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Una jungla sobre ruedas: los peatones de Barcelona se juegan el tipo ante la "plaga" de patinetes
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Una jungla sobre ruedas: los peatones de Barcelona se juegan el tipo ante la "plaga" de patinetes

Uno de cada siete usuarios ha tenido accidentes con daños personales, según el RACC. El perfil tipo del usuario en la Ciudad Condal es el de un joven entre 16 y 35 años

Foto: Varias personas usando el patinete eléctrico en Barcelona. (EFE/Quique García)
Varias personas usando el patinete eléctrico en Barcelona. (EFE/Quique García)

Carlos Camps es un joven de 21 años que utiliza su patinete eléctrico cada día para ir al trabajo. A diferencia de muchos otros, él asegura que cumple las regulaciones, lleva casco, obedece las normas de circulación y siempre conduce por los carriles bici. Sin embargo, pese a tomar todas las precauciones, Carlos ha tenido que vivir situaciones límite en su día a día circulando por Barcelona. "Yo iba por el carril bici y tenía el semáforo en verde, los coches tenían el semáforo en ámbar intermitente para girar a la izquierda, pero fui yo el que tuve que frenar para evitar ser atropellado", explica Carlos.

Si los coches son un peligro para los conductores de patinete, las motos todavía los son más: "Un chico en una moto giró sin mirar, y yo, que me he visto en esta situación más de una vez, frené en seco. Llegué a impactar con su moto, le tumbé y mi patín salió disparado", explica angustiado. Un relato común entre los usuarios de este tipo de vías que se queja de la falta de concienciación de los otros vehículos con los carriles bici. "El chico me pidió disculpas mil veces porque sabía que era culpa suya", añade el joven.

Foto: Patinetes varados en la calle. (Cedida)

En Barcelona, hasta el 53% de usuarios de patinete admite haber tenido accidentes con terceros, pero es que el 47% de este colectivo reconoce haberlos tenido solos: "Un día llovía, íbamos dos en un patín y frené en seco, la rueda hizo aquaplanning, derrapó y nos pegamos contra el bordillo de una acera", comenta otro usuario.

El último barómetro sobre los usuarios de vehículos de movilidad personal (VMP) del Real Automóvil Club de Cataluña (RACC) pone cifras a una realidad que viven aquellos que escogen esta manera de desplazarse: uno de cada siete usuarios ha tenido accidentes con daños personales. “Son situaciones que pasan a diario, ahora freno siempre”, admite Carlos.

No es transporte para viejos

Igual que en la película de los hermanos Coen, el patinete (o VMP) no es transporte para viejos. El perfil tipo del usuario en Barcelona es de 16 a 35 años. "Empecé a montar en patinete eléctrico con mis amigos a los catorce, quince años, íbamos dos o tres en el mismo patinete, sin ningún tipo de protección, por la acera, en dirección contraria y nos parecía divertido", explica Camps.

Foto: Patinete eléctrico en París. (EFE)

Muchos jóvenes escogen este medio de transporte, dado que la edad legal para conducirlo, igual que en el resto de España, son los 16 años. Además, por el momento, no requiere ningún tipo de inversión en cursos ni exámenes, como es el caso de los ciclomotores.

El estudio que publica el RACC revela un déficit en el cumplimiento de las normas de circulación por parte de los usuarios de patinetes eléctricos. El 54% asegura saltarse los semáforos cuando no hay vehículos circulando y el 40% que excede la velocidad permitida.

Paula M. tiene 19 años, y nunca ha tenido un patinete eléctrico en propiedad, pero sí que se ha subido a muchos que asegura, no siempre cumplían las regulaciones: "Hemos tenido accidentes, íbamos dos en un patinete contra dirección por la carretera, queríamos subir a la acera porque venían coches y nos estrellamos contra el bordillo. El mismo día circulando por la acera dos personas en un patinete, el chico que conducía miro hacia detrás y se llevó por delante a una camarera que salía a servir una terraza".

Foto: Un hombre circula este miércoles por el centro de Barcelona con un patinete. (EFE/Enric Fontcuberta)

Según los últimos datos disponibles, en 2021 dos de cada diez atropellamientos en la ciudad de Barcelona implicaban a este tipo de vehículos. En 12 meses, la Guardia Urbana registró 614, de los cuales 124 fueron protagonizados por VMP. A falta de cifras oficiales actualizadas, todo apunta a que este número va en aumento.

placeholder Agentes de la Guardia Urbana de Barcelona informan a un ciudadano, que circula con un patinete eléctrico, sobre la normativa de circulación. (EFE/Quique García)
Agentes de la Guardia Urbana de Barcelona informan a un ciudadano, que circula con un patinete eléctrico, sobre la normativa de circulación. (EFE/Quique García)

Los accidentes cada día se producen a una velocidad mayor, por lo que los daños personales cada vez son más graves. Igual que ocurría antes con los ciclomotores, los patinetes también se modifican para aumentar su potencia. "Siempre quieres más, quieres ir más rápido. Está de moda trucarlos para que corran más", explica Paula. En los ciclomotores era necesario limar los cilindros o cambiar piezas, pero en los VMP solo es necesario reprogramarlos. La sanción por modificar el software de estos vehículos con el objetivo de superar el límite de velocidad con el que salen de fábrica asciende a 500 euros.

“Es rápido y barato, pero no seguro”

En una ciudad saturada por los coches, los patinetes te dan una libertad y una independencia que ningún otro vehículo te ofrece: "Escojo moverme en patinete porque es un transporte ágil, económico y rápido, aunque seguro no tanto", explica Camps, que se desplaza a diario en su patinete eléctrico.

El informe presentado por el RACC muestra que un 83% de los usuarios de VMP, entre los que se encuentran los patinetes eléctricos, no están satisfechos con la accesibilidad a la red, lo que hace difícil el cumplimiento de la normativa.

Foto: El detenido se saltó un semáforo en rojo y circulaba sin las luces reglamentarias. (EFE/Enric Fontcuberta)

"Es cierto que en los últimos años se han implementado más carriles bici en Barcelona que hacen la circulación más segura y fácil que años atrás", recuerda Carlos, aunque sostiene que aún queda trabajo por hacer, ya que "viven situaciones de peligro a diario".

Además, el estudio revela que existe un desconocimiento generalizado de la nueva red de carriles bici y los usuarios desconocen la infraestructura por la que deben circular. "Corremos peligro por depender de los demás", sostiene Carlos.

Una legislación endeble para un mercado creciente

El uso de este tipo de vehículos en las ciudades europeas no para de crecer. Tan solo en Barcelona y su área metropolitana, los desplazamientos dentro de la ciudad en VMP aumentaron un 86% de 2021 a 2022. Por este motivo, el RACC recomienda incluir los servicios de patinetes y otros vehículos de movilidad personal en el diseño de un nuevo modelo de ciudad.

En Barcelona, los VMP se regulan a través de la Ordenanza de Peatones y Vehículos. En la capital catalana y su área metropolitana el patinete eléctrico se considera un vehículo y, por lo tanto, está prohibido conducir por aceras no señalizadas o por las calles peatonales. Este tipo de vehículos puede moverse por carriles bici (tanto en calzada como aceras), en calles (con limitación a 30 km/h) y parques públicos (con limitación de 10 km/h).

Foto: Una de las normas es que está prohibido circular por las aceras

Pero el nivel de incumplimiento de esta normativa es muy alto. Solo entre el 25 de septiembre y el 1 de octubre, el cuerpo municipal de policía de Barcelona interpuso un total de 660 denuncias a conductores de MVP. El dispositivo formaba parte de una campaña de seguridad vial específica para este tipo de vehículos. Según apunta la Guardia Urbana en sus redes sociales, los principales motivos serían las distracciones, los semáforos y la conducción negligente.

Las multas a los MVP en la ciudad condal rondan los 200 euros de media. El uso de auriculares o teléfono móvil, el exceso de velocidad o la circulación por zonas no permitidas suponen una sanción de 200 euros, mientras que el hecho de ir dos personas montadas en un único patinete es de 100 euros.

Carlos Camps es un joven de 21 años que utiliza su patinete eléctrico cada día para ir al trabajo. A diferencia de muchos otros, él asegura que cumple las regulaciones, lleva casco, obedece las normas de circulación y siempre conduce por los carriles bici. Sin embargo, pese a tomar todas las precauciones, Carlos ha tenido que vivir situaciones límite en su día a día circulando por Barcelona. "Yo iba por el carril bici y tenía el semáforo en verde, los coches tenían el semáforo en ámbar intermitente para girar a la izquierda, pero fui yo el que tuve que frenar para evitar ser atropellado", explica Carlos.

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