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Artur Mas presenta su hoja de ruta con el aliento de Duran i Lleida en la nuca
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MEDITA PLANTEAR UN ‘GOBIERNO DE CONCENTRACIÓN’

Artur Mas presenta su hoja de ruta con el aliento de Duran i Lleida en la nuca

El presidente catalán, Artur Mas, ha iniciado una carrera contrarreloj para ganar terreno a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y revertir las encuestas

Foto: El presidente de la Generalitat, Artur Mas (EFE)
El presidente de la Generalitat, Artur Mas (EFE)

Después del 9N: Tiempo de decidir, tiempo de sumar. Este es el lema del acto que hoy materializa el presidente catalán, Artur Mas, en el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona, en pleno Fòrum. El líder de Convergència no perderá comba en los próximos meses. Ha iniciado una carrera contrarreloj para ganar terreno a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y revertir las encuestas. Lo está consiguiendo. Hace un mes, Artur Mas era el presidente agotado, amortizado. Hoy es de nuevo la gran esperanza blanca… para los suyos e incluso para los otros, los de Madrid.

Después de la pseudoconsulta del 9 de noviembre, el presidente de la Generalitat ha ganado enteros y ha comenzado a remontar en los sondeos. Pero eso hay que consolidarlo. Lo principal es diseñar una hoja de ruta potente y creíble, que es lo que ha ordenado a sus colaboradores. El quid de la cuestión está en asumir que su meta “sale de la gente”. Y en eso está.

Su objetivo oficial es muy sencillo: lograr que pueda haber un referéndum pactado con el Estado sobre el “derecho a decidir”. En palabras más llanas, habría que decir que sería un referéndum sobre la independencia pura y simple, pero los nacionalistas prefieren utilizar, de momento, el eufemismo del “derecho a decidir”.

De ahí que, tras el “proceso de participación” del 9-N y de que la Fiscalía le haya dado un balón de oxígeno con una querella que penalmente no va a ningún lado, ahora le toque mover ficha con un acto multitudinario que quiere ubicarlo de nuevo en el universo mediático social catalán. En otras palabras: Artur Mas presenta hoy ante los suyos (los que le apoyan y las piezas clave de los distintos sectores sociales y económicos) su estrategia.

Previsiblemente, según los que le conocen, hará “un llamamiento a un Gobierno de concentración”. ¿Para qué? Para implicar a los otros integrantes del bloque soberanista en un proceso independentista hasta ahora liderado por CiU y donde la única perjudicada ha sido la propia CiU. Lo que quiere Mas es que todos se impliquen en ese proceso y que sientan el desgaste como CiU lo ha sentido hasta ahora. Un desgaste, por otra parte, que le ha supuesto la pérdida de la mitad de los escaños que tenía hace cuatro años, según las encuestas.

Duran se le adelanta

Mas se ha adelantado a todos: el próximo sábado, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) presenta su Declaración de Noviembre, donde dará por hechas unas elecciones plebiscitarias convocadas por Artur Mas. Y el martes 2 de diciembre, el presidente de ERC, Oriol Junqueras, presenta su hoja de ruta en otro acto masivo bajo el lema Llamada a un nuevo país: la República Catalana.

Pero hay alguien que se ha adelantado a todos ellos: el viejo estratega Josep Antoni Duran Lleida, presidente de Unió Democràtica. Pendiente de si Artur Mas logra por fin su candidatura unitaria con los independentistas de Esquerra, Duran se apresuró a plasmar por escrito este fin de semana lo que piensa su partido. Unió no permitirá una alianza electoral de CiU con ERC so pena de romper la tradicional alianza con Convergència.

De ahí que celebrase un acto de altura. Le arroparon Enrico Letta (ex primer ministro italiano), Salvador Alemany (presidente de Abertis, que estuvo a punto de ser consejero de Economía con Artur Mas), Jordi Alberich (director del Círculo de Economía), Joan Rosell (presidente de la CEOE), Miquel Valls (presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona), Jaume Roura (presidente de Faconauto), Joan Castells (presidente de FIATC), Rafael Villaseca (consejero de Gas Natural), Salvador Guillermo (secretario general de Fepime), Javier Godó (propietario de La Vanguardia), Josep Lluís Bonet, (presidente de Freixenet), Albert Martínez (director general de Agbar), o Josep González (presidente de la patronal Pimec).

Los democristianos han lanzado un aviso a Artur Mas: el peso económico no ve con malos ojos a Unió. Ello supondría que Duran i Lleida estaría en condiciones de ocupar el lugar del centro político catalán en el caso de que Convergència se escorase definitivamente hacia el independentismo y plasmase sobre el papel la oferta de Artur Mas de hacer una candidatura unitaria con ERC.

El presidente catalán se debatirá durante los próximos días entre oír los cantos de sirena que le lanzan desde su propio círculo de asesores (o sea, desde el núcleo duro de Convergència) o la moderación. Sabe que, si escoge los cantos de sirena, no habrá vuelta atrás: o consigue liderar la lista unitaria o es un cadáver político.

La cuestión es muy sencilla: en el momento en que el coordinador general de CDC, Josep Rull, clamaba este fin de semana que con la querella de la Fiscalía contra Artur Mas, la vicepresidenta Joana Ortega y la consejera de Educación, Irene Rigau, “comenzamos a construir el último tramo hacia la independencia”, desde Unió se hacía otra lectura de la actualidad.

Vida más allá de la independencia

Duran se lo recordaba este domingo desde la tribuna de oradores: el grupo de intelectuales de su acto Construïm (Construimos) estaba formado por gente y dirigentes que no son de Unió Democràtica (UDC). “Queremos construir una nueva sociedad”, atizó el democristiano. Y a continuación lanzó el dardo envenenado: “Quien quiere construir como nosotros, Unió y más allá de Unió, con los que hemos compartido estas jornadas, sabe que está creando y para crear no se necesitan enemigos. No necesitamos la confrontación. Aquella confrontación que históricamente siempre ha rechazado Unió Democràtica “.

Duran echó mano incluso de Antonio Gramsci, el teórico marxista por excelencia de Italia, para alentar a penetrar en la sociedad “de abajo a arriba” y plantar cara al populismo (en referencia a Podemos). Pero, sobre todo, algo muy importante. “Fijaos los que habéis asistido a las jornadas durante día y medio: no hemos polemizado sobre la independencia, lo que quiere decir que hay vida más allá de la independencia: también hay otras cuestiones de las que nos hemos de ocupar. No podemos estar centrados sólo en la cuestión nacional”.

Ante los suyos, Duran lamentó la querella contra Mas, Ortega y Rigau pero advirtió que su estrategia no es preparar una plataforma centrista en Cataluña, ya que el suyo es “un proyecto que más que buscar la centralidad lo que intenta es reencontrarla, que es una cuestión diferente”. Y esa centralidad comporta “sentido común, prudencia, firmeza. Un filósofo griego, Apiano, decía que la imprudencia era la antesala o acostumbraba a preceder a la calamidad. Todo proceso político, todo proceso que comporte decisiones, es preciso abordarlo con virtudes. Una de ellas, la prudencia, con sentido común, que no quiere decir falta de firmeza. No se ha de confundir la prudencia con la debilidad, al revés”. Un aviso en toda regla a Artur Mas, que, aunque parece el líder indiscutible e indiscutido de todo el proceso catalán, tiene el enemigo en casa.

Después del 9N: Tiempo de decidir, tiempo de sumar. Este es el lema del acto que hoy materializa el presidente catalán, Artur Mas, en el Centro de Convenciones Internacional de Barcelona, en pleno Fòrum. El líder de Convergència no perderá comba en los próximos meses. Ha iniciado una carrera contrarreloj para ganar terreno a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y revertir las encuestas. Lo está consiguiendo. Hace un mes, Artur Mas era el presidente agotado, amortizado. Hoy es de nuevo la gran esperanza blanca… para los suyos e incluso para los otros, los de Madrid.

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