para el largo plazo". "Se trata de una nueva dirección histórica, una dirección de esperanza y unidad, convicción y propuesta común", aseveró. Para ello, Clegg aseveró que "el trabajo empieza ahora" y, tras haberse decantado por los conservadores, a pesar de las reticencias en los sectores más progresistas entre sus filas, revindicó que "mejor juntos". El primer ministro compartió su opinión y garantizó que las dos fuerzas lo harán "estrechamente", tras haber "encontrado buenas maneras de resolver las diferencias".

A pesar de las grandes divergencias políticas en asuntos como la inmigración, los impuestos o las armas nucleares, los partidos dijeron que han acordado un programa político estable y duradero. Entre sus planes, tiene previsto aprobar un impuesto bancario, dar un papel más directo al Banco de Inglaterra en las medidas para supervisar las amenazas a largo plazo a la estabilidad financiera, o limitar la inmigración de fuera de la Unión Europea. También adoptó el plan de los conservadores de recortar 6.000 millones de libras de gasto este año financiero, antes de lo que querían los liberales demócratas. "Va a haber una aceleración significativa en la reducción del déficit presupuestario estructural", dijo el nuevo ministro de Economía, George Osborne, a los periodistas.

Obstáculos en sus partidos 

En este sentido, preguntados por los obstáculos que los sectores más extremos de cada una de sus formaciones podrían generar, invitaron a comprobar el éxito a partir de la propia trayectoria que hoy iniciaron, "tomando las decisiones a largo plazo". "Todos vamos a tener cosas que decirnos, la cuestión es si alguien quiere pasarse los próximos cinco años buscando aquellos miembros que estén en desacuerdo con determinadas decisiones porque, obviamente, se encontrarán muchos", asumió Cameron.

Sin embargo, en su caso, apostó por "mirar el cuadro en su conjunto" y, sobre todo, lo que "este movimiento valiente significa, con un Gobierno fuerte y estable". De hecho, ambos se permitieron bromear con algunas de las fórmulas que emplearon para descalificarse en el pasado y recordaron que, paralelamente, tendrán que enfrentarse en elecciones o discreparán en apuestas como la de la reforma electoral. El referéndum que los conservadores han prometido verá a los 'tories' hacer campaña en contra. "No estamos fusionando a nuestros partidos", concluyó.

 

El nuevo primer ministro británico, el conservador David Cameron, y su número dos, el liberaldemócrata Nick Clegg, comparecieron ayer en el estreno en la coalición que en los próximos cinco años gobernará Reino Unido para trasladar la sintonía existente en una alianza en la que reconocieron "riesgos", puesto que se trata de dos fuerzas políticas que nunca han compartido poder, pero aseguraron que el acuerdo "durará", puesto que, "a pesar de diferencias", están "unidos por un objetivo común": afrontar la peor crisis económica que sufre el país desde hace décadas.

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