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Los inversores minoristas apostando con opciones y la gran caída del Nasdaq
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Los inversores minoristas apostando con opciones y la gran caída del Nasdaq

Han comenzado a comprar derivados de acciones de Silicon Valley en lugar de activos subyacentes, lo que aumenta el riesgo de liquidaciones repentinas

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Los gigantes tecnológicos de Estados Unidos tropezaron la semana pasada. Y como una historia de David contra Goliat, la caída podría ser obra de inversores minoritarios coqueteando con los derivados.

El jueves, las acciones se vieron sacudidas por una repentina reversión: el índice Nasdaq Composite, con un elevado componente tecnológico, cayó un 5% y marcó la cuarta caída de puntos en un mismo día más grande de su historia, a pesar de que las maltrechas acciones de las aerolíneas registraron modestos beneficios.

2020 ha sido un año de extremos: los inversores se han amontonado en aquellos sectores con modelos comerciales de alto crecimiento a prueba de pandemias, al tiempo que han castigado a los que están directamente afectados por los brotes. El peso cada vez mayor de la tecnología en el S&P 500 ha permitido que el índice se recuperara a máximos históricos, pero los inversores aún buscaban asegurarse contra un futuro incierto.

Desde la década de 1990, los registros del S&P 500 no coincidieron con niveles tan elevados del Índice de Volatilidad Cboe o VIX, el "índice del miedo" de Wall Street, que se construye considerando el coste de usar el mercado de opciones para protegerse contra fluctuaciones del mercado.

Los inversores se han amontonado en aquellos sectores con modelos comerciales de alto crecimiento a prueba de pandemias

Por supuesto, la necesidad de tomarse un respiro después de los máximos históricos parece una explicación adecuada para los movimientos del jueves: el Nasdaq ha subido un 25% este año y existen dudas razonables sobre cuánto tiempo más las acciones estrella del año, como Apple, Netflix y Tesla, pueden seguir obteniendo altos beneficios.

Pero las corrientes subterráneas del mercado también podrían haber jugado un papel importante. Recientemente, ha habido un aumento en el volumen de negociación de opciones vinculadas a las acciones de los principales gigantes tecnológicos. Si bien el coste de estos contratos de derivados, medido por su "volatilidad implícita", casi siempre se mueve a la par que la volatilidad "real" de las acciones subyacentes, ha aparecido una desconexión poco común en las últimas semanas: los inversores aumentaron la volatilidad implícita de opciones de Nasdaq incluso cuando la volatilidad real disminuyó.

Es probable que esto sea el resultado de que los inversores utilicen opciones de “compra”, que otorgan el derecho, pero no la obligación, de comprar una acción a un precio preestablecido, de apostar a que los valores subirán, en lugar de comprar las acciones directamente. Los compradores limitan sus beneficios potenciales, pero también ponen un tope a sus pérdidas si el mercado baja de repente.

Es una estrategia diseñada para tiempos inciertos. Sin embargo, también puede crear ciclos de retroalimentación que afecten a los activos subyacentes. Debido a que los bancos están al otro lado de estos acuerdos, se quedan con una exposición a la baja de las acciones, que luego cubren comprando esas mismas acciones. El resultado es un rally más estable, pero que puede desmoronarse rápidamente al primer indicio de problemas.

Las opciones de “compra”otorgan el derecho pero no la obligación de comprar una acción a un precio preestablecido, de apostar a subirán

Las turbulencias son susceptibles de ocurrir antes de que llegue viernes, cuando vencen las opciones. Por ejemplo, los contratos que vencían la semana pasada y que daban a los inversores el derecho a comprar acciones de Apple a 130$ perdieron el 95% de su valor el jueves. Las acciones de Apple habían cerrado a 131$ el miércoles.

Los inversores individuales han entrado en este mercado complejo atraídos por los brókers, que ganan más dinero en operaciones con derivados. Este año, la aplicación de comercio minorista Robinhood ha sido un punto de entrada especialmente popular para los aficionados que invierten los cheques de ayuda del Gobierno. A principios de 2020, esta tendencia podría estar detrás de varios movimientos del mercado.

Los datos del Cboe Options Exchange muestran que el volumen de opciones de compra de acciones de EEUU ha aumentado un 68% este año. Eso se compara con el 32% para las opciones de venta, que cumplen el papel opuesto al dar a los inversores el derecho, pero no la obligación, de vender un activo a un precio acordado. La diferencia entre los dos se ha incrementado a niveles no vistos desde 2010, cuando los inversores estaban saliendo de un repunte dramático posterior a la crisis y tuvieron que valorar si la recuperación económica continuaría en medio de riesgos globales sustanciales.

Sin embargo, las caídas bursátiles provocadas por esta causa, podrían resultar una buena noticia para las acciones tecnológicas: los inversores poco sofisticados que se queman con instrumentos complejos son una causa menos preocupante de la caída del mercado que un cambio en las perspectivas de beneficios de las empresas. El uso de opciones también habla de un mercado algo cauteloso. Una caída repentina podría facilitar que Goliat se vuelva a levantar.

Los gigantes tecnológicos de Estados Unidos tropezaron la semana pasada. Y como una historia de David contra Goliat, la caída podría ser obra de inversores minoritarios coqueteando con los derivados.

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