El gran reto de la desescalada: diluir un miedo que puede ser fatal para la economía
Los primeros datos a nivel global tras el fin de los bloqueos más estrictos alimentan la percepción de que el consumo puede seguir siendo débil por un tiempo muy prolongado
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Las primeras fases del desconfinamiento a nivel global han ido acompañadas de una serie de imágenes de aglomeraciones —en calles, en transportes, en bares— que pueden haber transmitido la idea de una sociedad dispuesta a recobrar la normalidad en detrimento de las prevenciones aún necesarias. Pero lo cierto es que, aun siendo innegable la inconsciencia que ha presidido muchas actitudes en estos días, los datos que se acumulan desde China a Estados Unidos reflejan que para una gran mayoría el fin de los bloqueos no ha sido recibido como invitación a recuperar la normalidad previa a la crisis.
Las primeras fases del desconfinamiento a nivel global han ido acompañadas de una serie de imágenes de aglomeraciones —en calles, en transportes, en bares— que pueden haber transmitido la idea de una sociedad dispuesta a recobrar la normalidad en detrimento de las prevenciones aún necesarias. Pero lo cierto es que, aun siendo innegable la inconsciencia que ha presidido muchas actitudes en estos días, los datos que se acumulan desde China a Estados Unidos reflejan que para una gran mayoría el fin de los bloqueos no ha sido recibido como invitación a recuperar la normalidad previa a la crisis.