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"No odian al toro, odian a España"
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VICTORINO MARTÍN GARCÍA, VETERINARIO Y GANADERO

"No odian al toro, odian a España"

ESCUDOS Y SEUDÓNIMOSVictorino Martín García (Madrid, 1961), hijo del legendario Victorino Martín Andrés, dirige la emblemática ganadería

-Victorino, ¿cómo va de nervios ante la encerrona? Talavante despachará la ‘victorinada’ sin haber toreado ninguna de sus alimañas, que les dice Ruiz Miguel.

-Muchos nervios porque Madrid siempre es un lugar de máxima responsabilidad y en esta ocasión es Talavante, una figura importante, que mata seis toros, y yo soy el responsable de la mitad del espectáculo.

-Dice Joselito que es más fácil ser matador que ganadero.

-Y estoy convencido de que es así, aunque en casa siempre hemos dicho que las dos cosas más difíciles del mundo son ser figura del toreo y criar un toro bravo, con la diferencia de que un toro bravo es la labor de toda una vida y, seguramente, ser figura es un sueño de juventud.

-El mismo Joselito me confesó que dejó de torear porque le falló la bragueta, ¿qué le falla al ganadero que tira la toalla?

-La afición y las fuerzas, porque es una lucha muy de fondo, de toda una vida. Y sobre todo se puede tirar la toalla porque no haya continuidad: la falta de relevo generacional es la derrota del ganadero.

-Tampoco se libran de las cornadas. Su padre volvió a nacer el 12 de junio de 1968 cuando Hospiciano le corneó y pudo zafarse metiéndose en un arroyo...

-En el río Árrago. Fue un milagro. En el campo con el toro se corre muchísimo peligro. El año pasado un toro mató al ganadero Hilario Serrano y a mi primo Adolfo Martín casi lo mismo. La diferencia con la plaza es que en el campo no tienes cuadrilla para el quite.

-También tuvieron que lidiar con chantajes indecentes cuando les acusaron de afeitar a sus animales. ¿Sale cara la libertad?

-Siempre. En mi casa siempre hemos sido independientes, hemos criado el toro que nos ha gustado pensando en el público, que es el más fiel de todos los actuantes en este mundo. La independencia es ir contra todo y apoyado en la verdad, y eso en la vida no es nada fácil.

-El 1 de junio de 1982 protagonizaron en Madrid junto a Ruiz Miguel, Esplá y Palomar la corrida del siglo. ¿Pesa el éxito?

-La vida, la ganadería y la afición nos han tratado mucho mejor de lo que podíamos imaginar. No sé si son cuatro o cinco las salidas a hombros de Madrid, el único toro indultado de Las Ventas, el ganadero más premiado en San Isidro de toros y de corridas completas, el más premiado de Bilbao, de Santander... Aunque criar toros es sacrificado, no podemos quejarnos. Hoy es una responsabilidad.

-Habla del toro indultado en Madrid, Belador de nombre, que fue lidiado por Ortega Cano. Ya ve las vueltas que da la vida...

-El 19 de junio de 1982. En Madrid hemos toreado toros incluso más importantes, pero fue la recompensa por la corrida del 1 de junio. La gente estaba entregada. Nosotros a Ortega le tenemos mucho cariño. Puede haber cometido un error, pero se ha convertido un poco en caso ejemplarizante, hasta el punto de hablar tanto del caso de Ortega Cano como de asuntos más importantes como el paro, la corrupción...

-¿En su sector también van bien servidos en corrupción o son la excepción?

-Con un toro pocos arreglos puedes llegar a hacer. El toro no se casa con nadie.

-En los ‘animalistas’ tienen otro frente. Dice el filósofo Francis Wolff que la bravura del toro es la justificación ética de la fiesta.

-Y lleva razón. Francis Wolff dice muchas cosas muy importantes, como que la corrida de toros es un ejemplo de cómo se tiene que relacionar el hombre con el animal. La bravura es la que da sentido al rito de matar a un toro.

-Y para bombardeo a la ética, las ‘animaladas’ del hombre contra sus semejantes. A su abuelo paterno lo asesinaron en Paracuellos en noviembre del 36.

-Son cosas que pasan. En una guerra perdemos todos y lo que hay que hacer, como ha hecho mi familia, es olvidar y pasar página. Nosotros hemos llorado a nuestros muertos como otros han llorado a los suyos, injustamente matados como mi abuelo. Perdimos todos, la primera mi abuela. Pero le voy a contar que cuando acaba la guerra, y habiéndose dado la casualidad de que a su marido le mataron los perdedores, le llevaron a su casa un documento para que lo firmara diciéndole que así se haría justicia con los que habían matado a su marido. Y mi abuela, que se quedó viuda con 29 años, preguntó: "vamos a ver, si yo firmo aquí, ¿me devuelven a mi marido?". "Señora, qué cosas dice, ¡pero si está muerto!". "Pues yo no voy a hacer más viudas como yo", les respondió. Y el comportamiento de mi abuela ha sido siempre el de mi familia. Una muerte no esta justificada con nada y lo que hay que hacer es pasar página.

-No todos los comparten...

-Una de las cosas más negativas que se han hecho en este país ha sido querer levantar a los muertos, cuando lo que hay que hacer es unirnos todos, mirar juntos hacia adelante y avanzar.

-Es que en España gusta de ir a la contra: que el mundo es global, aquí con 17 Españas...

-(Se ríe) Son unas posturas un poco pueblerinas...

-Yo creía que ‘el Paleto’ era su padre.

-(Se ríe) Yo no creo que haya 17 Españas, sino una sola y dos o tres autonomías, fruto de la manipulación de los intereses de unos pocos, sin mucha legitimidad, ya que según vemos les han servido a algunos para enriquecerse. Y para justificar esas posturas han falseado la historia, el presente y han hecho algo tan negativo como intentar enfrentar a las personas con mentiras y con argumentos muy poco creíbles, pero que calan a fuerza de repetirlos años y años. Lo que ocurre es que se les ha permitido todo.

-El nacionalismo radical les señala como apestados.

-Es otra manipulación más. Sentimos el odio y nos da mucha pena. Pienso que es fruto del complejo y de los que han buscado convertir el toro en algo de derechas, pero nada más lejos de eso: el toro es del pueblo y tiene distintas manifestaciones desde lo popular hasta la corrida, que es la más avanzada. Pero el toro es algo que ha mantenido el pueblo español a lo largo de su historia. A Franco, por ejemplo, no le gustaban los toros. De cualquier forma, no odian el toro, odian España. Y España tiene muchas formas de ser, pero con lazos comunes como el idioma, la religión, la corona, los toros... Y ahí están: que si rompen el idioma, la religión, la corona, los toros... Mire, en Cataluña por ejemplo, para callar al pueblo han permitido el correbous, que tiene un concepto del toro más anticuado y mucho menos leal y respetuoso, o en San Sebastián, con un alcalde que impone su criterio sobre el resto de la corporación municipal, que es mayoría, y prohíbe los toros, pero apoya el sokamaturra, un toro ensogado, también menos respetuoso con el animal... Contradicciones y cinismo.

-Pues acuérdese de aquel Jon Idígoras que quería ser figura del toreo...

-¡"Chiquito de Gane"! Y las primeras cuadrillas a pie fueron en Navarra. Mire, el concepto toro es tan antiguo como el pueblo mediterráneo.

-Pues a la vista de que los toros parecen tener ideología, ¿le trata mejor este gobierno que el anterior?

-A nivel personal, lo mismo; como sector, y en líneas generales, al toro le han ayudado muy poco, lo que pasa es que el PP ha tomado verdadero partido por los toros, hablando de ellos en su programa electoral, y ahora parece que el resto tenga que estar en contra. En el PSOE hay grandes aficionados que son amigos míos, como en IU. Y yo les animo a rebelarse contra la dictadura de la disciplina de partido y que el resto diga de verdad por qué no le gusta los toros. El toro es de todos, es la fiesta y la comunión de este pueblo. Hasta con los animalistas tenemos mucho que ver: si la cadena de la corrida de toros tiene veinte eslabones, tenemos 19 en común salvo el último, y yo lo respeto.

-Será por eso que se dice que España necesita victorinos y no solo en los ruedos...

-(Se ríe) Puede ser; pero lo que España necesita es gente honrada, que trabaje y con las manos limpias, y abandonar la filosofía del pelotazo y la picaresca. España necesita transparencia y trabajo. No hay crisis que aguante 16 horas de trabajo diario.

-Y piensa como su padre que a esto le quedan cuatro telediarios...

-Mi padre dice que la fiesta tiene que renovarse, que tal y como vamos no se va a morir nunca, pero irá a menos. Mi padre lleva diciendo muchos años que la garantía de la fiesta es el toro, que su materia prima es el toro, que cuanto más importante sea el toro, más lo será la fiesta... Sin el toro no hay nada.

-Una última curiosidad, ¿y en su terreno, cuándo se gana el trato de don?

-En la vida las cosas se ganan cuando te las dan los demás. Mi padre me ha dicho siempre: trabaja, haz las cosas en línea recta y, luego, vendrán dinero y reconocimientos. Hay mucha gente que tiene edad de llamarse don y no lo tiene, y hay otros que tienen el don y no se lo merecen. Son añadiduras que la vida te pone. Lo importante es que cada noche cuando te vas a dormir te digas: "no me arrepiento de nada, he hecho las cosas con decencia, intensidad, entrega". La mayor distinción es que la gente sepa que eres un tío honrado, que lo da todo porque la vida es un camino muy corto, y hacer las cosas pensando en la globalidad, que no estamos solos en el mundo y que los demás cuentan.

-Pues don Victorino, mucha suerte el 18.

-Gracias, pero la suerte está echada. Todo lo que teníamos que hacer, hecho está. Que Dios nos ayude, que no salga viento y que Talavante tenga un día inspirado. Si es una gran tarde lo será para todos los que amamos este mundo.

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-Victorino, ¿cómo va de nervios ante la encerrona? Talavante despachará la ‘victorinada’ sin haber toreado ninguna de sus alimañas, que les dice Ruiz Miguel.