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Bueyes, rockeros, tractores y tensión policial: la variopinta protesta del campo en Madrid
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Bueyes, rockeros, tractores y tensión policial: la variopinta protesta del campo en Madrid

Agricultores de toda España protestaron ante el Ministerio de Agricultura en Madrid por la subida de los costes de producción y el desplome de los beneficios. La jornada transcurrió con algún altercado y personajes pintorescos

Foto: Palomo, el buey de Colmenar, en la protesta de los tractores de Madrid. (A.F.)
Palomo, el buey de Colmenar, en la protesta de los tractores de Madrid. (A.F.)

Si tuviéramos que elegir una palabra para definir cómo ha transcurrido la llegada de los 500 tractores a la capital, sería variopinta. En torno a las 10:30 horas de la mañana ya había centenares de personas en torno a la Puerta de Alcalá. La panorámica era curiosa: la obra del siglo XVIII, recién restaurada, contrastaba con dos paisanos de avanzada edad sentados en el césped, pancartas anti-Sánchez, un buey de Colmenar Viejo, un rockero de Salamanca y multitud de banderas de España.

El amante de la música es Santiago, de 52 años. Este agricultor reconoce sentirse un tanto ajeno a los cantos de la protesta. El argumento general es que la manifestación no está politizada, pero en la primera línea gritan "Pedro Sánchez, hijo de puta", y "con los moros no tenéis cojones". Unos lemas que se hicieron populares en las concentraciones de Ferraz el pasado mes de noviembre.

"¡Yo soy rockero! Hay heavys en el campo, ¿a que eso no te lo esperabas?", dice mientras porta un altavoz con la canción Resistiré de Barón Rojo, un grupo de heavy metal y hard rock madrileño. "A veces escucho cosas que digo, madre mía… pero esto es una lucha de todos. A los de arriba no les importa la soberanía alimentaria", explica argumentando que los productos extranjeros no cuentan con el mismo control de calidad que los de aquí.

Y este hombre, en vista de que con la patata y la cebada no le daba para vivir, optó por los pistachos: "Ocho años poniendo dinero y poca cosa", sentencia. Además, lanza una pregunta que nadie supo contestarle: "¿Quién ama más la tierra que nosotros?". David, originario de la provincia de Burgos, asegura que está "vendiendo el trigo al mismo precio que hace 40 años", pero que "para pagar una tonelada de abono", necesitan "cinco de cebada".

placeholder Miguel Ángel y Ángel Rodrigo, dos primos agricultores de Toledo. (A.F.)
Miguel Ángel y Ángel Rodrigo, dos primos agricultores de Toledo. (A.F.)

La cita de los agricultores de este miércoles se produce después de un mes de protestas en diferentes puntos de la península. El malestar en el sector viene de largo: el año pasado ya se produjeron concentraciones similares por la subida de los precios, pero estas fueron respaldadas por los sindicatos principales como Asaja o Upa. Esta vez, y contagiados por la crispación en otros países de Europa, los grupos aglomerados en Alcalá no quieren vincularse con dichos sindicatos. Aseguran que no les representan y que no están al servicio de las necesidades del campo.

La intención para el 21 de febrero era converger todos en la capital. El pasado día seis fue la primera vez que los hombres del campo –porque apenas hay mujeres– se organizaron en grupos de WhatsApp para salir a la calle. Ahora, y tras horas esperando a que los tractores alcanzasen el centro –circulan a unos 40 kilómetros por hora–, inundan Madrid de chalecos amarillos y megáfonos. "Nosotros somos españoles, me cago en Dios", dice Mariano Encinas, agricultor de Aranda del Duero, en Burgos. A esto, se suma un enemigo al que quieren combatir: la Agenda 2030. Están convencidos de que la estrategia global de desarrollo sostenible va en su contra.

Según avanzaban las horas, un grupo comenzó a desligarse de la masa. Y esto no gustó a la voz cantante de la concentración. Por los megáfonos se alentó a los agricultores a permanecer en Alcalá en solidaridad por quienes llevaban toda la noche de camino a Madrid. Podía constatarse, también, que la organización eficaz no ha sido su punto fuerte. "Bajad por aquí", decía uno a los tractores. "No, no, mejor por aquí", señalaba otros. Hubo, incluso, alguna pequeña discusión entre ellos. Iban a ningún lado, pero iban todos juntos.

placeholder Santiago, el rockero, y Miguel Ángel, ambos de Salamanca. (A.F.)
Santiago, el rockero, y Miguel Ángel, ambos de Salamanca. (A.F.)

Entre grito y grito, la tensión de la concentración fue in crescendo. Las lecheras policiales impidieron el paso hacia el Paseo del Prado, algo que no gustó en absoluto a quienes llevaban desde la mañana esperando la llegada de los 500 tractores autorizados. Los agentes de la UIP formaron un cordón para evitar que avanzase la manifestación y se produjeron algunos altercados. Los manifestantes, alterados, comenzaron a mover las barandillas con fuerza, insultaron a las fuerzas de seguridad y trataron de saltarse el cordón. Por su parte, los agentes actuaron con algunos porrazos. La Delegación del Gobierno cifró el número de asistentes en 4.000 personas.

Sí, el ambiente estaba caldeado, pero Palomo (un buey de cuatro años), estaba tranquilísimo. "Es que está domado", explicó su dueño Javier Gil, un ganadero de Colmenar Viejo de 40 años. Palomo, que ha llegado hasta la Puerta de Alcalá en un remolque, es uno de los 40 bueyes y 100 toros de lidia de los que dispone. "El Gobierno está en contra de nosotros. Hay que hacer malabares para llegar a fin de mes", explica.

placeholder Altercados entre agentes de la policía y los manifestantes. (A.F.)
Altercados entre agentes de la policía y los manifestantes. (A.F.)

El ambiente estaba caldeado, pero Palomo (un buey de cuatro años), estaba tranquilísimo. "Es que está domado", explicó su dueño Javier Gil, un ganadero de Colmenar Viejo de 40 años. Palomo, que ha llegado hasta la Puerta de Alcalá en un remolque, es uno de los 40 bueyes y 100 toros de lidia de los que dispone. "El Gobierno está en contra de nosotros. Hay que hacer malabares para llegar a fin de mes", explica.

Si tuviéramos que elegir una palabra para definir cómo ha transcurrido la llegada de los 500 tractores a la capital, sería variopinta. En torno a las 10:30 horas de la mañana ya había centenares de personas en torno a la Puerta de Alcalá. La panorámica era curiosa: la obra del siglo XVIII, recién restaurada, contrastaba con dos paisanos de avanzada edad sentados en el césped, pancartas anti-Sánchez, un buey de Colmenar Viejo, un rockero de Salamanca y multitud de banderas de España.

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