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El "auténtico horror" hecho sentencia: el infierno de una chica de 19 años a manos de su expareja
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CONDENADO A 47 AÑOS

El "auténtico horror" hecho sentencia: el infierno de una chica de 19 años a manos de su expareja

La violaba. La molía a golpes. La obligaba a dormir en el suelo y echar vinagre en las heridas tras horas arrodillada. El TSXG ratifica la condena de 47 años a un maltratador por siete delitos y lo absuelve de cuatro

Foto: Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). (Google Maps)
Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG). (Google Maps)

Hay realidades inimaginables que superan el espanto de cualquier ficción. La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ratificó esta semana la condena a 47 años de cárcel impuesta por la Audiencia Provincial de Pontevedra a Luis Antonio, el hombre que convirtió la vida de su expareja en un "auténtico horror". Machacó su cuerpo a golpes hasta romperle varios huesos —no se pudo precisar cuántos— la violaba varias veces cada semana y la obligaba a dormir en el suelo con la perra después de forzarla y obligarla a permanecer arrodillada durante horas.

Las nueve páginas del fallo son un guion horripilante de algo que no puede ser considerado vida para una chica de apenas 19 años que sufrió todos los golpes, dolores, vejaciones y humillaciones posibles, además de ser forzada y agredida sexualmente un día sí y otro también en una casa cerca de Lalín. La víctima arrastra deformidades físicas a causa de las continuas palizas que le propinaba el hombre; la aisló socialmente y la anuló como persona hasta que solo pudo respirar miedo y exhalar pánico.

Foto: Sesión del juicio del asesino de Grindr. (EE)

Fueron tres años de horror consecutivos, de 2017 a 2020, hasta que Carla logró abandonar la vivienda donde un hombre "controlador, posesivo y violento, tanto físico como psíquico contra su pareja, fue aumentando de manera progresiva la intensidad y frecuencia de sus actuaciones", relata el auto judicial. La propia médica forense que intervino en la instrucción del caso y testificó en el juicio oral declaró que eran los hechos "más graves" con los que se había topado en toda su experiencia profesional en relación con la violencia contra la mujer.

Por encima de la ración diaria de insultos, las humillaciones, el menosprecio, estaba el dolor intenso de la violencia física desbocada. Bofetadas en la cara, patadas, golpes y puñetazos por todo el cuerpo hasta que la chica perdía el sentido. La violaba varias veces cada semana. La azotaba con una vara y le propinaba latigazos con un cable, mientras le retorcía dedos y muñecas, le tiraba del pelo y la agarraba fuertemente del cuello provocando sensación de asfixia. Le retorció las orejas hasta romperle los cartílagos, le fracturó el tabique nasal, le partió el labio y le rompió varios dientes causándole deformidades irreversibles en boca y en los pabellones auriculares. Le rompió varios huesos en tronco, brazos y piernas. Ni se sabe cuántos ni cuantas veces. "Fracturas en costillas, húmeros y fémures sin que haya podido determinarse el número de agresiones diferenciadas que las causaron, al no constar asistencias médicas individualizadas", relata el fallo.

"El acusado actuó en todo momento con absoluto desprecio a la condición de mujer de la víctima, a quien consideraba de su absoluta propiedad", relatan las magistradas del alto tribunal gallego, que subrayan "el gran padecimiento físico y psíquico" de la víctima, que vivía en un estado de terror permanente. Le prohibió dormir en la cama y la obligó a curarse las heridas "con agua, vinagre y sal". Le confiscó la tarjeta médica y no le permitía ir al centro de salud. Estaba secuestrada en vida, aunque en el juicio no se consideró probado. Durante los últimos siete meses de tormento, el hombre fue todavía más allá contra la joven: cortó completamente las relaciones sociales y familiares, y le quitó el teléfono móvil, que solo podía usar a veces y siempre en su presencia, reduciendo toda posibilidad de pedir ayuda.

"Escrupulosamente absuelto"

Los hechos ocurrieron en una localidad interior y rural de Pontevedra entre febrero del 2017 y febrero del 2020, aproximadamente, cuando llegaron al Juzgado de Instrucción número 1 de Lalín, como un delito de violencia doméstica.

Foto: Candela Peña caracterizada como Rosario Porto. (Netflix/Manuel Valdés)

El condenado había recurrido el fallo de la Audiencia de Pontevedra del 25 de abril del 2023. Cinco meses después, el alto tribunal gallego rechaza su recurso y considera probada la comisión de siete delitos y mantiene la pena de 47 años de prisión. Es la suma de los siete delitos de los que Luis Antonio fue declarado culpable. Todos perpetrados y sostenidos en el tiempo contra la misma mujer, —poco más que una niña—, con la que convivió durante tres años y a la que obligaba a dormir con los perros, le negó los cuidados médicos y la retuvo aislada y sin contacto exterior. Los delitos cometidos fueron los de agresión sexual continuada, maltrato habitual físico y psíquico en el ámbito de la violencia de género, lesiones con deformidad, tres de lesiones y otros tres de lesiones contra la mujer, contra la integridad moral y de otro continuado de coacciones graves con los agravantes de reincidencia, parentesco y de género.

Con todo, el condenado se libró de otros cuatro delitos que se le imputaban, pero que no se pudieron acreditar fehacientemente. Eran los de detención ilegal, un delito continuado de amenazas y otros dos de lesiones contra la mujer. Delitos de los que fue "escrupulosamente absuelto" al carecer el tribunal de pruebas suficientes. Por último, el TSXG ha ratificado que debe pagarle a la víctima una indemnización de 150.000 euros por las lesiones, secuelas y el perjuicio moral causado y la prohibición de acercarse a 500 metros de ella. Carla hoy tiene 25 años y más cicatrices y heridas emocionales de las que caben en una vida.

Hay realidades inimaginables que superan el espanto de cualquier ficción. La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ratificó esta semana la condena a 47 años de cárcel impuesta por la Audiencia Provincial de Pontevedra a Luis Antonio, el hombre que convirtió la vida de su expareja en un "auténtico horror". Machacó su cuerpo a golpes hasta romperle varios huesos —no se pudo precisar cuántos— la violaba varias veces cada semana y la obligaba a dormir en el suelo con la perra después de forzarla y obligarla a permanecer arrodillada durante horas.

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