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Warren Buffett ya ha cogido la ola de la revolución energética
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EL SECTOR COBRA PESO EN SU CARTERA

Warren Buffett ya ha cogido la ola de la revolución energética

Si hay algo que destacar en un mercado como el actual es que la incertidumbre absoluta. Las predicciones sobre comportamientos del pasado ya no son válidas

Foto: Warren Buffett en la reunión anual de Berkshire Hathaway en Omaha
Warren Buffett en la reunión anual de Berkshire Hathaway en Omaha

Si hay algo que destacar en un mercado como el actual es que la incertidumbre sobre el futuro es absoluta. Las predicciones basadas en comportamientos del pasado ya no son válidas y cada vez resulta más complicado a los inversores dar con la tecla acertada. Las bolsas en máximos históricos con especulaciones de burbuja, la deuda core pagando rentabilidades irrisorias, el high yield con intereses de core, riesgos geopolíticos, presiones deflacionistas, exceso de liquidez en los mercados…

En un escenario así merece la pena dedicar unos minutos a echar un vistazo a las carteras y movimientos de los llamados gurús. Y no se puede hablar de gurús sin poner sobre la mesa un nombre: Warren Buffett.

El oráculo de Omaha lo ha visto claro: la revolución energética de Estados Unidos es un filón. A mediados de agosto, Buffet elevó su participación CB&I hasta el 9,89%, justo cuando el valor acumulaba una caída anual del 30%. Desde entonces la compañía ha recuperado más de un 10% en bolsa.

El modelo de negocio de Chicago Bride puede dar una pista de por dónde van los tiros. La compañía estadounidense está especializada en ingeniería civil de puentes, embalses, puertos, tanques de almacenamiento, oleoductos, plantas nucleares e instalaciones para gas natural liquado (LNG).

No en vano, Buffet ha visto dos catalizadores claros que van a impulsar todo el sector energético en EEUU. Por un lado, la finalización de las obras del canal de Panamá, que va a permitir las exportaciones a Asia de LNG y, por otro, la relajación de la regulación a las exportaciones en el país, que va a permitir a las empresas norteamericanas enviar sus tanques a cada rincón del mundo.

En principio, el año que viene terminan las obras del tercer juego de esclusas del Canal una vez que se ha completado el 73% de este proyecto faraónico. Esto permitirá que los barcos más grandes, que no podían transitar por el canal ya que estaba limitado a naves de menos de 950 pies de largo y 106 de ancho, se ahorren tener que bajar hasta el cabo de Hornos para pasar del Atlántico al Pacífico, lo que supone un ahorro de 11 días de navegación y lo que ello conlleva en costes.

Por otro lado, hasta la fecha, prácticamente la totalidad del LNG que se producía en EEUU se quedaba dentro de sus fronteras. Sin embargo, desde que se flexibilizó la ley para la exportación, tanto el Departamento de Energía como la Comisión Federal Reguladora de Energía han recibido docenas de peticiones para recibir autorización para vender fuera su gas natural liquado.

Así, Buffet lo ha visto claro y prueba de ello son las apuestas que viene haciendo su brazo inversor, Brekshire Hathaway desde que en mayo de 2013 puso el foco en el sector energético tras comprar por 5.600 millones de dólares NV Energy, especializada en electricidad y gas natural que da servicio a compañías como Nevada Power y Sierra Pacific Power.

Desde entonces, Berkshire Hathaway Energy ha amasado una cartera interesante que incluye valores como MidAmerican Energy, MidAmerican Renewables, PacificCorp, Northern Powergrid Holdings, Integrated Utility Services, CalEnergy Generation, Kern River Gas Transmission, Kern River Pipeline, Northern Natural Gas, HomeServices of America, BYD, NV Energy, Metalogic Inspections Services e Intelligent Energy Solutions. Así mismo, también es propietaria de Burlington Northen Santa Fe Corp, la red ferroviaria que es el mayor transportista de petróleo del país.

Sin embargo, no todo el mercado tiene claro que el sector energético tenga recorrido y son varias las voces que alertan sobre los retos a los que se enfrentan sus empresas, especialmente las llamadas ‘Big Oil’, esto es, ExxonMobil, BP, Royal Dutch Shell y Chevron.

Y es que, a pesar de los elevados precios que vienen registrando las commodities, que en el caso del petróleo se traduce en más de 100 euros el barril, hay una serie de aspectos que podrían poner en riesgo su capacidad de generar beneficio a largo plazo.

Así, algunos analistas alertan sobre la ralentización del crecimiento de la producción como consecuencia de, por un lado, el agotamiento de los pozos de petróleo tradicionales y la escasez de nuevas fuentes. Así, por ejemplo ExxonMobil ha anunciado que su producción en el segundo trimestre de 2014 se redujo un 5,7% hasta su nivel más bajo desde 2009.

Por otro lado, las nuevas fuentes de petróleo presentan un problema: los elevados costes de prospección y extracción. De esta manera, las compañías han comenzado a buscar alternativas una vez que las llamadas reservas ‘easy oil’ (petróleo fácil) se empiezan a agotar. Así, el shale oil y shale gas (que se encuentran en esquistos), el sand oil de Canada o fosas más profundas en el mar implica que para obtener beneficio las compañías necesitan el barril a, al menos 100 dólares, según estimaciones de Canada´s Scotiabank.

En tercer lugar, el asunto más controvertido al que se enfrentan las grandes petroleras agregadas es el problema del cambio climático y las nuevas regulaciones para solucionarlo que pasan por limitar las emisiones de gas.

Si hay algo que destacar en un mercado como el actual es que la incertidumbre sobre el futuro es absoluta. Las predicciones basadas en comportamientos del pasado ya no son válidas y cada vez resulta más complicado a los inversores dar con la tecla acertada. Las bolsas en máximos históricos con especulaciones de burbuja, la deuda core pagando rentabilidades irrisorias, el high yield con intereses de core, riesgos geopolíticos, presiones deflacionistas, exceso de liquidez en los mercados…

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