Los barrenderos de Madrid afrontan el calor con nuevo protocolo: "No olvidamos lo que pasó"

José Antonio González murió el verano pasado tras un golpe de calor. Con 60 años, se desplomó en plena calle trabajando a más de 40 grados. El caso de este barrendero en Madrid supuso toda una cascada de críticas a las condiciones a las empresas, en situaciones de calor extremo, exponían a sus operarios. Días después otro empleado ingresaba grave en el hospital, y se suprimieron los trabajos de mayor esfuerzo en turno de tarde. Ahora que las altas temperaturas vuelven a la capital –es la previsión de la AEMET desde el jueves– las empresas y sindicatos vinculados a esta labor estrenan protocolo para no repetir errores. Se aprobó el 9 de junio, y lleva en vigor desde entonces. Como tope, se extenderá hasta el 15 de septiembre.

"Creo que lo que ocurrió nos cambió bastante el chip a todos", reconoce Ester, una de las barrenderas a las que afecta este protocolo. El desastre en la última temporada de calor evidenció que algo no funcionaba: "Nos habíamos acostumbrado a trabajar en horas que hoy son cada vez más imposibles". Admite que es su caso, y cree que también el de otros compañeros. Hacer lo contrario tampoco estaba regulado. Aunque desde entonces, hubo avances.

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Ya en julio de 2022 se alcanzó un acuerdo previo para que los barrenderos madrileños no trabajaran por las tardes cuando hiciera más de 39 grados, el nivel máximo de peligrosidad. En las alertas amarillas se suprimía el desbroce en estas mismas horas, y los uniformes se renovaron por unos más frescos. El plan actual recogió algunas de esas medidas, improvisadas ante lo ocurrido. También trató de mejorar el principal problema detectado entonces. "Era casi imposible conciliar", resume esta trabajadora. En esto mismo coincidieron, en las reuniones para reorganizar el servicio, tanto los representantes sindicales como las contratistas.

El verano pasado redirigían sobre la marcha a la plantilla en función de lo que horas antes anunciara la agencia estatal de meteorología. El margen de tiempo para organizarse era siempre muy reducido. Ahora, a partir de 34 grados quedan suspendidos todos los servicios entre las dos y las cuatro de la tarde. Los de barrido y mantemiento, más intensos, hasta las cinco. En ese tiempo sí se podrá trabajar desde vehículos con aire acondicionado, pero por lo demás se han fijado estos tres escenarios definidos. "El año pasado teníamos un protocolo un poco ambiguo", constata uno de los asesores de Comisiones Obreras (CCOO) en las negociaciones con empresarios, Pedro Javier Morán.

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Que muriera un trabajador y el calor cada vez más intenso afectara gravemente a los operarios les llevó a reaccionar "deprisa y corriendo". Con todo más consolidado y un acuerdo por escrito, desde el sindicato dicen estar conformes con la actual hoja de ruta. Del otro lado, las compañías privadas a las que el Ayuntamiento contrata para la limpieza en las calles admiten que no había mayor previsión para estas horas de calor extremo. Pero creen que con los cambios podrán afrontar el verano con "más seguridad". Este es el balance que hace el portavoz de ASELIP, la asociación que las reúne, Mariano Sancho, que también repara en las previsiones ante temperaturas máximas.

La excepción: los grandes eventos

En caso de alerta roja, el protocolo no especifica líneas de actuación. La única directriz es que, además de todas las anteriores, podrán aplicarse "medidas preventivas más restrictivas". Un abanico muy amplio que como mínimo suspenderá casi todo el servicio por las tardes, aclara ASELIP, con la única excepción de grandes eventos programados. Tras la muerte del operario el verano pasado, un pleno de Cibeles aprobó extender las medidas que adoptó el servicio de limpieza a otros empleados que realizan labores a pleno sol.

En él se leyeron unas palabras que el hijo de José Antonio González, el trabajador, escribió al fallecer su padre. "Pasarás a la historia por haber mejorado las condiciones de tus compañeros", auguró entonces. Así ha sido. Y este verano se comprobará si, al menos de momento, ha sido suficiente. También se aceptó evaluar si la contratista cumplía con la prevención de riesgos laborales. "Todas las empresas tienen sus normas, y esas normas se cumplen", zanjan desde el Consistorio, que aclara que ellos sólo "instaron" a las empresas a revisar y tomar las medidas pertinentes, sin especificar si el Ayuntamiento hizo algún seguimiento. De igual manera, recuerdan que este es un servicio externalizado y argumentaron que, en estos casos, "corresponde" a las contratistas el revisar sus planes.

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Sin embargo, la emergencia climática es más palpable día tras día. Así que, a las puertas ya de julio, la intención esta vez es estar más prevenidos. Hace solo un mes, el Gobierno central también avaló en un Consejo de Ministros extraordinario modificar el reglamento de prevención laboral e incluir nuevas medidas –entre ellas, la prohibición del trabajo al aire libre en horas de más calor– que sean de obligado cumplimiento para las empresas. "Vamos a adaptar las condiciones meteorológicas a los puestos de trabajo", prometía la titular de Trabajo y actual líder de Sumar, Yolanda Díaz, cuando avanzó días antes desde Alcorcón la intención del Ejecutivo.

Hace un año, Díaz vivió un cruce de reproches con el alcalde José Luis Martínez-Almeida, precisamente a raíz de los golpes de calor entre operarios del servicio madrileño de limpieza. Pero, más allá del debate generado dentro y fuera de la capital por la situación de los barrenderos, el 2022 en España rompió otros estándares. Fue el año más cálido desde que existen registros no solo en el país, sino en toda Europa. En verano llegó la gota que colmó el vaso, con restricciones de agua en muchas zonas de Galicia, Extremadura, Castilla y León, Andalucía o Cataluña y más de 300.000 hectáreas arrasadas por el fuego.

Nadie quiere que se repita un escenario parecido. En abril, la Comunidad de Madrid aprobó un plan integral para cuando llegaran los días de sofoco. Se plantearon medidas de refrigeración en centros educativos y ciertos cambios horarios, junto a otros protocolos para hospitales o transporte público. Sea por sequías cada vez más intensas, grandes incendios u olas de calor, el foco de las administraciones también gira hacia este problema.