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La segunda generación del pulpo de acuicultura ya crece en el laboratorio
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EN EL BIOMARINE CENTER DE PESCANOVA

La segunda generación del pulpo de acuicultura ya crece en el laboratorio

Los científicos que lideran el proyecto exhiben ejemplares asentados hijos de Lourditas, la hembra que simboliza el éxito de la cría en cautividad

Foto: Alevín de pulpo.
Alevín de pulpo.

Lourditas, la hembra de pulpo que simboliza el éxito de la cría de Octopus vulgaris en acuicultura, ya nada rodeada de sus hijos. Si su desarrollo fue un acontecimiento para la ciencia, que tras décadas de investigación lograba el cultivo completo de ejemplares desde su etapa larvaria hasta que se convierten en adultos, el crecimiento de sus hijos contribuye al entusiasmo de los científicos que desarrollan el proyecto. Medio centenar de crías han superado ampliamente la fase más delicada, el famoso cuello de botella en el que tradicionalmente encallaban todos los ensayos, y acompañan a su madre en los laboratorios en los que se lleva a cabo el proyecto. Para sorpresa del equipo, Lourditas ha sobrevivido, contradiciendo así la creencia tan extendida de que las hembras de pulpo fallecen tras el proceso reproductivo.

Alevín en concha recién asentado

La supervivencia de la madre y el crecimiento de sus hijos son los dos nuevos hitos de un proyecto que nació en el Instituto Español de Oceanografía (IEO) de Vigo y Canarias, y que ahora desarrolla Pescanova tras hacerse con la patente. La compañía gallega presenta estos días en público en tres grandes tanques a los auténticos protagonistas de la investigación, las dos generaciones criadas en cautividad. Es un avance histórico en las indagaciones realizadas con ejemplares de pulpo común, que abre además un abanico de posibilidades comerciales que trascienden al sector alimentario, aunque a nadie se le escapa que su producción de acuicultura, que Pescanova prevé comenzar a explotar en 2023, revolucionará el sector.

Foto: Lourditas, primer pulpo de acuicultura en reproducirse. Imagen de la puesta de huevos en julio 2019. (Pescanova)

El cuello de botella en la cría en cautividad reside en la delicadísima transición de los animales desde su fase larvaria hasta que se convierten en adultos. Investigadores de todo el mundo experimentan desde hace seis décadas cómo afrontar la elevadísima mortalidad que caracteriza ese periodo, cuando los ejemplares toman morfología de pulpo. El primero en superarlo fue el equipo del IEO, formado por Ricardo Tur —investigador principal—, Pablo García, Pablo Touriñán, Adela Ruiz y David Chavarrias, ahora integrado en el departamento de I+D del Pescanova Biomarine Center. Lo consiguió con un sistema revolucionario que ha cambiado por completo la forma de enfrentarse al problema, con importantes novedades en el apartado de la alimentación y en el protocolo de cultivo.

placeholder Lourditas, después de la puesta.
Lourditas, después de la puesta.

La mayoría de los proyectos realizados hasta la fecha utilizaba una dieta de larvas de centolla que, además de resultar poco económica, obligaba a una complicada sincronización de las puestas del crustáceo y los pulpos. Además de la dieta alternativa, el nuevo sistema, con técnicas vinculadas al proyecto Octowelf, reduce los costes y eleva exponencialmente la supervivencia de los alevines.

Alevines de pulpo hijos de Lourditas

El momento crítico es el del asentamiento de la paralarva, cuando el individuo cambia de función y de alimentación y baja al fondo de la columna de agua. Es un proceso que puede durar 15 o 20 días, que en los actuales ensayos se supera con un porcentaje de supervivencia superior al 65%, muy por encima del 3% habitual en cautividad. Son índices que sitúan el proyecto muy próximo a su desarrollo comercial. Superada esa fase, las propias condiciones de la especie favorecen su cría industrial, ya que una hembra pone hasta medio millón de huevos y son animales de rápido crecimiento, que pueden alcanzar un peso de un kilo en apenas un año.

placeholder Alevines de pulpo hijos de Lourditas.
Alevines de pulpo hijos de Lourditas.

Los resultados de la investigación del Biomarine Center superan estas previsiones. Lourditas, que nació en agosto de 2018, pesa en la actualidad 4,5 kilos, y llegó a dar hasta nueve antes de su puesta del pasado julio. Ahora, nada en las instalaciones de Pescanova en Chapela, en la ría de Vigo, en un tanque de 500 litros, situado justo debajo de otro de 80 litros en el que flotan medio millar de larvas recién eclosionadas. La exposición se completa con un tercer tanque de forma octogonal en el que conviven 50 larvas asentadas y 80 preasentadas con medio centenar de alevines de hasta 65 días, ya con forma de pulpo, auténticos pulpitos en miniatura de entre 500 y 800 miligramos de peso. Todos los ejemplares, en sus distintas fases, son hijos de Lourditas y de Goliath, también criado en cautividad.

Lourditas e hijos. Todas las fases del ciclo, en el mismo acuario

La cronología del proceso arranca el 9 de julio de 2018, cuando una hembra de origen salvaje incuba su puesta. El 1 de agosto de ese año se da el nacimiento y cultivo de larvas recién eclosionadas, entre ellas la de Lourditas, que se presentaría en sociedad en octubre de ese año. Ya en 2019, el 7 de mayo, Pescanova acudía por primera vez al Congreso Nacional de Acuicultura con dos trabajos realizados con juveniles 100% de cultivo. La puesta de Lourditas ocurrió el 2 de julio pasado, pero sería el 4 de agosto cuando se cierra el ciclo del pulpo común al convertirse ella y Goliath al fin en papás. Se inicia así el cultivo de la segunda generación de ejemplares íntegramente de acuicultura, que alcanzaría la fase juvenil a mediados del pasado octubre.

placeholder Historia de un ciclo. (Pinche para ampliar)
Historia de un ciclo. (Pinche para ampliar)

El nombre de la hembra fue elegido por los investigadores precisamente por lo “milagroso”, en tono de broma, de la posibilidad de lograr la supervivencia de las larvas. La dificultad que entraña cerrar el ciclo del pulpo, un objetivo que han perseguido durante tantos años científicos de países como Estados Unidos o Japón, se mostraba inalcanzable, de ahí el bautizo de Lourditas. La ya famosa madre se convertiría además en el primer ejemplar nacido en cautividad que se reproduce, y ahora vive tranquilamente rodeada de lo que el equipo científico denomina, también de manera informal, las Lourditas 2.0.

La supervivencia de la madre tras la puesta es también objeto de admiración. Lo habitual en los individuos del pulpo vulgar salvaje es que, tras superar ese proceso, la hembra incube y proteja a su progenie hasta la eclosión de la totalidad de los huevos, un periodo en el que no se alimenta, lo que le provoca la muerte aproximadamente un mes más tarde. Los científicos del Biomarine Center han logrado salvarle la vida.

Pulpo de cultivo

Lourditas, la hembra de pulpo que simboliza el éxito de la cría de Octopus vulgaris en acuicultura, ya nada rodeada de sus hijos. Si su desarrollo fue un acontecimiento para la ciencia, que tras décadas de investigación lograba el cultivo completo de ejemplares desde su etapa larvaria hasta que se convierten en adultos, el crecimiento de sus hijos contribuye al entusiasmo de los científicos que desarrollan el proyecto. Medio centenar de crías han superado ampliamente la fase más delicada, el famoso cuello de botella en el que tradicionalmente encallaban todos los ensayos, y acompañan a su madre en los laboratorios en los que se lleva a cabo el proyecto. Para sorpresa del equipo, Lourditas ha sobrevivido, contradiciendo así la creencia tan extendida de que las hembras de pulpo fallecen tras el proceso reproductivo.

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