La policía de Estados Unidos vuelve a estar involucrada en un suceso de violencia racial. Tras abatir con 20 balas a un joven negro que llevaba un teléfono y no una pistola, ahora unos agentes han matado a un hombre desarmado que discutía con un conductor.

La forma de actuación será investigada, pero el caso recuerda mucho al sucedido en 2016 y que levantó una ola de protestas en todo el país. En aquella ocasión dos agentes acabaron con la vida de un afroamericano, pero el fiscal que investigaba la causa ha concluido que actuaron de manera razonable y justificable ya que la víctima suponía una amenaza vital para los agentes.