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La política ‘asesina’ a la literatura en la celebración de Sant Jordi
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TORRA Y COLAU BLANDEN LOS ‘PRESOS POLÍTICOS’

La política ‘asesina’ a la literatura en la celebración de Sant Jordi

Ni un solo literato entre los autores. Sólo activistas: políticos, tertulianos, abogados de los políticos... Pero de eso se trata: de anular la literatura para hacer política

Foto: Una mujer vende flores por Sant Jordi. (EFE)
Una mujer vende flores por Sant Jordi. (EFE)

Cataluña vive su Sant Jordi más politizado de toda su historia, con un amplio movimiento político que ahoga, literalmente, el espíritu literario de esta jornada. En Cataluña se celebra simultáneamente el día del libro y el día de la rosa. La tradición es regalar una rosa y un libro. Pero el excepcional momento que vivimos, con unas elecciones a la vuelta de la esquina y una tensión política en aumento, ha viciado el simbolismo de la efemérides: los independentistas se llevan a su terreno el simbolismo del día y piden, por un lado, que se compren rosas amarillas (por su similitud de color con el lazo) y, por otro, que se compren libros relacionados con la situación y, en especial, con los presos y el ‘procés’.

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra. (EFE)

Ello no deja de ser el asesinato político de la literatura. Solo hace falta ver las recomendaciones para darse cuenta de que algo falla en esta sociedad. La Crida Nacional, el nuevo partido de Carles Puigdemont enviaba este lunes a la militancia un delante de lo que han de comprar: ‘La crisi catalana’, del propio Puigdemont; ’El bibliobús de la llibertat’, de Quim Torra y Jaume Ciurana; ‘L’Estaca’, de Lluís Llach y Jordi Vila; ‘Tres dies a la presó’, de Jordi Cuixart y Gemma Nierga; ‘1 judici (político) i 100 preguntes’, de Jaume Alonso-Cuevillas; ‘Contes per ser lliures’, de la Asociación Catalana por los Derechos Civiles; ‘Escrits de presó’, de Joaquim Forn; ‘Esperança i llibertat’; de Raül Romeva; Estimats Lluc i Joana’, de Oriol Junqueras; ‘La literatura en un tuit’, de Laura Borràs; ‘La revolta de Santa Jordina’, de David Fernández y Lyona Ivanova

placeholder Los puestos de libros con motivo de Sant Jordi. (EFE)
Los puestos de libros con motivo de Sant Jordi. (EFE)

La Asamblea Nacional Catalana (ANC) no se queda atrás en sus recomendaciones: ‘Discurso a la nación catalana’, de Ramón Cotarelo; ‘Llibertat d’excepció’, de Beatriz Talegón; ‘El conflicte inevitable’, de Mathew Tree; ‘2014: un poble, un país, un anhel’, de Roser Vilallonga; ‘…Y ahí lo dejo: crónica de un proceso’, de Gonzalo Boye

Ni un solo literato entre los autores. Solo activistas: políticos, tertulianos, abogados de los políticos... Pero de eso se trata: de anular la literatura para hacer política. Curiosamente, el día del libro no sirve para reconciliar a la literatura con el ciudadano, sino como plataforma puramente política. Se trata, pues, de una jornada desvirtuada por los intereses partidistas. El sentimiento lúdico del 23 de abril ha dado paso a un aquelarre proselitista donde la política contamina lo que habría de ser arte. Es, en definitiva, una jornada en la que la política asesinó a la literatura. El dragón de la política se comió a la pluma y a la cultura.

Presos y exiliados lo acaparan todo

El presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, que este lunes celebró su 44 cumpleaños, dirigió una carta en esta jornada a los socios de la entidad soberanista. “¡Que la cultura lo inunde todo!” era su título. Nadie parece haberle hecho caso. Independentismo y literatura son, en estos momentos, términos irreconciliables. Un simple vistazo a los libros recomendados por las entidades soberanistas desmienten la buena intención de la cultura inundadora. Cuixart aprovechaba para volver a denunciar “la falta histórica de cultura democrática de los poderes del Estado”. Òmnium ha hecho un llamamiento para que las rosas amarillas se lleven al “mural por la libertad”, en la en la plaza de Cataluña, un seto de flores para pedir la libertad “de los presos políticos y el retorno de los exiliados”.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, que pronunció un discurso oficial rodeado de rosas amarillas. Dijo que el 23 de abril “celebramos que existimos como país”. Denunció que hay instituciones “que quieren hacer desaparecer el catalán” y afirmó que “Sant Jordi es un grito a favor de la riqueza y la diversidad cultural”. Tal cual. Aseguró también que fue en el siglo XV cuando “las Cortes Catalanas, reunidas en este mismo Palau, decidieron declarar Sant Jordi fiesta preceptiva para todos”. Y volvió a insistir en que “por segundo año consecutivo, celebramos un Sant Jordi con presos y exiliados políticos, con amigos, compañeros, demócratas convencidos encerrados en prisión u obligados a vivir lejos de casa por haber defendido los derechos y las libertades más fundamentales”.

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En este éxtasis político no se ha quedado al margen la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (que, para más inri, hizo incluir su fotografía en los carteles de la lista que encabeza Jaume Asens para los comunes, con lo que su efigie inunda las calles de Barcelona en la campaña de las legislativas y el mes que viene, en la de las municipales; a eso se le llama economización de recursos). En un desayuno con escritores celebrado en dependencias municipales, Colau sacó de nuevo a la palestra la maldad del Estado español porque hay políticos presos. Y tuvo un especial recuerdo para Jordi Cuixart, el presidente de Òmnium que acaba de cumplir años y que hoy, además, está de santo.

Cataluña vive su Sant Jordi más politizado de toda su historia, con un amplio movimiento político que ahoga, literalmente, el espíritu literario de esta jornada. En Cataluña se celebra simultáneamente el día del libro y el día de la rosa. La tradición es regalar una rosa y un libro. Pero el excepcional momento que vivimos, con unas elecciones a la vuelta de la esquina y una tensión política en aumento, ha viciado el simbolismo de la efemérides: los independentistas se llevan a su terreno el simbolismo del día y piden, por un lado, que se compren rosas amarillas (por su similitud de color con el lazo) y, por otro, que se compren libros relacionados con la situación y, en especial, con los presos y el ‘procés’.

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