La duquesa que acabó en la indigencia o un general franquista: el origen del sorteo del Niño
Al contrario que la lotería de Navidad, del sorteo del Niño no se tiene muy claro cuál es su verdadero origen: hay una fecha para fijar el inicio de su institucionalidad, pero antes de eso ya había un 'germen' del sorteo
Un décimo de 20 euros a cambio de 200.000. Quién no aceptaría el trato. Aunque no es un trato, es probar suerte. La lotería funciona así y, aunque las probabilidades de ganar son muy pocas, por qué no participar. Si hasta matemáticos, que sabiendo que las probabilidades de llevarse un bote de este calibre son mínimas y jugar es tirar el dinero, participan. Porque solo hay una cosa cierta: si no participas, no ganas. 2022 arranca con el primer sorteo del año, el conocido como sorteo del Niño, que reparte algo menos de dinero que el último extraordinario del año, el de Navidad, pero lo hace con más reintegros, así que más posibilidades de llevarse un pellizquito aunque sea pequeño.
La lotería del Niño es, si se compara con la de Navidad, un tanto más aburrida: el sorteo dura solo media hora, no hay niños cantando durante horas y millones de personas esperando a que algo ocurra, a que se cante un Gordo, a que una bola rebote, a que dos niñas se emocionen y se embarquen en un diálogo improvisado y espontáneo sobre la amistad. Pero eso no minimiza su importancia. De hecho, es el segundo sorteo en importancia de Lotería Nacional. ¿Pero desde cuándo se celebra?
Ni siquiera Loterías y Apuestas del Estado (Selae) lo tiene claro. Existen referencias documentales de un sorteo del Niño ya en 1868, denominación que sugieren desde la institución que podría estar relacionada con la proximidad del día de Reyes, también conocido como la Epifanía o Adoración al Niño por los Magos de Oriente. Sin embargo, con personalidad y denominación propia no aparece reflejado de manera institucional hasta 1941. Es en esta fecha cuando institucionalizó el sorteo el entonces director general de Timbre y Monopolios, el general F. Roldán, en pleno franquismo. Lo cierto es que la Lotería Nacional como tal arrancó en 1812, y la fecha de la lotería de Navidad sí está más clara: la primera vez que aparece esta denominación fue en 1892, para el sorteo celebrado el 23 de diciembre de aquel año.
Durante el franquismo, los décimos de la Lotería Nacional comienzan a imprimirse en la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre —sí, la 'Casa de Papel'— y un año más tarde se establecen los reintegros en todos los sorteos, ordinarios y extraordinarios, lo que supuso un claro aumento de las ventas. Ese mismo año es cuando el general Roldán otorga denominación propia al sorteo del Niño, aunque no aparece como tal en las listas oficiales de premios hasta 1966. Hasta aquí la versión oficial.
El general Roldán institucionalizó el sorteo en 1941: hasta aquí la versión oficial
Pero existen estudios que apuntan en otra dirección, más hacia los años en los que Selae sugiere que ya había "referencias documentales". Hace unos años, se publicaron los avances de un estudio realizado por el investigador Gabriel Medina Vílchez, no tanto dirigido a reconocer el origen del sorteo, sino a remarcar la figura de la duquesa de Santoña María del Carmen Hernández y Espinosa de los Monteros, natural de Motril (Granada). En su estudio, Medina Vílchez sostiene que la duquesa de Santoña habría creado este sorteo, no tal y como se conoce en la actualidad, para obtener fondos para un hospital infantil en Madrid.
Según el investigador, el sorteo de Hernández y Espinosa de los Monteros tenían un formato diferente al actual, ya que era una rifa en la que se implicaba directamente a los niños. Esta rifa, con la que podría haber buscado "algún tipo de financiación adicional con la que poder hacer frente a todos los gastos que el hospital infantil ocasionaba", habría sido denominada Rifa Nacional del Niño, y es por eso que Medina Vílchez considera que podría haber sido el primer paso que se dio para el actual sorteo del Niño.
El sorteo de la duquesa de Santoña habría contado desde sus inicios con el apoyo del rey Alfonso XII, dado que esta rifa habría quedado exenta de pagar el tributo especial que se tenía que abonar al Tesoro Nacional, un 4%, según un decreto promulgado el 20 de julio de 1877. Aunque no consta ninguna fecha exacta de la celebración de aquel primer sorteo de la Rifa Nacional del Niño de la duquesa de Santoña, este estudio considera que fue ella quien sentó las bases para el actual sorteo extraordinario de la Lotería Nacional.
El fatídico final de la duquesa de Santoña
Nacida en Motril (Granada) en 1828, María del Carmen Hernández y Espinosa de los Monteros se casó con su primer marido, José de Heredia, con quien tuvo su primer hijo, pero aquel falleció en 1873. En segundas nupcias contrajo matrimonio con un reconocido banquero, Juan Manuel de Manzanedo y González de la Teja, marqués de Manzanedo desde 1864 y duque de Santoña desde 1875, por lo que María del Carmen se convirtió entonces en marquesa de Manzanedo y duquesa de Santoña. Además de sus aportaciones como empresaria —creó la azucarera Las Tres Hermanas, primera destilería de alcohol de la costa—, la duquesa había dirigido la Asociación para el Cuidado de los Niños en España.
En 1877, la duquesa impulsó la creación y financiación de un hospital infantil, ahora más que reconocido: el Hospital Niño Jesús de Madrid, ubicado muy cerca del parque del Retiro. Fue el primer centro pediátrico fundado en España y fue financiado, a través del Patronato de la Asociación para el Cuidado de los Niños, gracias a donaciones particulares, suscripciones mensuales de benefactores y, sí, rifas. Según la investigación de Medina Vílchez, la reina María Cristina llegó a otorgar en 1891 un crédito por valor de 96.330 pesetas para reparar el edificio. Tal fue el legado de la duquesa de Santoña que el hospital fue declarado bien de interés cultural en 1995 y desde 2007 en su fachada luce una placa en homenaje a su fundadora.
La aparición de una hija ilegítima de su segundo marido truncó su destino
Ahora bien, el segundo marido de María del Carmen falleció en 1882, y desde este momento se truncó el destino de la duquesa. Desde Cuba apareció una hija ilegítima de su marido, ya fallecido, e interpuso una demanda contra ella para reclamar la herencia de su padre. Una década duró el caso en los tribunales, y la Justicia acabó del lado de la hija, por lo que Hernández y Espinosa de los Monteros tuvo que traspasar la herencia a la mujer, quedando ella en la ruina. Según un artículo publicado por el historiador del arte David Rodríguez Jiménez-Muriel, también de Motril, sus propios abogados la traicionaron y se confabularon con la hija ilegítima de Juan Manuel hasta conseguir el fallo que la obligó a abandonar no solo el Palacio de Goyeneche, que había pedido a su marido como regalo, sino todo lo que su marido le había dejado.
No acabó en la indigencia, pero de la opulencia a la que estaba acostumbrada la que fuera duquesa de Santoña pasó a vivir en la más absoluta sencillez: falleció en 1894 a causa de un fallo cardiaco en una modesta vivienda en la que convivía con sus nietas, las hijas de su único hijo y a las que cuidó tras la muerte de este. Desde entonces, sus restos reposan, junto a los de otros miles de personas, en el cementerio de San Isidro de Madrid.
Un décimo de 20 euros a cambio de 200.000. Quién no aceptaría el trato. Aunque no es un trato, es probar suerte. La lotería funciona así y, aunque las probabilidades de ganar son muy pocas, por qué no participar. Si hasta matemáticos, que sabiendo que las probabilidades de llevarse un bote de este calibre son mínimas y jugar es tirar el dinero, participan. Porque solo hay una cosa cierta: si no participas, no ganas. 2022 arranca con el primer sorteo del año, el conocido como sorteo del Niño, que reparte algo menos de dinero que el último extraordinario del año, el de Navidad, pero lo hace con más reintegros, así que más posibilidades de llevarse un pellizquito aunque sea pequeño.