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"Quieren que esto sea Diego Lozano SA": la intrahistoria del volantazo en Pinsent Masons
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"Quieren que esto sea Diego Lozano SA": la intrahistoria del volantazo en Pinsent Masons

Tras el relevo de Castelló y Gutiérrez por Francisco Aldavero se esconde una intensa lucha de poder en la que juega un papel determinante Diego Lozano, ex socio director de la firma inglesa

Foto: Diego Lozano, ex socio director de Pinsent Masons. (Juan Manuel Guzmán Gómez)
Diego Lozano, ex socio director de Pinsent Masons. (Juan Manuel Guzmán Gómez)
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Todas las circunstancias que han rodeado el relevo en Pinsent Masons evidencian que no se trata de una sucesión ordenada y natural. La primera, que Fernando Gutiérrez e Inmaculada Castelló dejan de ser socios codirectores de la oficina en España del bufete apenas un año y siete meses después de haber tomado posesión del cargo, el 1 de septiembre de 2022. La segunda es que les sustituye un socio, Francisco Aldavero, de escueta trayectoria en la casa, pues se incorporó oficialmente a la firma siete días más tarde, el 8 de septiembre. La tercera es la contradicción que supone dar las riendas de la organización a un socio cuya salida de su anterior despacho, EY Abogados, se produjo al borde de la jubilación —le faltaba un año—, cuando Pinsent intenta transmitir la idea de impulso y vitalidad, condiciones necesarias para cumplir con sus ambiciosos objetivos de crecimiento —de los 9,3 millones en 2022, a los 20 millones en 2026—. "Algo pasa en Pinsent Masons", se ha repetido en los últimos días en los mentideros del sector.

Y, en efecto, algo pasa en Pinsent Masons. O al menos eso transmiten los que conocen bien la casa, que ven tras la designación de Aldavero la sombra de Diego Lozano, socio director del despacho hasta su abrupta salida de la dirección en el verano de 2022 —para pasar a ser un socio más—. Como desveló El Confidencial, Lozano se adelantó a los planes de sucesión diseñados desde Londres, remitiendo un correo de despedida a toda la plantilla, acción que aceleró el anuncio de su relevo por Castelló y Gutiérrez. En su misiva, el letrado afirmaba que abandonaba el cargo para "pasar esta responsabilidad a nuevas personas que aporten nuevas ideas y energías al proyecto". La dimisión, sin embargo, se anticipó al cese ordenado desde la dirección global de la firma, que sufría continuos enfrentamientos y desafíos provenientes de Madrid. El último, la gota que colmó el vaso, la reacción de Lozano tras conocer la negativa a hacer socio a su amigo y counsel Sergio Redondo, ahora ya fuera del bufete.

Lozano era un socio director de los de la vieja escuela. Hasta media docena de fuentes consultadas describen un estilo de gestión muy personalista, que asimilaba las reglas de gobernanza a un criterio individual, premiando y protegiendo a los amigos, mientras se ignoraba o castigaba a los enemigos. "Funcionaba como si esto fuera su chiringuito", apunta una. "Él, más que Pinsent Masons, quería que esto fuera Diego Lozano SA", describe otra. Con el añadido de que el despacho no crecía al ritmo esperado.

Cinco años después de su apertura en España, en 2017, la firma seguía sin superar la frontera de los 10 millones de euros de facturación, lejos de las expectativas creadas con su desembarco. Las salidas de pesos pesados como Idoya Arteagabeitia —rumbo a Telefónica— o Pablo Dorronsoro —ahora en EY Abogados—, o figuras pujantes como Cristina Carrascosa, evidenciaban que algo no carburaba correctamente en la organización.

La percepción general en Pinsent Masons es que con Aldavero vuelve el diegolozanismo. El nuevo socio director de Pinsent Masons, al que todos reconocen como un buen abogado y un buen generador, aunque con escasas dotes de liderazgo, es íntimo amigo de Lozano. Tanto es así que fue este quien cerró personalmente su fichaje meses antes de ser relevado. También señalan, como prueba de su estrecha relación, que Lozano tenía contratado en su equipo al hijo de Aldavero, también abogado, pero que tuvo que salir rumbo a Gómez-Acebo & Pombo al certificarse la contratación de su padre. Todo ello, aseveran los críticos, evidencia un modus operandi de difícil encaje en la cultura de un despacho internacional, y que además genera una marcada división. "En Pinsent están, por un lado, Diego Lozano y los suyos, y, por otro, los demás", explica un buen conocedor de la casa.

Foto: Francisco Aldavero, nuevo socio de Pinsent Masons

Tanto es así, aseveran diversas fuentes, que antes de la elección de Inmaculada Castelló y Fernando Gutiérrez, la dirección global del bufete ofreció asumir el cargo de socio director a Pablo Dorronsoro, socio responsable de Público. Su única condición para aceptar la propuesta fue dar salida a Lozano y los lozanistas, pero Londres no aceptó. La razón, señalan, es que la recién nombrada cúpula mundial de Pinsent priorizó los resultados a corto plazo, que se resentirían si cortaban tres o cuatro cabezas, frente a una apuesta a medio y largo por un crecimiento sano, sostenible y más rentable. La negativa de Londres dio la puntilla a la paciencia de Dorronsoro, que antes del verano de 2022, aceptó la oferta que tenía sobre la mesa de EY Abogados.

De forma oficial, Pinsent Masons no ha ofrecido más explicaciones del relevo de Castelló y Gutiérrez que "tras siete años en el mercado español, nuestro despacho afronta ahora una fase de fortalecimiento". Además, informa, tras la consulta de este diario, que ambos presentaron su renuncia al cargo, aunque no señalan los motivos. Solo remarcan que "Francisco Aldavero aporta a la firma décadas de experiencia como socio y dirigirá la oficina de Madrid hacia un mayor éxito, tanto a nivel local, como en el marco de nuestro negocio global". En los pasillos de Pinsent, sin embargo, se atribuye al adiós de sus ya ex socios codirectores a su hartazgo por el bloqueo y boicot ejercido por Lozano y los suyos, que han querido seguir ejerciendo el poder, impidiendo a Castelló y Gutiérrez alinear el rumbo de la firma a nivel local con la estrategia global. Ello a pesar de que, bajo su mandato, la firma ha incrementado en un 30% sus ingresos y su plantilla.

Foto: Hermenegildo Altozano, Alfonso Bayona y Juan de Navasqüés, nuevos socios de Pinsent Masons.

¿Y ahora qué? Las fuentes consultadas coinciden que el nuevo volantazo deja en el aire la estrategia de Pinsent Masons en Madrid, que en el último año y medio había realizado fichajes y mejorado sus números, y despierta dudas sobre la gestión. Tendente al individualismo, según coinciden quienes le conocen, Francisco Aldavero no destaca por contar con las habilidades sociales y las dotes de liderazgo que suelen acompañar a los socios directores de bufetes de este nivel. Asimismo, no son pocos quienes prevén roces con un peso pesado en Energía como Hermenegildo Altozano, fichaje estrella adelantado por este diario en enero de 2023, que se enroló en la organización junto con Alfonso Bayola y Juan de Navasqüés, todos ellos procedentes de Bird & Bird. Un equipo cuya integración y actitud colaborativa ha contrastado con la de Aldavero, apuntan.

Muchos dentro de Pinsent explican que el objetivo de Diego Lozano al maniobrar en favor de Aldavero está el retrasar su jubilación. Su intención, aseguran, es dilatar su fecha de retiro del bufete, previsto para el 30 de abril de 2025. Aunque está por ver cómo, pues, en ese sentido, los estatutos de Pinsent Masons son claros y no admiten más prórroga que seguir como consultant durante un escaso periodo de tiempo. En este sentido, explican que, con Aldavero, Lozano quiere asegurarse un aliado fuerte que medie en su favor ante lo que puede ser un nuevo conflicto Madrid-Londres. A favor de Lozano, la fidelización de su gran cliente, La Finca Global Assets, al que Pinsent no mantendrá cuando se jubile. En su contra, que su aportación no es tan elevada como para justificar cualquier decisión.

El reto del nuevo socio director será lograr que el despacho despegue finalmente en España cuando una parte importante de los socios, parte fundamental también de la facturación, cree que la sombra de Lozano es uno de los obstáculos para ello.

Todas las circunstancias que han rodeado el relevo en Pinsent Masons evidencian que no se trata de una sucesión ordenada y natural. La primera, que Fernando Gutiérrez e Inmaculada Castelló dejan de ser socios codirectores de la oficina en España del bufete apenas un año y siete meses después de haber tomado posesión del cargo, el 1 de septiembre de 2022. La segunda es que les sustituye un socio, Francisco Aldavero, de escueta trayectoria en la casa, pues se incorporó oficialmente a la firma siete días más tarde, el 8 de septiembre. La tercera es la contradicción que supone dar las riendas de la organización a un socio cuya salida de su anterior despacho, EY Abogados, se produjo al borde de la jubilación —le faltaba un año—, cuando Pinsent intenta transmitir la idea de impulso y vitalidad, condiciones necesarias para cumplir con sus ambiciosos objetivos de crecimiento —de los 9,3 millones en 2022, a los 20 millones en 2026—. "Algo pasa en Pinsent Masons", se ha repetido en los últimos días en los mentideros del sector.

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