Hay peces que, si no fuera por sus ojos o por su boca, no los veríamos, ya que se mimetizan perfectamente con su entorno y  resultan francamente difíciles de distinguir.

Es el caso del pez rana. Esta especie tiene unas aletas que parecen manos y está cubierta de unas espinas ramificadas que podrían ser las de un coral. Además, su manera de hincharse de agua y los colores que muestran le hacen parecerse a una esponja.

Como podemos ver en este vídeo, ofrecido por la Fundación Aquae, al pez rana se le llama pez pescador y el mote no es gratuito: cuando se parapeta en las cavidades es casi indistinguible, solo llama la atención el sedal con señuelo que luce entre los ojos. En su caso la supervivencia no es una lucha, es un arte.