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María arrojó a uno de sus hijos a la fosa séptica horas antes del doble crimen
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la encontraron desnuda y desorientada dentro de un bidón

María arrojó a uno de sus hijos a la fosa séptica horas antes del doble crimen

Cuando llegaron los primeros agentes su pareja, Gabriel, les explicó que María ya había intentado matar a uno de sus hijos la tarde anterior

Foto: Maria Gombau, cuando fue detenida en 2011 en una protesta de 'indignados' ante las Cortes Valencianas. (EFE)
Maria Gombau, cuando fue detenida en 2011 en una protesta de 'indignados' ante las Cortes Valencianas. (EFE)

María estaba escondida en el interior de este bidón azul. Recogida en posición fetal, con las rodillas pegadas al pecho. Completamente desnuda y como ida. Así la encontró uno de los perros de búsqueda de la Guardia Civil de Valencia al localizarla en Godella. Ella ni se inmutó por los ladridos de Scot que avisaba a su cuidador de que la había encontrado. Los agentes que acompañaban al perro se asomaron al interior y le pidieron que saliera, pero María no se movió. "¿Qué haces aquí?", le preguntaron. "He huido y me he escondido porque mi marido me ha pegado una paliza esta mañana", respondió.

"Pero no sé dónde están mis hijos, quiero ir con mis hijos". Poco a poco la convencieron para que se arrastrara fuera del bidón. Les sorprendió su desnudez, pero sobre todo la de los pies: iba descalza y el terreno, lleno de matorrales, zarzas, y jaras le había provocado cortes por todo el cuerpo. Uno de los miembros de la guardia civil se quitó la camiseta y le ayudo a ponérsela para cubrir su desnudez.

placeholder Este es el bidón donde encontraron a María. (EC)
Este es el bidón donde encontraron a María. (EC)

"No encontramos a Amiel y a Ichel. ¿Dónde están los niños?", le preguntaron los agentes. "Yo no sé nada. Hablad con el padre", respondía ella una y otra vez. A lo largo de las siguientes horas los investigadores comprobaron cómo su discurso se iba convirtiendo en algo mucho más errático, desordenado e inconexo: "La verdad es que nos persigue una secta peligrosa"; "mi hijo está poseído por el diablo"; "esta madrugada me he despertado. Estaba junto a mi marido, los dos durmiendo. Le he agitado para que despertara y le he dicho que hacía mucho que no me tocaba y que quería hacer el amor con él en ese instante. Entonces él me ha preguntado que dónde estaban los niños y yo le he dicho: 'Ellos están dentro de mi corazón'. Hemos empezado a discutir y he salido corriendo". Un testigo asegura que sobre las 7.30 de la mañana estaba paseando a su perro cuando de repente vio salir de entre los arbustos a una mujer corriendo y muy alterada. La describió como "una joven de pelo moreno completamente desnuda".

Este vecino del lugar la reconoció, pero fue incapaz de hacer nada porque huía despavorida. Sabía dónde vivía y se acercó con su animal. Allí encontró a Gabriel que le dijo: "Por favor, préstame tu teléfono que quiero llamar a la abuela materna de los niños". El hombre le respondió: "No te preocupes que ya he llamado yo al 112 para que vengan corriendo a ayudarte. ¿Qué ha pasado?", le preguntó. "No sé, pero aquí ya no pinto nada. Me voy a volver a Bélgica, aquí están ya todos muertos".

Cuando llegaron los primeros agentes Gabriel les explicó que María ya había intentado matar a uno de sus hijos la tarde anterior. De repente la madre tuvo un brote, agarró a uno de los niños y lo arrojó a la fosa séptica. Tuvo que ser el padre el que se arrojase detrás, a por el menor, a rescatarlo. Gabriel también les explicó de forma incoherente y desordenada que María le había anunciado: "Tengo que sumergirme en la piscina y así reencarnaré la vida de nuestros niños". Le insistieron en preguntarle dónde estaban los niños, pero él era incapaz de dar razón de su paradero: "Preguntadle a ella".

placeholder Imagen del interior de la vivienda de los dos detenidos. (EC)
Imagen del interior de la vivienda de los dos detenidos. (EC)

Los niños en realidad estaban allí mismo. Uno enterrado en la parte de detrás de la casa y otro en el borde del camino. En la casa no había rastros de sangre de los menores ni pista de ninguna agresión. Ni nadie escuchó gritos de madrugada. Fue la madre quien después de que la llevasen al hospital a tomarse la medicación (todo apunta a que es esquizofrénica), decidió colaborar y señalar el lugar dónde había ocultado sus cuerpos. Lo que encontraron los agentes de criminalística les puso los pelos de punta. Los dos tenían el cráneo destrozado a golpes, desfigurado, como con saña y el suelo del agujero, dentro, estaba empapado en sangre. En principio, a falta de los resultados definitivos de la autopsia, esto sugiere que primero cavó un hueco en la tierra, luego los colocó dentro y allí les golpeó, aunque quizá ya estaban muertos antes.

La descripción de los hechos sugiere un brote psicótico, con absoluta perdida de contacto con la realidad. Sin conciencia forense. Los vecinos los describen como personas raras que incluso dormían con papel de plata en la cabeza para evitar que los extraterrestres les abdujesen. Quizá todo eso lleve a que la justicia los declare inimputables y sean ingresados en un psiquiátrico. De momento la jueza les ha imputado a ambos por homicidio.

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María estaba escondida en el interior de este bidón azul. Recogida en posición fetal, con las rodillas pegadas al pecho. Completamente desnuda y como ida. Así la encontró uno de los perros de búsqueda de la Guardia Civil de Valencia al localizarla en Godella. Ella ni se inmutó por los ladridos de Scot que avisaba a su cuidador de que la había encontrado. Los agentes que acompañaban al perro se asomaron al interior y le pidieron que saliera, pero María no se movió. "¿Qué haces aquí?", le preguntaron. "He huido y me he escondido porque mi marido me ha pegado una paliza esta mañana", respondió.

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