CiU se prepara para apretar las tuercas al Gobierno central tras su victoria en Cataluña

“Mas president” fue la consigna más coreada ayer en el mítin final del candidato de Convergència i Unió (CiU), Artur Mas, en el Palau Sant Jordi, justo donde la noche anterior cerraron la campaña socialista José Montilla, acompañado de Felipe González, del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y de la ministra de Defensa, Carmen Chacón. Y es que en CiU no duda nadie, a estas alturas, que Mas será el próximo presidente de la Generalitat tras las elecciones de mañana domingo.

Se lo pronosticó ayer el ex presidente Jordi Pujol y su socio de UDC Josep Antoni Duran Lleida. “Faltan dos días para que Artur Mas sea President y una mujer, por primera vez en la historia, presidenta del Parlamento. Artur, te lo mereces, serás el próximo President”, exclamó este último en su discurso. Se refería a que si los convergentes ganan los comicios la nueva presidenta será la democristiana Núria de Gispert, ex consejera de Justicia de la Generalitat con Pujol. Y Mas anunció que tras su odisea personal, llega de nuevo a Itaca, después de tener que luchar contra los elementos y contra tiburones que lo querían comer vivo. Quiso ser comedido y no pronosticó su victoria rotundamente, aunque en la web de CiU ya han colgado un reloj que cuenta los días, horas y minutos que faltan para la hora H del día D; es decir, para las 12 de la noche de mañana domingo, cuando comienza el día después. Aún así, no pudo reprimir decir que “nunca como ahora he sentido tanto el peso de la propia responsabilidad”.

Pero la victoria de CiU en las elecciones catalanas puede tener repercusiones más allá de esta comunidad. “Ahora entramos en un nuevo escenario, que incidirá directamente en la política española. El próximo año, habrá elecciones municipales y al año siguiente, las generales y entrarán en una durísima batalla de PSOE y PP, pero nosotros queremos tener las manos libres. Nosotros no nos quedaremos ni con uno ni con otro. No nos dejaremos atar por ninguno de ellos”, señaló a El Confidencial Francesc Homs, el cerebro del programa electoral de Artur Mas.

Y, en este terreno, Artur Mas atacó a fondo: “Cuando nos piden hacer servicios de Estado, los hacemos siempre, Pero si grande es el sentido de Estado, más es el sentido de país. Porque el Estado es una arquitectura artificial y el país es algo más: es la gente, sus sentimientos, sus emociones. Y nosotros lo que defenderemos son los intereses del país. Por tanto, que nadie espere que si CiU gana irá mansamente a Madrid para ver cómo ayudar. Iremos y ayudaremos como siempre; pero iremos sobre todo a defender los intereses de un país que se llama Cataluña y de los 7,5 millones de catalanes y catalanas”.

Duran Lleida fue ayer también muy claro: “Cuando les hace falta crédito, no van a buscar a IU, sino a la gente de CiU, que es la que garantiza el bienestar de la sociedad. Pero estamos hartos de ser responsables”, dijo el líder democristiano. Y recordó que a Cataluña le hace falta “una nueva financiación. Ya sabemos quién no quiere un mejor pacto fiscal: Rajoy y Zapatero. Pero mientras, nosotros pagando y no recibiendo”.

“El voto útil es el de CiU”

Para Francesc Homs, “éstas son las primeras elecciones en Cataluña con una situación claramente de crisis, en la que además existen otras connotaciones peculiares, como la deriva del Tripartito. Y CiU ha acabado encontrando una posición de inmunidad ante las críticas de los adversarios, que han sido muchas y muy duras”. Ello le da esperanzas de obtener un buen resultado, con más de 60 diputados, lo que permitiría a CiU gobernar Cataluña con comodidad, a pesar de q1ue la mayoría absoluta se sitúa en 68. Pero, especialmente, lo que el cerebro económico de Mas sostiene es que, en ese caso, “las autonómicas tendrán un gran impacto en la política española”. ¿Porqué? Porque CiU será libre de plantear exigencias en Madrid sin estar condicionada por ninguna otra fuerza política. En otras palabras, no tendría que transigir en algunas cuestiones a cambio de votos en Cataluña para poder seguir gobernando.

Por eso, Mas repitió ayer que “el voto últi es el de CiU. Es el voto del cambio. Y el cambio sólo se hace si se va a votar. Lo que pido es una gran mayoría. Podemos tener una gran mayoría. Administrémosla con gran humildad y voluntad de servicio. Y si en algun momento se me notase que me falta este espíriritu os pido que me echéis una bronca y me estiréis de las orejas”.

No falaron en el mítin final ataques a los rivales. Duran no tuvo piedad con los socialistas. Ayer, Montilla estuvo en este Palau y tenía el aval de Zapatero -dijo. Desde pequeño, siempre había entendido que los insolventes no servían para avalar absolutamente nada. Pues bien, así nos va el país”. Lanzó dardos contra la candidata del PP, Alicia Sánchez-Camacho y afirmó que “el Tripartito ha triturado el país. Comenzó con una corona de espinas [recordando la famosa foto de Carod-Rovira en Jerusalén sosteniendo una corona de espinas sobre su frente] y ha acabado siendo una cruz para el país que hemos de llevar encima”. Y terminó acusando a Montilla de claudicar ante las reivindicaciones ecologistas de ICV, a los que calificó de “comunistas teñidos de verdes”.

Y Mas finalizó arengando a los votantes. Tras pedir el voto para Xavier Trias en las municipales del año que viene “para que Barcelona tenga por fin un alcalde de CiU”, señaló: “Históricamente, han silenciado nuestra lengua, han dilapidado nuestra riqueza que son las instituciones y han ahogado nuestra voluntad nacional. Pero nos quedó la fuerza interior, íntima, de creer en nosotros mismos como nación”.

Cuando acabó su discurso, faltaban en el reloj de Convergència 1 día, 22 horas y 15 minutos para el cambio. O sea, para que sea el virtual nuevo presidente de la Generalitat.