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La bolsa sube con fuerza pero la deuda anticipa una recaída hasta los mínimos del año
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La bolsa sube con fuerza pero la deuda anticipa una recaída hasta los mínimos del año

Algo no cuadra en el comportamiento actual de los mercados. Mientras las bolsas intentan dejar atrás el hundimiento de enero confiando en que lo peor de

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La bolsa sube con fuerza pero la deuda anticipa una recaída hasta los mínimos del año

Algo no cuadra en el comportamiento actual de los mercados. Mientras las bolsas intentan dejar atrás el hundimiento de enero confiando en que lo peor de la crisis de crédito haya pasado, la deuda lanza un mensaje radicalmente distinto y anuncia nuevas turbulencias por delante. De quién tenga razón depende la suerte de millones de inversores en todo el mundo.

El Ibex 35 se anotó ayer una contundente subida del 3,4%, con lo que superó los 13.085 puntos: el primer nivel de resistencia de relevancia para pensar en que el mercado ha hecho suelo y no va a recaer por debajo de los mínimos del año, algo por debajo de 12.000. El subidón fue generalizado en Europa: el EuroStoxx se anotó el 3,41%.

El detonante de este movimiento fue el anuncio de que Warren Buffett está dispuesto a rescatar a las atribuladas aseguradoras de bonos 'monoline', cuya caída puede originar una crisis mucho más grave que la de las hipotecas subprime. La renta variable se tomó muy bien este rescate, que aleja el mayor peligro que se cierne sobre los mercados mundiales. Junto a otras noticias positivas, como las fortísimas bajadas de tipos del mes pasado en EEUU o las menores tensiones en el interbancario, abona la tesis de que las cotizaciones ya han descontado el peor de los escenarios posibles y que, a partir de ahora, debe llegar la recuperación.

Sin embargo, los mercados crediticios y de deuda lanzan un mensaje mucho más pesimista. En los últimos días, la deuda de las empresas con baja calificación crediticia se ha hundido, ya que se espera que esta semana varios bancos intenten salirse de estos préstamos a cualquier precio, por bajo que sea. De esta forma, el índice de precios de los préstamos empresariales de alto riesgo, que elabora Standard & Poor's, cayó la semana pasada a un mínimo histórico de 86,28 centavos por cada dólar de valor facial.

Y no se trata sólo de la deuda corporativa de peor calidad, los conocidos bonos basura; el índice Itrax, que mide el coste de asegurar los bonos de mayor calidad, también se ha disparado en las últimas semanas. Se da la circunstancia de que este índice tiene une fortísima correlación inversa con el EuroStoxx -cuando el Itrax sube, el índice europeo baja, y viceversa-, por lo que, a la luz de esta subida, cabría esperar una recaída de las bolsas hasta la zona de mínimos anuales por lo menos. Los bonos municipales (emitidos por los ayuntamientos norteamericanos) y la deuda respaldada con activos inmobiliarios también se ha desplomado en las últimas sesiones.

El G7 da la razón a la deuda

Aunque el grado de impagos esperado en los préstamos corporativos no se acerca ni de lejos al sufrido por las hipotecas subprime este verano, el problema es que llueve sobre mojado: son nuevos golpes para un sistema financiero muy debilitado por unas amortizaciones de 120.000 millones de dólares en activos respaldados con hipotecas subprime, volumen que puede alcanzar los 400.000 millones según el mismísimo G7.

Precisamente, la reunión de este grupo del pasado fin de semana dejó indicios de que la razón la tienen los mercados de deuda, no las bolsas. Un foro formado por los principales bancos centrales del mundo habló directamente de un "credit crunch" (contracción de crédito), del que sólo habríamos superado la primera fase. A pesar de las inyecciones de liquidez de los bancos centrales y de las amortizaciones realizadas por los grandes bancos, la contracción de la economía en EEUU y las incertidumbres que se mantienen en los mercados pueden hacer que la banca cierre de nuevo el grifo del crédito, lo que "reviviría los problemas de liquidez sufridos el año pasado", según este Foro de Estabilidad Financiera.

El plan de Buffett no es tan bonito como parece

Algo no cuadra en el comportamiento actual de los mercados. Mientras las bolsas intentan dejar atrás el hundimiento de enero confiando en que lo peor de la crisis de crédito haya pasado, la deuda lanza un mensaje radicalmente distinto y anuncia nuevas turbulencias por delante. De quién tenga razón depende la suerte de millones de inversores en todo el mundo.

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