Cuando a Jennifer Jones, una mujer de Minnesota de 40 años, le diagnosticaron fibrosis quística, una enfermedad que generalmente se diagnostica antes de que la persona cumpla los dos años de vida, su función pulmonar era de un 65%. Ella tenía 29 años por aquel entonces.

En el año 2016 ya dependía de una máquina de oxígeno a tiempo completo y no fue hasta octubre del 2017 cuando ingresó en la Clínica Mayo, en Rochester, Minnesota, para un trasplante. A la cirugía llegó con tan solo un 10% de su función pulmonar, algo que le había dificultado en gran medida incluso las tareas más simples.