Quedaban escasos 100 metros para acabar la maratón de Dallas y Chadler Self tenía la victoria en sus manos. Pero, entonces, colapsó: sus piernas dejaron de responder y cayó al suelo.

Ariana Luterman, otra competidora que estaba haciendo uno de los relevos y, por tanto, no participaba en la prueba principal, viajaba a su lado y decidió ayudarla a ganar la carrera.

Tras levantarla un par de veces y animarla a seguir en los últimos metros, Self consiguió cruzar la línea de meta: una bonita historia de compañerismo tras 42 kilómentros de sufrimiento.