China se enfrenta a "vientos fuertes, aguas agitadas y tormentas peligrosas". La metáfora utilizada por el presidente chino, Xi Jinping, para describir las múltiples tensiones geopolíticas a las que se enfrenta su país no podía ser menos acertada. De hecho, una de las tormentas se está fraguando en las orillas del Mar de China Oriental y no tiene a que ver solo con Taiwán, sino que implica también a Corea del Sur en un enfrentamiento tecnológico sobre el liderazgo en el sector de los semiconductores.

Alrededor del 70% de los microchips se produce en Asia. Cada país se ha especializado en un sector. En Taiwán, una sola empresa, TMSC, fabrica los semiconductores más avanzados disponibles en el mercado. En Corea del Sur, Samsung domina el sector de las memorias. China está desarrollando rápidamente su industria interior para convertirse en una potencia tecnológica a pesar de las sanciones de Estados Unidos.

En 2015, Xi Jinping lanzó el plan Made in China con el objetivo de fabricar localmente la gran mayoría de chips necesarios al desarrollo del país. Para Estados Unidos, los avances tecnológicos de Pekín en sectores claves como la inteligencia artificial, el 5G o el desarrollo de microchips de última generación representan una amenaza no solo económica, sino también política y militar.

En este vídeo explicativo te contaremos cómo la enorme concentración de la industria de los semiconductores alrededor de las costas del Mar de China se ha convertido en uno de los principales desafíos de la estabilidad global por una serie de razones económicas y logísticas. No se trata solo de la disrupción de las cadenas de suministro y la escasez de los componentes, sino también de las implicaciones bélicas de la industria de los semiconductores, que está obligando Estados Unidos y Europa a potentes inversiones para reducir su dependencia de Asia.