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Cirrosis contra botellón: visitas de menores a hospitales para prevenirlos del alcohol
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Propuesta de la defensora del pueblo de galicia

Cirrosis contra botellón: visitas de menores a hospitales para prevenirlos del alcohol

Alarma en Galicia por la proliferación de comas etílicos en niños de hasta 12 años después del trágico caso de la joven fallecida en Madrid

Foto: Un grupo de jóvenes participa en un botellón en Sevilla. (EFE)
Un grupo de jóvenes participa en un botellón en Sevilla. (EFE)

Por más leyes que se aprueban, el botellón infantil no para de crecer en España y en Galicia. Tras el fallecimiento semanas atrás de una niña de 12 años en Madrid a causa de una ingesta de bebidas alcohólicas, los casos de otros dos chavales de 12 y 13 años con sendos comas etílicos en Vigo y Pontevedra han extendido la alarma entre los adultos. Una de las autoridades que ha tratado de remediar la situación es la valedora do pobo (la defensora del pueblo de Galicia), Milagros Otero, que entre otras medidas propone que se programen visitas de los pequeños a los hospitales para que vean de cerca el sufrimiento que acarrea por ejemplo una cirrosis hepática.

Galicia cuenta desde 2010 con una ley específica de prevención del consumo de bebidas alcohólicas en menores de edad, una normativa que según la Xunta ha conseguido reducir ligeramente la ingesta en ese colectivo. Eso sostenía hasta ahora, pero esta misma semana, un estudio de la Consellería de Sanidade centrado en jóvenes de 16 y 17 años revelaba que el consumo regular de alcohol en esa franja de edad se ha disparado en un 50% en dos años. Solo este año, en la comunidad autónoma más de 400 menores sufrieron intoxicaciones etílicas, algunos de ellos de hasta 12 y 13 años.

Son datos poco tranquilizadores en los que la valedora ve constatadas sus sospechas de la escasa efectividad de la legislación gallega. “Es evidente que no funciona, esun problema muy serio que no está resuelto, por lo que tenemos que afrontarlo con medidas imaginativas”, opina. Y la que más llama la atención es esa propuesta de que los chavales comprueben en persona en hospitales los estragos que causa el consumo de alcohol. “Sé que es complicado, porque hay que proteger también la privacidad y la dignidad de los pacientes, pero sería bueno que los padres y educadores pudieran mostrar lo que se sufre. Sin alterar el funcionamiento de los hospitales, quizás en las salas de espera, donde pueden presenciar lo desgarrador que es el ingreso de un paciente con un coma etílico”, argumenta.

Con esta propuesta, la valedora trata de abrir un debate servido por los últimos casos que afectan a preadolescentes, porque está convencida de que la situación es insostenible y sus efectos se lamentarán dentro de muchos años, cuando esos niños alcancen la madurez. Por eso propone que se insista en nuevos frentes, principalmente desde el plano educativo. “La educación debe ser no solo teórica, sino también práctica, para que se vean las consecuencias”. Por ello, además de las visitas de los hospitales, aboga por la comprobación sobre el terreno de las consecuencias de los botellones en la vía pública. Y no solo eso: “Por ejemplo, que un niño que participe en un botellón y lo deje todo tirado por la calle, al día siguiente que lo limpie”.

Mayor control a las familias

Otro de los frentes en los que hay que actuar es, en su opinión, en el de la venta de las bebida alcohólicas y los métodos que tienen lo menores de burlar su prohibición. “Hay que insistir en que las personas que vendan estos licores no deben hacerlo nunca a menores, y enseñar a los mayores de 18 años que no deben comprar para sus hermanos pequeños”, una conducta que puede tener consecuencias penales, advierte.

Sería bueno que los padres y educadores pudieran presenciar lo desgarrador que es el ingreso de un paciente con un coma etílico

Para controlar este fenómeno creciente la valedora reclama la implicación de los ayuntamientos y de las policías locales. Así, explica que, “del mismo modo que cuando un menor se le ocurre coger un coche la policía lo para y lo multa”, en este caso también los tendrá que sancionar: “A veces, cuando la convicción no es suficiente, hay que pasar a lo otro”. Son multas que en su opinión deberían extenderse a las familias.

Los fiscales de menores de Galicia también se han sumado a la alarma tras los últimos casos de intoxicaciones etílicas en niños especialmente pequeños. Uno de los asuntos sobre los que han reflexionado es sobre el “llamativo” gasto que chavales de tan corta edad pueden llegar a hacer, por lo que reclaman abrir un debate acerca de la capacidad económica que tienen los menores para poder comprar bebidas alcohólicas en grandes cantidades en los establecimientos comerciales para luego llevar a cabo un botellón.

Foto: Una mujer observa botellas en una vitrina de una tienda de licores. (EFE)

Así lo ha planteado la Fiscalía de Menores de A Coruña, que recuerda la existencia de estudios que ya inciden en la cuestión económica. Uno de ellos es el realizado por la Unidad de psicología del consumidor y usuario de la Universidad de Santiago de Compostela, realizado entre escolares gallegos de 12 a 18 años. Su coordinador, Antonio Rial Boubeta, explicó que existe una relación directa entre la bebida, por un lado, y el dinero que llevan en el bolsillo y el retraso de la hora de llegada a casa de los chavales, por otro. Según sus resultados, con esas variables los menores llegan a beber entre tres y cuatro veces más, por lo que el informe recomienda controlar tanto la cuestión económica como el horario doméstico.

La Consellería de Sanidade apela mientras a la responsabilidad de las familias para frenar el botellón. “Los jóvenes beben, sobre todo, porque los adultos son tolerantes”, afirmó recientemente a Europa Press un algo cargo del departamento autonómico de Fomento de Estilos de Vida Saludables. Y frente a quienes, como la valedora, constatan el fracaso de la ley de 2010, la Xunta exhibe las multas impuestas, con un total de 4.725 inspecciones y 616 denuncias por infracciones en 2016. De estas últimas, 246 fueron por venta de bebidas a menores y 370 contra los propios niños por ingerir alcohol.

Por más leyes que se aprueban, el botellón infantil no para de crecer en España y en Galicia. Tras el fallecimiento semanas atrás de una niña de 12 años en Madrid a causa de una ingesta de bebidas alcohólicas, los casos de otros dos chavales de 12 y 13 años con sendos comas etílicos en Vigo y Pontevedra han extendido la alarma entre los adultos. Una de las autoridades que ha tratado de remediar la situación es la valedora do pobo (la defensora del pueblo de Galicia), Milagros Otero, que entre otras medidas propone que se programen visitas de los pequeños a los hospitales para que vean de cerca el sufrimiento que acarrea por ejemplo una cirrosis hepática.

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