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La única farola republicana de Madrid está escondida en el Palacio Real: ¿por qué resistió?
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UNA CORONA MURAL

La única farola republicana de Madrid está escondida en el Palacio Real: ¿por qué resistió?

Esta reliquia se forjó entre 1931 y 1939 al igual que muchas otras que se colocaron en diferentes puntos de la capital y de toda España

Foto: Palacio Real de Madrid. (Pixabay)
Palacio Real de Madrid. (Pixabay)

Madrid cuenta con decenas de rincones cargados de encanto histórico y cultural, aunque muchos de ellos pasen desapercibidos. Así, en el corazón de la capital, junto al Palacio Real -en pleno centro representativo del poder monárquico-, encontramos lo que, a primera vista, parece una simple farola. Se trata de una de las pocas que se conservan de la Segunda República española, muchos apuntan que la única.

Esta reliquia se forjó entre 1931 y 1939, al igual que muchas otras que se colocaron en diferentes puntos de la capital y de toda España. Pero, a diferencia del resto, la peculiaridad de esta es que en la parte superior cuenta con una corona mural o cívica, y no una corona real, es decir, no representa la monarquía.

Estas coronas murales tienen unas almenas que simbolizan fortificaciones genéricas o específicas de territorios determinados (comarcas, ciudades, pueblos), con una raíz política y militar. En concreto, la que lleva esta farola es la conocida como heráldica castellana, que representa al Reino de Castilla y es diferente de las fernandinas que se usan actualmente.

Sobrevivió al franquismo

La corona mural empezó a aparecer en los escudos de España, y también obviamente de Madrid, como consecuencia de la revolución conocida como la Gloriosa (1868). Sustituye a la corona real, porque ese movimiento político conllevó la destitución de la reina Isabel II. Desde la aprobación de la Constitución Española de 1869, la corona mural se hace presente en monedas, sellos y otros escudos.

Lo más curioso es que este vestigio republicano pasó desapercibido en un lugar tan concurrido como la Plaza de Oriente y sobrevivió al franquismo. Y es que el resto de las farolas, junto con otros elementos de mobiliario urbano de este período político de la historia, fueron destruidos durante la dictadura franquista o retiradas durante las últimas décadas.

Madrid cuenta con decenas de rincones cargados de encanto histórico y cultural, aunque muchos de ellos pasen desapercibidos. Así, en el corazón de la capital, junto al Palacio Real -en pleno centro representativo del poder monárquico-, encontramos lo que, a primera vista, parece una simple farola. Se trata de una de las pocas que se conservan de la Segunda República española, muchos apuntan que la única.

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