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Profunda división en el Gobierno entre partidarios y opositores a la entrada de Lukoil en Repsol
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PÉSIMO AMBIENTE EN TORNO A LA OPERACIÓN

Profunda división en el Gobierno entre partidarios y opositores a la entrada de Lukoil en Repsol

Pésimo ambiente en torno a la posible entrada de Lukoil en el accionariado de Repsol mediante la compra del 20% del capital en manos de Sacyr-Vallehermoso.

Foto: Profunda división en el Gobierno entre partidarios y opositores a la entrada de Lukoil en Repsol
Profunda división en el Gobierno entre partidarios y opositores a la entrada de Lukoil en Repsol

Pésimo ambiente en torno a la posible entrada de Lukoil en el accionariado de Repsol mediante la compra del 20% del capital en manos de Sacyr-Vallehermoso. De acuerdo con diversas fuentes consultadas, la división es profunda en el seno del Gobierno Zapatero sobre la conveniencia o no de dar entrada al capital ruso en la primera petrolera española. El propio presidente Zapatero, por un lado, y su ministro de Industria, Miguel Sebastián, por otro, polarizan las posturas enfrentadas. “No se había visto cosa igual en ninguno de los Gobiernos de la democracia. Esta es una pelea de poder, empresarial y político, en toda regla”.

A favor de la operación se ha manifestado la vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, así como Bernardino León, ex secretario de Estado de Asuntos Exteriores y actual secretario general de la Presidencia del Gobierno. En contra, el citado ministro Sebastián, que anoche mismo seguía moviendo sus contactos en los medios de comunicación en contra de Lukoil, y también algunos de los más destacados asesores en la sombra, además de amigos personales, del propio Rodríguez Zapatero, un hombre que, según las fuentes, “jamás ha tenido tantas dudas y presiones a la hora de tomar una decisión”.

Y es que el Presidente ha ido variando su posición, inicialmente contraria a la venta del paquete de Sacyr en Repsol a intereses rusos, incluso privados, para terminar aceptándola. A cambiar de criterio habría contribuido la opinión favorable a la operación del Rey Juan Carlos I, que habría jugado un rol importante en la localización de Lukoil como potencial solución al drama por el que atraviesa Sacyr en Repsol a través de amigos norteamericanos del Monarca presentes en el accionariado de Conoco Phillips, socio de referencia de la petrolera rusa. Anoche fue imposible conocer la opinión del jefe de relaciones con los medios de comunicación del palacio de la Zarzuela, a pesar de haberlo intentado.  

De acuerdo con las fuentes, la intervención real en este episodio se habría limitado a comunicar a Antonio Brufau, presidente de Repsol, la existencia de Lukoil como potencial comprador del paquete de Sacyr en la española, y después de que las dos ofertas en firme presentadas por el fondo soberano de Kuwait y por el gigante petrolero chino CNPC (asunto del que se informa en este mismo diario), hubiesen sido rechazadas por el Ejecutivo debido a su condición de empresas públicas.

A partir de esa gestión real, fue el propio Brufau quien tomó las riendas encabezando los contactos directos con los directivos de la sociedad rusa. “Este es un escándalo que ha surgido a cuenta del pánico que se ha apoderado del Gobierno ante la posibilidad de que Sacyr-Vallehermoso pueda instar concurso de acreedores el día menos pensado, con las consecuencias en cadena que eso podría acarrear”, aseguran las fuentes.

Zapatero varió su posición inicial

El caso es que Rodríguez Zapatero varió su opinión inicialmente contraria a la entrada de Lukoil, para manifestarse después a favor. El jueves pasado declaró que “el Gobierno será respetuoso con la entrada de Lukoil en Repsol”. En su ayuda acudió rauda la vicepresidente De la Vega, que, en rueda de prensa tras el consejo de ministros del viernes, señaló que intervenir en la operación de compraventa sería “volver a tiempos pasados”. Pero el incendio, que está lejos de haberse apagado, había prendido ya con fuerza inusitada en el seno del propio Partido Socialista, donde este fin de semana se han oído voces muy críticas contra Zapatero.

Valga como muestra la agria reacción de Felipe González, quien ha mostrado su “absoluto” rechazo a una operación que, en su opinión, “en lo posible habría que evitarla”. Y toda la vieja guardia socialista piensa como González. Tampoco han estado claras las posiciones en el Partido Popular. Tras un inicio titubeante de un Mariano Rajoy que había sido también tocado por el lobby defensor de la operación, el líder popular se desmarcó el sábado de la misma con una contundente declaración en la que calificaba de “inmoral e inaceptable” la venta a Lukoil.

El Gobierno Zapatero se encuentra pues en una posición muy incómoda, porque la reacción contra la rusa no procede solo de la oposición, sino de las filas de su propio partido, e incluso del propio Gobierno. Habrá que ver en qué situación queda Miguel Sebastián, cuyo margen de maniobra es escaso teniendo en frente al propio presidente del Gobierno. En contra de la operación está también Pedro Solbes, cuyo peso parece cada día menor en este Gobierno. El vicepresidente y ministro de Economía, sin embargo, ha preferido, como casi siempre, guardar silencio.

“Los cuchillos se están moviendo como nunca, porque esta partida se está jugando al límite”, aseguran las fuentes. Curiosa situación si tenemos en cuenta que la compra por Lukoil de ese 20% de Sacyr, que sería del 29,9% con parte del paquete de La Caixa, está en el alero, siendo así que los rusos no tienen dinero y necesitan el visto bueno de la banca para subrogarse en el crédito concedido en su día por el sindicato bancario, con el Santander al frente, que financió la aventura de Del Rivero en Repsol. Y poner a casi 50 bancos de acuerdo, que pretenderán endurecer las condiciones, no parece fácil.        

Pésimo ambiente en torno a la posible entrada de Lukoil en el accionariado de Repsol mediante la compra del 20% del capital en manos de Sacyr-Vallehermoso. De acuerdo con diversas fuentes consultadas, la división es profunda en el seno del Gobierno Zapatero sobre la conveniencia o no de dar entrada al capital ruso en la primera petrolera española. El propio presidente Zapatero, por un lado, y su ministro de Industria, Miguel Sebastián, por otro, polarizan las posturas enfrentadas. “No se había visto cosa igual en ninguno de los Gobiernos de la democracia. Esta es una pelea de poder, empresarial y político, en toda regla”.

Gobierno Corporativo Miguel Sebastián