Su trabajo es la envidia de los amantes del chocolate. Son catadoras de bombones y son capaces de distinguir entre más de 1.000 sabores. En plena campaña navideña, intensifican su trabajo para que el chocolate llegue a las mejores pastelerías, valorando la intensidad del sabor, olor, tamaño, color y testura. "Un ser humano va a ser capaz de detectar sabores, sabores a caramelo, sabores a vainilla, que una máquina no puede detectar", cuenta María Prieto, especialista en análisis sensorial.