Despegan las 'guardecoles': “Curramos todo el verano, pero tenemos más demanda”

La vuelta al cole llega este miércoles con una importante novedad. Regresan a las aulas de los colegios públicos los alumnos de infantil, de primaria… y también los bebés. Los centros de la Comunidad de Madrid han trabajado durante los meses de descanso escolar para adaptar sus instalaciones a los más pequeños de 0 a tres años, respondiendo así a la medida que ya anunció la presidenta de la región, Isabel Díaz Ayuso, el pasado mes de febrero.

Lo han hecho a contrarreloj, solventando las incertidumbres de toda iniciativa que empieza de cero y atajando los inconvenientes con éxito: “Hemos currado todo el verano de lunes a domingo, pero tenemos mucha más demanda”, confiesa uno de los directores de los 46 centros seleccionados que han tenido que adaptarse a esta ampliación de oferta.

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Añade que, como son un colegio más pequeño, en ocasiones los padres y madres preferían no solicitar plaza en su centro para no quedarse fuera. Esto provocaba que algunos años se generase el efecto contrario: huecos vacantes por ausencia de demanda. Este fenómeno les hizo preguntarse qué podían hacer para evitar esta incongruencia. “La nueva ley de educación sí recoge la posibilidad de ampliar la oferta educativa, a si que lo propusimos a la directora del área”, confiesa el director, responsable de uno de los centros públicos de la capital.

En un principio se lo denegaron, pero meses después se anunció la propuesta de la Comunidad de Madrid. Esta ha beneficiado a muchos centros como el suyo: ahora tiene listas de espera de 60 alumnos en cada grupo y, de las 40 vacantes que podía ofertar, echaron la matrícula más de 160 personas.

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Quienes más se benefician de este plan son las familias con más de un hijo. “Si tienen a uno en cuarto de primaria, por ejemplo, tienen más puntos de que su bebé adquiera plaza en el mismo centro”, señala el director. Los padres y madres pueden matricular a sus hijos en el mismo centro desde los cero a los 12 años, una posibilidad que hasta entonces solo existía en los colegios concertados y privados. “Además, ampliando las plazas públicas para los niños de 0-3 años, también han podido acceder los que se quedaron en lista de espera de las escuelas infantiles”. Hasta 8.000 familias se quedaron fuera solo en las guarderías de la capital, regentadas por el Ayuntamiento de Madrid.

No obstante, las familias deberán abonar 96 euros del comedor obligatorio y 10,80€ por cada media hora extra fuera del horario estándar, de nueve de la mañana a cuatro de la tarde. Para que los padres y madres puedan disponer de las jornadas extendidas (de siete y media a cinco y media), deberán mostrar un contrato de trabajo que sea incompatible con el horario regular del centro. Y la persona encargada de coordinar esta nueva modalidad será un miembro docente de la comunidad educativa. La portavoz de Educación de Comisiones Obreras, Isabel Galvín, apunta a este medio que “ese cargo debería ascender a una jefatura de estudios por la responsabilidad que conlleva”.

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Cada caso es particular, pero las obras no han cesado en los 46 centros de 22 municipios de la región a lo largo del verano. Solo en la capital, 17 colegios de 13 distritos han adaptado sus instalaciones con nuevos baños, cunas, cambiadores, patios y demás necesidades que demandan los más pequeños. Respecto a la lavandería, algunos centros han tenido que contratar un servicio externo por no disponer de lavadoras para los ‘babis’.

Esta iniciativa ha creado 1.932 plazas (y pretende ascender a 5.000 en los próximos dos años), ya que en cada colegio se ofertará todos los cursos del primer ciclo de Educación Infantil, de cero a dos años, y cada uno de ellos cuenta con una ratio diferente: ocho plazas en el caso del aula de bebés, 14 en el aula de uno a dos años y 20 plazas para los alumnos de dos a tres años. De esta forma, se trata de atajar una de las grandes tareas pendientes del Ejecutivo regional de atender a las familias con bebés que no pueden financiarse una escuela infantil privada.

Al principio, la noticia estuvo sembrada de desconcierto. En noviembre de 2021, el Consejo de Ministros aprobó distribuir entre las autonomías más de 650 millones de euros –de fondos europeos– para crear plazas públicas; y la Comunidad de Madrid decidió incluirlas en centros ya existentes. El Gobierno regional presentó la iniciativa como una “medida pionera en España” (aunque la Comunidad Valenciana y Cantabria sí acoge a niños de 2 años) y desde los sindicatos reclamaron que no había “nada escrito” y que solo respondía “a un tercio de la demanda”. Además, muchos padres se quejaron de que trasladar la educación infantil a los colegios trastocaba sus planes porque, estando sus hijos ya matriculados en una escuela, ahora debían buscar plaza en otro centro.

La iniciativa se pone en marcha el mismo curso escolar en que se reduce el ratio por aula en educación infantil, de 25 a 20 niños. Por ello, algunos colegios de línea uno –solo una clase por curso– han ampliado el número de alumnos de infantil para recibir a los 5 alumnos restantes de los colegios públicos del mismo área. Ahora solo queda esperar y comprobar cómo conviven los llantos de los bebés y las hormonas de los pre adolescentes en un mismo edificio.