Moody's pone a punto su visión sobre la economía y la solvencia de España

Fue la última en bajar el rating a España cuando la economía empezó a torcerse -no comenzó a hacerlo hasta septiembre de 2010-. Y la primera en dar paso de nuevo a las subidas, en febrero de este año, cuando mejoró la nota crediticia de la deuda española en un escalón, desde Baa3 hasta Baa2.Se trata de la agencia Moody's, una de las tres más importantes del mundo junto con S&P y Fitch, que este viernes actualizará su visión sobre la situación española.

Hace cuatro meses, Moody's fundamentó su decisión en la progresión de la economía hacia un crecimiento "más sostenible", en las reformas estructurales adoptadas y en la mejoría de las condiciones de financiación del Estado. Desde entonces, esta mejoría se ha consolidado. El rendimiento del bono español a 10 años se ha moderado del 3,6 al 2,7%. Siguiendo su estela, la prima de riesgo, que mide la diferencia entre esa rentabilidad y la de los bonos alemanes a 10 años, se ha estrechado de los 189 a los 139 puntos básicos.

Eso sí, no todo fueron elogios. También hubo advertencias. Una de ellas aludía al déficit público, que lleva asociado un creciente peso de la deuda pública, que la firma veía en el 102% del Producto Interior Bruto (PIB) en 2016.

En el momento en que anunció la subida de rating en febrero, Moody's también otorgó a España una perspectiva "positiva", con lo que dejó la puerta abierta a ejecutar nuevos aumentos. Este viernes tendrá la primera oportunidad de hacerlo; la próxima será el 17 de octubre.

Tras ese primer aumento por parte de Moody's, Fitch y S&P también han mejorado la califación española en los últimos meses. Fitch la elevó en un peldaño, de BBB a BBB+ y S&P lo incrementó en otro escalón, de BBB- a BBB. Todas estas decisiones han asentado a España dentro del grado de inversión, la categoría que distingue a los emisores de deuda más solvences, y la han alejado del bono basura o alta rentabilidad, a la que descienden los emisores menos fiables.