Margarita Robles, la gran casera de Ferrol: Defensa ocupa la quinta parte del suelo municipal

En la ciudad del mar, el mar apenas se ve. Entre los vecinos y el agua hay una larga muralla blanca de unos cuatro metros de alto a lo largo de más de un kilómetro que cierra el Arsenal Militar de Ferrol desde mediados del siglo XVIII. Un tabique que divide a la ciudad en dos mitades: la civil y la militar. Y entre las peculiaridades de Ferrol como base naval de la Armada también está este dato: una quinta parte de la superficie municipal pertenece al Ministerio de Defensa. O dicho de otro modo, Margarita Robles es la gran casera de la zona.

El ministerio ocupa aproximadamente el 22% del suelo, por el que está exento de pagar el IBI, con un claro perjuicio para las arcas locales. Ocurría lo mismo con los terrenos de los astilleros de Navantia y se abrió un litigio por el impuesto que ganó el municipio. Las propiedades del Ministerio en la ciudad naval —la mayoría enajenadas o en desuso— fueron variopintas: desde cuarteles abandonados a garitas y baterías de costa, campos de tiro en primera línea de playa y hasta un antiguo polvorín en Mougá. No obstante, mantiene activas dos bases de la Armada en Ferrol y A Graña, dos escuelas navales (Esengra y Antonio de Escaño), además de un cuartel más antiguo de España, el Tercio Norte de Dolores (1771), residencias militares y otras dependencias céntricas como Capitanía, naves de intendencia y demás.

Lo más curioso es que, tras siglo y medio de libre 'ocupación' de muchísimos metros del borde litoral exentos de tributos —de la boca de la ría hasta la ensenada de Caranza—, el Concello de Ferrol ha tenido que comprarle a Defensa parte de sus terrenos. Un millón de metros cuadrados repartidos entre 11 propiedades por 560.131,33 euros.

Así figura en el contrato de 22 páginas que el Instituto de Vivienda, Infraestructura y Equipamiento de la Defensa y el Ayuntamiento ratificaron en diciembre del 2023, después de tres décadas de atrancos y desencuentros. El municipio lo hizo para "recuperar suelo para uso dotacional y fines públicos". El objetivo del Ministerio fue otro: "Obtener recursos económicos para financiar los planes de inversión de las Fuerzas Armadas". Un traspaso de dinero público entre Administraciones Públicas y no precisamente a precio de ganga.

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Lorena Bustabad. Ferrol

La gran perla del negocio para Defensa está por venir. Una parcela de 101.093 metros cuadrados del viejo acuartelamiento Sánchez Aguilera junto al centro histórico que está por urbanizar. Haciendo valer sus intereses económicos, el departamento de Robles se reservó "la totalidad de los aprovechamientos de cualquier tipo, incluida la plusvalía por la recalificación" obligando al Concello a entregarle "los derechos de naturaleza patrimonial susceptibles de aprovechamiento lucrativo", además de asumir el IBI de las propiedades entregadas. En síntesis, se trata de hacer negocio con la venta de bloques de pisos —un máximo de 480 viviendas— y un centro comercial, entre otras opciones previstas. También un aparcamiento subterráneo en otra parcela céntrica con 60 plazas para dar servicio a la Residencia de Oficiales.

El acuerdo lo gestó un Ejecutivo del PP y lo empujó definitivamente otro del PSOE frente a la oposición del BNG y Ferrol en Común, que lo considera "una operación de especulación inmobiliaria" tutelada por el departamento que dirige Robles. Reclamaron suelo público y zonas verdes, haciendo valer que la ciudad ya dispone de uno de los mayores parques de vivienda pública municipal del Estado: el Barrio del Pilar o Casas Baratas (1.029 casas). A ello, suman las 9.500 viviendas vacías ya existentes, de acuerdo al último informe de la Federación Galega de Empresas Inmobiliarias.

Con todo, son varios los frentes del Ministerio en Ferrol para engordar sus arcas, por ejemplo, con las pujas y subastas que realizan a través de la web del INVIED, en la que se puede pujar por una parcela en el barrio de Esteiro (Ferrol) de 157 metros cuadrados edificables desde 97.974,93 euros.

Tres décadas de tiras y aflojas

El acuerdo entre Defensa y el Ayuntamiento llega tras tres décadas de desencuentros por el que batallaron siete alcaldes de distinto signo político desde 1983 con un objetivo: "Abrir Ferrol al mar". Ferrol ya le había comprado al ministerio el castillo de San Felipe en 2000 por casi un millón de euros (165 millones de pesetas de entonces). En este tira y afloja con el gran casero de la ciudad que es el Ministerio, fueron arañando pequeñas concesiones puntuales, pero la gran muralla blanca seguía impertérrita.

El muro ni se derriba ni desaparece. Defensa esgrime razones de Seguridad Nacional, pero ha accedido a rebajar su altura en diferentes tramos —hay partes históricas que deben conservarse— donde se cambiará la pared opaca por un enrejado que permita a vecinos y visitantes disfrutar de un patrimonio industrial y marítimo que permanecía semioculto y atisbar el mar.

Fue el anuncio de la ministra Robles en un viaje exprés a la ciudad naval, escoltada por el alcalde, José Manuel Rey (PP), el presidente de la Diputación, Valentín G. Formoso (PSOE), y el Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada (AJEMA) y el del propio Arsenal. El acuerdo ha logrado la gesta de poner de acuerdo a Gobierno, Xunta de Galicia, Diputación de A Coruña y Ayuntamiento para concitar seguridad y defensa con la vida civil y el atractivo turístico. "No hay Armada sin Ferrol ni Ferrol sin Amada", proclamó la ministra, cuyo jefe de gabinete es ferrolano. "Este proyecto es absolutamente necesario", concluyó.

Abrir Ferrol al mar se ejecutará en tres fases. La primera está en marcha en la zona del puerto de Curuxeiras y la segunda, en fase de licitación por 288.000 euros. Supondrá transformar la fachada marítima de Ferrol en el frente terrestre del Arsenal para devolverle las vistas a la ría. Tendrá un coste global de 15 millones de euros y un horizonte temporal llega a 2027. Serán casi tres siglos después de que la muralla comenzase a levantarse entre 1750 por orden de Carlos III.