El vecino, móvil en mano, ya intuía que algo serio podía ocurrir. Hasta que esta ola gigante lo confirma. Atentos a la fuerza con la que el agua golpea al edificio y la facilidad con la que se lleva por delante la barandilla y todo lo que había en el balcón. Hoy hemos vuelto al edificio y esto es lo que nos hemos encontrado. El apartamento del primero está destrozado y no es el único. Y no nos extraña si vemos desde el aire dónde está situado. El edificio se construyó directamente sobre el mar. Aquí en Tacoronte, Tenerife.