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Ayuso en el Mercadona del PAU: ¿por qué la izquierda nunca gana en Madrid?
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La derecha arrasa en la CAM

Ayuso en el Mercadona del PAU: ¿por qué la izquierda nunca gana en Madrid?

La Comunidad de Madrid lleva sin tener un presidente de izquierdas desde 1995. Causas a corto, medio y largo plazo de un colapso político

Foto: Cartel electoral de Ayuso. (Reuters)
Cartel electoral de Ayuso. (Reuters)

Verano de 1995. La última vez que la izquierda gobernó en la Comunidad de Madrid (CAM), Marco Asensio, Froilán y 'Harry Potter' no existían, todos teníamos un vídeo VHS, no se habían estrenado ni 'Seven' ni 'Sospechosos habituales’, Aznar no era presidente del Gobierno, Héroes del Silencio seguían tocando, internet no había llegado a los hogares españoles, ‘El venao’ se bailaba en las discotecas, Monica Lewinsky y Bill Clinton aún no se habían conocido, nadie conocía a Daft Punk, 'Esta noche cruzamos el Mississippi' no se había emitido todavía y a Joaquín Leguina, primer y último presidente socialista de la CAM, le faltaban 26 años para pedir el voto para Isabel Díaz Ayuso en unas elecciones.

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Preguntarse por qué la izquierda siempre pierde las elecciones en la Comunidad de Madrid es como preguntarse por qué cayó el Imperio romano. Hay tantas respuestas como personas empadronadas en Roma/Madrid. Resumen de algunas de las más recurrentes:

Respuestas basadas en los últimos meses: el PP se merendó a Ciudadanos. La izquierda moralista entregó gratis a Ayuso conceptos como 'libertad', 'bares' y 'empleo'. El PP se adelantó en la gestión emocional de la pospandemia. El miedo a la crisis le pudo al miedo al covid tras un año de restricciones. “En su arrogancia moral, la izquierda no se da cuenta de que, al oponer la salud a la economía, solo revela un privilegio de clase media. La derecha se ha aprovechado de que la gente le ha tenido más miedo al cierre económico (sin garantías ni seguros) que a la pandemia. Es terrible decirlo, pero es la verdad”, ha escrito Brais Fernández, fundador de Podemos y miembro de Anticapitalistas.

Foto: Ayuso y Casado en un bar en Móstoles. (EFE)


Respuestas basadas en los últimos años: a la clásica deriva anodina del PSOE madrileño, se le sumó la resurrección de un PP castizo en descomposición hace dos años (por la corrupción galopante y las fugas hacia Ciudadanos y VOX), pero que ha demostrado una resistencia y una implantación social más fuerte de la prevista.

Respuestas basadas en las últimas décadas: los modelos urbanísticos (y sus estilos de vida asociados) han virado la capital y sus periferias hacia un clima más conservador (y otra vez a corto: los encierros del covid probablemente hayan tenido también otro efecto 'conservador': el virgencita, virgencita, que me quede como estoy).

Pero hay más...

Ni rastro en el barrio

“El urbanismo ha creado una desigualdad profunda entre el norte y el sur de Madrid, pero se trata de efectos a largo plazo. Hay otras muchas causas que explican el mal resultado de la izquierda en estas elecciones: la salida de la pandemia, el tipo de campaña, la dicotomía Ayuso/Sánchez o el desencanto con la izquierda”, cuenta el arquitecto Eduardo Mangada, primer concejal de urbanismo del Ayuntamiento de Madrid (con Tierno Galván), primer consejero autonómico de Ordenación del Territorio (con Joaquín Leguina) y autor del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Madrid de 1985.

Sigue Mangada: 1) “Moncloa se ha equivocado al tratar las elecciones madrileñas en clave nacional, en vez de hablar de la desigualdad y de los problemas reales y específicos de Madrid, cosa que no ha hecho Gabilondo, aunque sí Mónica García”. 2) “Se dice que los barrios ricos votan más que los barrios pobres, pero en estas elecciones ha habido mucha participación en todas partes, y no ha cambiado la correlación de fuerzas, al contrario, la derecha ha sacado muchos votos en los distritos desfavorecidos”. 3) “Los barrios populares de Madrid cambiaron para bien a partir de los 60 por las movilizaciones vecinales, en las que estuvo también el Partido Comunista. Ahora los partidos de izquierda piden el voto de los barrios más pobres… sin estar presentes. Los partidos llevan años ausentes de las vidas de los barrios castigados, ni han participado en sus problemas, ni han ayudado a resolverlos, al contrario que los movimientos vecinales, las mareas o Cáritas, que sí han estado ahí. El PSOE y Unidas Podemos no han estado en las batallas cotidianas. No puedes quejarte ahora de que la gente a la que has dejado huérfana no se movilice a tu favor. Si los partidos de izquierdas siguen ausentes en Orcasitas, Villaverde o Vallecas, no hay posibilidad de ganar”, zanja Mangada.

"Los partidos de izquierda piden el voto de los barrios más pobres, pero llevan años ausentes en los problemas del día a día"

En efecto, la derecha ha logrado su mejor resultado en Madrid, con un 56% entre los tres partidos, y más de dos millones de votos por primera vez, lo que significa que le ha hecho un roto a la izquierda en todas partes: en los barrios ricos, en los barrios pobres y en los barrios de nueva generación, los PAU, territorio clave en los análisis a largo plazo, pues al margen de la aplastante victoria de Ayuso, el PP lleva más de un cuarto de siglo reinando en la CAM.

Obreros de derechas

A Joaquín Leguina le debemos la siguiente profecía urbanística cuando aún presidía la CAM: “No construyas más viviendas residenciales como las de Tres Cantos o harás que todos los obreros acaben votando a la derecha”. Leguina se lo dijo a Eduardo Mangada. “En Tres Cantos construimos colegios, una iglesia, parques y una estación de tren. Se bajaron densidades y alturas, se formuló un nuevo diseño urbano y no se dio todo el suelo al negocio inmobiliario: se facilitó la presencia de las cooperativas sindicales ligadas a Comisiones Obreras y UGT. ¿Qué pasó con estas transformaciones? Que Tres Cantos empezó a tener atractivo. Llegó gente de todo tipo… y acabó teniendo un alcalde del PP”, según Mangada.

Tres Cantos fue uno de los primeros experimentos residenciales a las afueras de Madrid. Tras la llegada del PP de la CAM, llegaron decenas de ellos más…, pero dentro de Madrid. Los PAU.

Cuando uno pasea por el PAU de Las Tablas un día laborable, con sus largas avenidas y su corta presencia de humanos y locales comerciales, tiene la sensación de vagar por un no lugar. Pero en el no lugar vive gente con preferencias políticas muy claras. En una (08-167) de las varias secciones censales de Las Tablas, los resultados electorales del 4-M fueron los siguientes: 64,9% para el PP (un 37,2% más que en 2019), 10,3% para Vox (un 4,4% menos), 8,2% para Más Madrid (2% más), 7% para el PSOE (4,1% menos), 6,3% para Ciudadanos (un 30,9% menos) y 1,6% para Unidas Podemos. Es decir, el cinturón naranja ahora es azul, la derecha se lleva más del 80% del voto y en el PAU hay literalmente cuatro rojos.

La entrevista

El periodista Jorge Dioni López publicará la semana que viene ‘La España de las piscinas’ (Arpa), esperado ensayo sobre cómo los entornos urbanos moldean estilos de vida y maneras de ver el mundo. “No es que vivir en un determinado lugar conlleve un voto concreto, sino que lo cotidiano, como el uso del coche o el tipo de colegio, ayuda a conformar una ideología vinculada a ciertos conceptos como propiedad, individualismo o seguridad”, escribe.

Desde mediados de los 90, Madrid ha planificado una treintena de planes de actuación urbanística (PAU), con cientos de miles de viviendas surgidas de la nada, en contraste con la génesis de los barrios populares del sur de Madrid, edificados hace medio siglo por la vía de la presión vecinal. Hablamos de vías de socialización política muy diferentes entre los barrios populares y los PAU, y de cambios profundos en la psique de Madrid y sus periferias. Al habla con Jorge Dioni López.

PREGUNTA. ¿Qué pasó en Madrid el 4-M?

RESPUESTA. A mí me gusta la ópera. Suelo ir a las ruedas de prensa del Teatro Real. En todas las que he ido los últimos meses, los directores han dicho: "Gracias, Madrid, es muy importante que estéis abiertos, no podemos trabajar en ningún sitio". Es decir, a los que pensábamos que lo de los bares de Ayuso era una locura, se nos estaba escapando algo… No hablo solo de los bares, sino en general, si la única alternativa de la izquierda es cerrar todo, mal asunto.

P. Parte de la izquierda tuitera se ha dedicado a abroncar a los que bebían cañas en terrazas...

R. La respuesta moral siempre es una respuesta equivocada. Ceñirlo todo a la responsabilidad individual. Hacer sentir mal al personal, salvo que a uno le guste el sado, es un error. Eso más los 25 años de hegemonía de un modelo urbanístico, basado en la baja densidad, en el coche, en las piscinas...

P. Los PAU han pasado de cinturón naranja (2019) a cinturón azul (2021), lo único que no cambia es que a la izquierda le cuesta rascar votos ahí...

"El PSOE ansiaba los votos de Ciudadanos, pero en el PAU igual no van a votarle nunca"

R. El PSOE ansiaba los votos de Ciudadanos. Pero esa era una idea muy del CIS, es decir, muy de análisis reduccionistas del tipo: ¿dónde se sitúa el votante del PAU? En el centro derecha, pues bastaría con moderarnos para que nos voten a nosotros. Pero no funciona así. Una persona, el ‘pauer’, cuya práctica social va en dirección contraria al mensaje de igualdad… igual no va a votarte nunca.

P. La campaña de Gabilondo, de hecho, parecía enfocada al principio a pescar el voto de Ciudadanos, con críticas a Pablo Iglesias y promesas de no subir los impuestos, pero no funcionó: casi todo el voto de Ciudadanos se lo llevó Ayuso.

R. La del PAU es la mayoría cautelosa. Su práctica social (urbanización o chalé, seguro médico privado, colegio concertado o privado, consumo en centro comercial) no mezcla bien con los discursos políticos sobre la igualdad. Igual a los ‘pauers’ les parece que el PSOE es un partido viejo, que representa a la clase media baja, poca cosa para el que aspira a ser clase media o media alta, que votaría al PP precisamente para conseguirlo.

A ver, todos tenemos aspiraciones, y hablo de gente muy diversa, porque también hay residenciales en Móstoles y en Fuenlabrada. El problema es cuando lo aspiracional se vuelve muy individual, la sociedad se vuelve muy competitiva y llega el sálvese quien pueda, que es el modelo al que en Madrid algunos llaman 'libertad'.

P. De hecho, no se puede acusar a Ayuso de ocultar el reverso oscuro de la libertad madrileña, pues ha admitido varias veces que Madrid puede llegar a ser un lugar jodido, solo que al final del día puedes tomarte unas cañas con los colegas, y eso lo compensaría todo.

R. El mensaje es: Madrid es una ciudad jodida; si no estás jodido, quizás hayas logrado triunfar… aunque sigas medio jodido. Si no compartes piso y has logrado comprarte un pisillo, aunque sea en Ciempozuelos, pues al menos has logrado eso. Es un modelo.

P. ¿Cómo ha respondido la izquierda?

R. Yo escuché a Errejón decir que había que combatir esto con empatía y no con egoísmo. Otra vez los enfoques individualizados. Hemos asumido que todo lo que pasa en nuestras vidas responde a decisiones individuales.

P. ¿Cuántas generaciones hacen falta para estructurar un modelo urbanístico alternativo?

"Madrid es una ciudad jodida, si no estás jodido, quizá hayas logrado triunfar... aunque sigas medio jodido"

R. Es complicadísimo, porque todo lo que Madrid tiene planificado es así, y tiene planificado bastante, toda la extensión al este, que es mucho terreno.

Ojo, esto vale para Madrid, pero la propuesta socialista de igualdad puede ser más atractiva para el resto de España, porque hay una comunidad enfrente (Madrid) que se lo está llevando todo, luego prometer redistribuir un poco tendría más tirón en las periferias. Pero, claro, la comunidad que se lo estaría llevando todo, Madrid, pues prefiere otras cosas.

P. El antagonismo con Madrid es clave.

R. Yo creo que sí, en varias provincias ya se ha articulado, y no hablo de movimientos de izquierdas o centro izquierda, sino patronales, que ven cómo las capitales de provincia se mueren porque todo el mundo se va a trabajar a Madrid. Teruel Existe no es un partido de izquierdas, sino de empresarios.

P. ¿Por qué la socialización política es diferente en los PAU y en los barrios populares de toda la vida? ¿Qué vínculos y redes se le escapan a la izquierda en los PAU?

"Si abren El Cortes Inglés en el PAU, a ese barrio ya no le mueve ni dios"

R. También hay formas de socialización en los PAU, pues los más pegados a la ciudad se acaban convirtiendo en barrios, solo que lentamente. Pero igual no son las formas de socialización tradicionales de la izquierda, tipo la asociación de vecinos reivindicativa, sino otras en las que cada uno se busca sus propias soluciones. Un mercado en el que debes buscar la solución más interesante para ti: el mejor colegio, la mejor alarma, el mejor centro de salud. ¿Se articularán en el futuro los instrumentos colectivos? Quizá, pero ahora mismo es complicado, porque ese mundo no es así, es un mundo individual.

P. Algunos barrios populares del sur de Madrid se construyeron a golpe de conflicto social. Una historia fuerte detrás que sigue presente, cohesiona y genera sus propias dinámicas sociales más o menos difuminadas. Muchos PAU, por contra, surgen como por arte de magia, de un proyecto urbanístico sobre un plano. ¿Cómo condiciona eso el día a día?

R. En los barrios antiguos había diversos elementos políticos cohesionadores: el partido, el sindicato, la parroquia. Sí, muchas veces era la parroquia: aunque ahora suene raro, detrás de muchísimas reivindicaciones vecinales estaba el cura, y la gente se organizaba en torno a la iglesia. Las estructuras. Pero ese es un mundo que va dejando de existir.

P. ¿Ahora se articula el barrio en torno a El Corte Inglés?

R. En efecto, la apertura de un Mercadona suele ser señal de que el barrio va para adelante, eso lo saben bien los pioneros que fueron a vivir a los PAU cuando solo había bloques de pisos, descampados y poco más. Y eso… buf. El Corte Inglés, desde luego, tenía esa aura: si abren El Cortes Inglés en el PAU, a este barrio ya no lo mueve ni Dios.

Verano de 1995. La última vez que la izquierda gobernó en la Comunidad de Madrid (CAM), Marco Asensio, Froilán y 'Harry Potter' no existían, todos teníamos un vídeo VHS, no se habían estrenado ni 'Seven' ni 'Sospechosos habituales’, Aznar no era presidente del Gobierno, Héroes del Silencio seguían tocando, internet no había llegado a los hogares españoles, ‘El venao’ se bailaba en las discotecas, Monica Lewinsky y Bill Clinton aún no se habían conocido, nadie conocía a Daft Punk, 'Esta noche cruzamos el Mississippi' no se había emitido todavía y a Joaquín Leguina, primer y último presidente socialista de la CAM, le faltaban 26 años para pedir el voto para Isabel Díaz Ayuso en unas elecciones.

Isabel Díaz Ayuso