César Alierta despejará hoy las dudas sobre su continuidad al frente de Telefónica

Imposible imaginar mejor escenario. Telefónica celebra hoy en Madrid la convención anual que reúne a los 150 primeros directivos de la multinacional, un escenario idóneo para que, en el discurso de clausura, su presidente despeje cualquier duda sobre su continuidad al frente de la operadora, asunto sobre el que en las últimas semanas se ha venido especulando en círculos del poder político y económico. César Alierta fijará esta tarde objetivos claros para la compañía con horizonte puesto en el año 2011. Hay Alierta para rato.

La cita de esta nueva Convención Mundial de Directivos se abrió anoche con una cena en el antiguo edificio de Gran Vía 28, y tendrá hoy su plato fuerte en la nueva sede corporativa de Las Tablas, con la apertura del encuentro por parte del consejero delegado y número dos, Julio Linares, y el posterior cierre, que correrá a cargo del propio Alierta, quien, de acuerdo con las fuentes, dirigirá a los primeros directivos de los 25 países donde está presente la operadora un “mensaje de continuidad” claro, plasmado en la formulación de objetivos concretos de crecimiento para todos.

Ese horizonte de objetivos, fijado en 2011, apunta a protagonizar el salto adelante desde el tercer lugar en el ranking que hoy ocupa la española al liderazgo mundial, mediante el cumplimiento de una serie de retos en lo que a calidad del servicio y crecimiento se refiere que, a través de los presentes, deberán impregnar toda la estructura laboral de la firma. Pero el asunto más relevante del encuentro, desde el punto de vista político del mismo, reside en ese mensaje a la organización que, de acuerdo con las fuentes, llevará implícito el discurso de Alierta, destinado a despejar dudas en torno a su continuidad al frente de la operadora.

Naturalmente que nadie oirá una referencia expresa al asunto. Los reunidos tendrán que leer entre líneas. No se sabe muy bien por qué, a partir del verano y en particular en las últimas semanas los rumores en torno a la presidencia de Telefónica, que Alierta ocupa desde el 2000, se han disparado. La cabeza de la serpiente tal vez haya que buscarla en una fecha concreta: el 19 de diciembre del pasado año, cuando el máximo órgano de Gobierno de la operadora aprobó los sorprendentes nombramientos de Manuel Pizarro y Javier de Paz como nuevos consejeros en calidad de independientes.

Javier de Paz, en primera línea de fuego

Un juego de bolillos de Alierta -una de cal y otra de arena, un notorio empresario amigo del Partido Popular y un prometedor delfín del PSOE-, que encerraba en su trastienda un mensaje de continuidad en la cabeza de la multinacional -algo más que una empresa privada en España, como todo el mundo sabe- a favor del turolense. Toda la operación se fue al traste, sin embargo, con el no menos sorprendente decisión adoptada por Pizarro el 17 de enero de este año, anunciando su afiliación al PP y su incorporación como candidato a la campaña electoral en las listas del PP.

Desde entonces Javier de Paz, con despacho al lado mismo del jefe Alierta, ha quedado en primera línea de fuego y con todos los dedos apuntando hacia él. Nada pareció cambiar la espantada de Pizarro, pero aquello se demostró una ilusión óptica a la vista de los rumores desatados en las últimas semanas. A ello pueden haber contribuido ciertas circunstancias personales por las que ha atravesado Alierta, tal que los recientes problemas de salud de su esposa, y la cercanía del famoso juicio por el supuesto uso de información privilegiada de su sobrino, que se espera para el próximo marzo.

Pero, superados esos problemas de salud, Alierta ha recuperado el tono vital y “está como un toro”, al decir de las fuentes. En esta línea debe entenderse su negativa a plegarse a las pretensiones del Grupo Prisa para con la compra de Digital Plus.  Así se le vio ayer mismo durante la recogida del premio que le ofreció la Fundación Consejo España-China. Más centrado, con menos flancos al descubierto que en la primera legislatura Zapatero, el aragonés está decidido a seguir al frente de la operadora. Los que aguardan una oportunidad tendrán que seguir esperando.