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Rafael Trapiello, el fotógrafo que retrata a su familia para hablar del miedo a la muerte
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'TODOS LOS TIEMPOS'

Rafael Trapiello, el fotógrafo que retrata a su familia para hablar del miedo a la muerte

El madrileño, miembro del extinto colectivo Nophoto y perteneciente al proyecto 'Región. Misión Paisaje', se adentra en su faceta más intima en una exposición que puede verse en la galería Arniches 26

Foto: Rafael Trapiello - 'Cristo gótico en el Narcea'
Rafael Trapiello - 'Cristo gótico en el Narcea'

En marzo de 1946, un año después de que el fotógrafo Eugene Smith fuera herido en Okinawa, este hacía uno de sus retratos más destacados y recordados. “Aquel día fue el primero en el que intenté sacar de nuevo una foto”, confesaba el autor en ‘Diálogo con la fotografía’, el libro de conversaciones firmado por Paul Hill y Thomas Josua Cooper. “Apenas podía colocar el carrete. Pero estaba decidido a que mi primera foto fuera algo que contrastara totalmente con mis fotos de guerra, quería que fuera una afirmación de la vida”.

La instantánea en blanco y negro se tituló ‘The walk to Paradise Garden’ (El camino hacia el Jardín del Paraiso) y en ella se puede observar de espaldas a los dos hijos del reportero gráfico, que parece que están saliendo de una cueva y adentrándose en la naturaleza. Es una imagen que Rafael Trapiello ha querido homenajear en su reciente exposición, la más personal de las realizadas hasta la fecha por el madrileño.

La muestra, que se titula ‘Todos los tiempos’, puede visitarse en la galería Arniches 26 hasta este domingo y es un ejemplo del potencial de Trapiello, que toma como leitmotiv el nacimiento de su hija para aproximarse a temas como la muerte, los afectos, el tiempo y la memoria. Una cosmogonía íntima que trasciende lo familiar para abrazar lo universal. En palabras del escritor asturiano Manuel Astur: “No fotografió el instante de una historia que estaba ocurriendo, no detuvo el tiempo para volver a ponerlo en movimiento: fotografió lo que está fuera del tiempo porque es todos los tiempos”.

placeholder Rafael Trapiello. El Río de las Xanas (2021)
Rafael Trapiello. El Río de las Xanas (2021)

Flotando en el tiempo

Trapiello comenta que el nacimiento de su hija, hace seis años, transformó todo lo que venía siendo imprescindible y urgente. “Todo lo que antes nos parecía importante empezó a resultar casi superfluo. La paternidad nos hizo extremadamente felices, pero al mismo tiempo se instaló en nosotros una inquietud desconocida hasta entonces, que despertó nuevos interrogantes acerca del futuro, de la vida y de la muerte, de la suma fragilidad de todo”, añade sobre un hecho que ha conseguido materializar en una exposición de más de treinta fotografías

Todas las instantáneas, de algún modo, intentan ser universales. Reflejando momentos y acciones que pueden y deben relacionarse con lo más primordial y arcaico, como le gusta comentar insistentemente a Trapiello. El fotógrafo, deudor de la escuela de Juan Manuel Castro Prieto, Sally Mann, Graciela Iturbide o Bernard Plossu, donde el camino lo es todo, también destaca que “acostumbrado a contar las historias de otros, empecé a hacer fotos con escenas de nuestra vida de un modo espontáneo y visceral, casi obsesivo, sin atenerme a ningún plan ni guión predeterminado, al contrario de lo que solía hacer en mis proyectos anteriores. Poco a poco esa necesidad de registrar la memoria familiar sacó a la superficie una vocación mía latente”.

Una vocación que pretende ser atemporal, donde la idea de la fotografía como documento queda anulada. Es ahí donde sus imágenes flotan en el tiempo: del monte familiar, inmortalizado en Trujillo, al cristo que el propio Astur representa en el río Narcea. “Siempre tratando de crear imágenes no evidentes ni meramente descriptivas, puesto que exigen una lectura más bien atenta, con el propósito de lograr unas metáforas que susciten evocaciones significativas, de tal modo, que al contemplar estas imágenes acompañadas de los paisajes y de las fotos con presencia humana, el espectador asista al relato perdido en el tiempo, sin apenas referencias a lo actual y al mundo contemporáneo”.

placeholder Fotografía: Rafael Trapiello. La montaña sagrada
Fotografía: Rafael Trapiello. La montaña sagrada

El formato expositivo también resulta de interés, porque Trapiello ha intentado ir un poco más allá al mostrar este universo propio. Con una puesta en escena a oscuras, obligando al espectador a que coja una linterna y enfoque las fotografías. Una intervención relevante, donde se transita lo documental y lo poético sin ánimo de querer ser fundamentalista.

Editora familiar

Por otro lado, Trapiello ha elegido la celebración de esta muestra para publicar un libro de fotografías que recoja estas y otras piezas recientes. El libro lleva por título ‘Todos los tiempos’ y se edita en Ediciones del Arrabal, el sello que la familia ha creado para dar visibilidad y viabilidad a muchos de los proyectos que son afines. “Somos una pequeña editorial familiar que irá dando a conocer los diarios y otras obras literarias y ensayos, de Andrés Trapiello y de otros autores, así como libros de fotografía, diseño y arquitectura”, apunta Trapiello.

El libro recorre fotografías de la anterior exposición y de esta. “Me viene bien parar y mirar atrás”, reconoce. “Creo que también me permite acotar un tiempo, que es el de la infancia de mi hija, en el que todo cobra sentido”.

De cada lugar he tenido que elegir diez fotografías. No ha sido nada fácil, porque la idea es mostrar los cambios estacionales

Es, además, una manera de vincular el arte de la edición a la familia. Su padre, el escritor Andrés Trapiello, es un excelente tipógrafo y una figura dentro del mundo editorial, donde comenzó a trabajar en Trieste, la mítica casa que entre 1981 y 1986 le acogió y le permitió publicar algunas de las joyas de narradores como Carmen Martín Gaite, Soledad Puértolas o Rafael Sánchez-Mazas.

“La montamos para proyectos que no son de masas, libros más modestos pero a los que podemos dedicar el tiempo que se merecen. Así tenemos un retorno económico que pueda implicar una responsabilidad más grande”, continúa apuntando el fotógrafo, que ofrece una edición en tapa dura.

La sierra pobre

Al despedirse Trapiello, sale a relucir uno de los trabajos que más ocupado le tiene últimamente. “Hasta el 15 de julio ando preparando el proyecto Región. Misión Paisaje Madrid, del que formamos parte 33 fotógrafos madrileños. Es una iniciativa del Departamento de Patrimonio de la Comunidad de Madrid en el que cada artista debe encargarse de seis pueblos o distritos”, dice Trapiello, al que le ha tocado inmortalizar algunos de los pueblos más bellos de la sierra pobre madrileña. La Hiruela, Puebla de la Sierra, Prádena del Rincón, Berzosa del Lozoya, Robledillo de la Jara y El Atazar son estas localidades.

placeholder Estrella fugaz
Estrella fugaz

“Es un proyecto muy hermoso. De cada lugar he tenido que elegir diez fotografías, por lo que en total son sesenta. No ha sido nada fácil, porque la idea es mostrar los cambios estacionales y en lo posible prescindir de la mirada más autoral. El objetivo es enseñar la fisonomía del pueblo”, explica el fotógrafo, a la vez que indica que a muchas de estas zonas la electricidad no llegó hasta mediados de los ochenta, por lo que la presencia de naturaleza es más que importante. A su vez, recuerda que todos ellos formarán parte del Archivo que se encuentra en la Fábrica del Águila.

Sobre el estado actual de la fotografía, Trapiello lo ve "razonablemente mal". Si bien es cierto que muchas de las actividades suceden en la capital, se alegra de que ya esté en marcha el Centro de Fotografía Contemporánea que estará alojado en Soria. Sobre el colectivo del que ha formado parte desde hace una década, no es tan comprensivo: “Nophoto está disuelto de facto. La mayoría de miembros se fueron y nuestras ganas por reactivarlo no fueron suficientes. Creo que ha cumplido su papel. De todos modos, yo sigo colaborando con algunos de los miembros que formaban parte de ello. Es el caso de Jonás Bel, Paco Gómez —el director artístico de Región. Misión— o Edu Nave, que se ha encargado de la fotomecánica de mi libro”, comenta.

Una edición a la que vuelve. Vuelve sobre Manuela, su hija. Y sobre aquella imagen de Eugene Smith con sus dos hijos, Pat y Juanita. Una presencia y un paisaje que es el de todos. Un recorrido vital. “En efecto, ese es el territorio simbólico, casi soñado, donde nos sentimos más fuertes para enfrentarnos a nuestros miedos y donde albergamos la esperanza de aprender a descifrar lo que somos. El lugar que alberga nuestra intimidad”, sentencia.

En marzo de 1946, un año después de que el fotógrafo Eugene Smith fuera herido en Okinawa, este hacía uno de sus retratos más destacados y recordados. “Aquel día fue el primero en el que intenté sacar de nuevo una foto”, confesaba el autor en ‘Diálogo con la fotografía’, el libro de conversaciones firmado por Paul Hill y Thomas Josua Cooper. “Apenas podía colocar el carrete. Pero estaba decidido a que mi primera foto fuera algo que contrastara totalmente con mis fotos de guerra, quería que fuera una afirmación de la vida”.

Fotografía Miedo Madrid