Jácome contra todos: repite en Ourense tras fracasar PP y PSOE en su intento para echarlo

Gonzalo Pérez Jácome se ha salido con la suya: este mediodía volvió a aupar el bastón de mando de Ourense, la tercera ciudad gallega en población. Lo hizo con el respaldo de los diez ediles de Democracia Ourensana (DO), la lista más votada, contra viento y marea. A cambio, el PP se queda con la Diputación, ya sin Baltar, su enemigo íntimo.

Las urnas le dieron a Jácome la razón que la oposición le negaba. El PP, con 7 ediles, PSOE (6) y BNG (4) estaban de acuerdo en cerrarle el paso a un nuevo mandato. Los números daban pero no han sido capaces de ponerse de acuerdo para desbancar al excéntrico regidor.

El propio Jácome despejaba la incógnita y lo anunciaba a través de sus redes sociales poco antes de la sesión de investidura, que tenía lugar este mediodía. “Los representantes de DO se votarán a sí mismos en la constitución del Concello y la Diputación”. A la misma hora, el PP de Ourense hacía lo propio en Twitter confirmando que no habría pacto y que sus ediles se votarían a sí mismos. La sorpresa la dio el BNG: sus cuatro ediles respaldaron al candidato del PSOE, Francisco Rodriguez, que obtuvo 10 apoyos. Empató en votos con Jácome (10) pero fue insuficiente para desbancarlo al ser DO la lista más votada.

"Han sido 24 horas muy agitadas y no me he centrado en preparar el discurso", manifestó el regidor tras ser investido. "En este pleno, hay ganadores y perdedores y es el reflejo de la vida", proclamó, agradeciendo "el honor" de ser alcalde. "Yo siempre fui mi propio jefe pero ahora sé que tengo 100.000 jefes", dijo en referencia a la ciudadanía ourensana.

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Europa Press

Terminan así unas semanas de vértigo y maniobras con todas las formaciones tratando de encajar un puzzle en el que Jácome siempre tuvo la pieza que faltaba y la sartén por . El regidor ourensano mantuvo reuniones discretas con las direcciones del PPdeG -Paula Prado- y del PSOE -José Manuel Lage-, demostrando que tragó bilis y negociaría ‘con el diablo’, como él mismo proclamó, si era necesario para seguir mandando en la ciudad de las Burgas, a donde llegó inesperadamente hace cuatro años siendo la tercera fuerza en votos mediante un polémico pacto con el PP del entonces todopoderoso José Manuel Baltar.

Irónicamente, ha sido Baltar el gran derrotado. Se ha tenido que sacar del medio apretado por su propio partido con unos resultados electorales exiguos en la provincia más pepera, poniendo fin a tres décadas de dinastía en la Diputación de Ourense atenazado por sus cuentas pendientes con la Justicia: un reguero de multas de velocidad y otros escándalos. Está por ver si es su final político o si todavía guarda un as bajo la manga.

Excéntrico, atípico, imprevisible y con frecuentes salidas de tono, Ni los audios en los que supuestamente alardeaba de blanquear dinero, cobrar comisiones y pagos B han hecho mella en su electorado aunque la Fiscalía lo tiene en el radar por posibles delitos de prevaricación, cohecho, malversación y tráfico de influencias.

Ciudades que cambian de manos

¿Qué ciudades gallegas han cambiado de manos? En realidad, pocas: dos de siete. Vigo, A Coruña y Lugo para los socialistas, Santiago y Pontevedra para los nacionalistas, Ferrol para el PP y Ourense para Jácome, con sus propias reglas. Un resultado muy decepcionante para el PP de Alberto Núñez Feijóo que denota su problema: a los populares gallegos se les atraganta el voto urbano y atlántico en una de sus comunidades granero.

La principal novedad es que Santiago tendrá por primera vez una alcaldesa y nacionalista: Goretti Sanmartín toma el mando y marca una línea roja: poner coto al turismo desbocado de peregrinos en la capital gallega. Irá de la mano de Compostela Aberta -la marea de Martiño Noriega que gobernó en 2015 y que redujo su presencia a dos ediles- y jubila al exalcalde Xosé Sánchez Bugallo, un histórico socialista que obtuvo malos resultados, renunció al acta y pide paso en el Senado.

Otro cambio: Ferrol. La más pequeña de las siete urbes y la única que ha vuelto a manos del PP con mayoría absoluta pero por la mínima. Regresa un alcalde que ya lo fue entre 2011 y 2015: Jose Manuel Rey Varela, amigo personal de Núñez Feijóo y de Alfonso Rueda, -presidente de la Xunta presente hoy en la investidura- que lleva toda una vida en política y se aleja de la Xunta para retornar a una ciudad compleja y atomizada entre izquierda obrera y sindical y derecha de Casino heredera de la Armada, que cambia de manos sistemáticamente cada cuatro años.

Con 76 años, Abel Caballero no tiene quien le haga sombra en Vigo y tampoco hace amago de retirarse así que volverá a gobernar con una cómoda mayoría absoluta. Sin mayoría, repiten las alcaldesas socialistas de Lugo, Lara Méndez -que reedita su pacto con el BNG- e Inés Rey, en A Coruña, que lo hará en minoría para disgusto de los nacionalistas que hoy apoyaron su investidura.

Miguel Anxo Fernández Lores (BNG) va camino del récord en Pontevedra, la ciudad más caminable de España que gobierna desde 1999. Inicia su sexto mandato consecutivo con 69 años aunque tendrá que recurrir al PSOE en los plenos. No obstante, este 28M acusó el desgaste y poco le ha faltado al PP para pasarle por delante.