Es noticia
Lluvia de millones: el hotel ‘fantasma’ del Palau se podría reconvertir en edificio de apartamentos
  1. España
  2. Cataluña
EL VERDADERO ‘PELOTAZO’ DE MILLET

Lluvia de millones: el hotel ‘fantasma’ del Palau se podría reconvertir en edificio de apartamentos

No todo es lo que parece en el extraordinario caso del hotel del Palau de la Música. La gran operación que había de suponer un nuevo

Foto: Lluvia de millones: el hotel ‘fantasma’ del Palau se podría reconvertir en edificio de apartamentos
Lluvia de millones: el hotel ‘fantasma’ del Palau se podría reconvertir en edificio de apartamentos

No todo es lo que parece en el extraordinario caso del hotel del Palau de la Música. La gran operación que había de suponer un nuevo y suculento pelotazo de Fèlix Millet y Jordi Montull, la antigua cúpula de la institución musical, tiene todavía muchos puntos oscuros que se han de clarificar en la instrucción que lleva el juzgado número 10 de Barcelona, bajo la dirección de Miriam de Rosa. Porque, según ha podido conocer El Confidencial, detrás de la operación urbanística que proyectaban, existen intereses crematísticos de envergadura. No era una operación sencilla, sino una estudiada estrategia que podría haber acabado en una lluvia de millones para los que en ella participaban.

Durante años, Millet y Montull trabajaron utilizando sus influencias para permitir la recalificación de los solares adyacentes al Palau, conforme explica detalladamente la querella del fiscal Antoni Pelegrín. Según ha podido conocer este diario, los primeros proyectos fueron rechazados por razones obvias: el arquitecto Óscar Tusquets había previsto la construcción del hotel con 80 habitaciones, una plaza abierta, similar a la que ya tiene el Palau, y tres plantas con 97 plazas de aparcamiento; pero no contaba con las ordenanzas municipales.

Los edificios que ya existen en dichos solares son intocables. Los edificios que rodean el Palau de la Música son, igual que esta institución, edificios modernistas y uno de ellos había ganado incluso un premio en 1906 a la mejor obra acabada de la ciudad. Además, se hacía necesario derribar una esquina que cuenta con un precioso conjunto arquitectónico de Miquel Blay. En su lugar, habría de ir la nueva plaza, lo que obligaría a derribar las paredes de los vetustos edificios. Pero su condición de catalogados no permite este tipo de operaciones urbanísticas, por lo que Tusquets hubo de modificar su proyecto. Por si fuera poco, las plazas de aparcamiento previstas sobrepasaban los límites legales permitidos en la zona, un dato negativo más para rechazar la planificación de los promotores.

“Podían construir como quisieran, pero era condición indispensable que se mantuviesen las paredes de la finca, ya que se trata de edificios catalogados”, señalan fuentes conocedoras del caso. Y no hubo más remedio que adaptar el proyecto a la normativa que rige para el casco viejo de Barcelona. Aún así, la operación ideada podía haber salido adelante con éxito. Y ello a pesar de las ingentes cantidades de dinero que Olivia Hotels, la empresa que compró los solares y que iba a construir el equipamiento, tenía que desembolsar: más de 20 millones de euros para poner en marcha el hotel, conforme publicó este diario. La inversión total podría llegar a los 30 millones, una cantidad nada despreciable.

Esperando a la revisión del PGM

La documentación hallada en las dependencias del Palau apunta hacia una planificación a largo plazo de los solares donde se habría de construir el polémico hotel. En realidad, este equipamiento era un paréntesis temporal. “Se había planificado la operación con la vista puesta en que en 12 años se revisaría el plan general metropolitano de Barcelona. Y ése era el plazo en que podría estar operativo el hotel, es decir, hasta la próxima modificación, que podría ser el 2020, 2021 o 2022. A partir de ahí, una posibilidad era reconvertir el equipamiento hotelero en un edificio de apartamentos, cada uno de los cuales podría venderse a un precio elevado, dada la ubicación del mismo”, señalan las fuentes consultadas.

Con este cambio en perspectiva, la operación cobra más sentido, ya que “como hotel, era muy difícil recuperar la inversión incluso a largo plazo, mientras que con la venta de apartamentos se podría recuperar no solamente lo invertido, sino disparar los beneficios”. Lo que se cocía entre bambalinas, pues, era una operación de alto nivel a largo plazo, aunque los impulsores del plan trataron en todo momento de ocultar sus verdaderas intenciones. Y el hotel del Palau devenía, así, en un hotel fantasma.

Toda esta planificación, como queda patente en la querella presentada por el fiscal y en el auto de prisión de la jueza De Rosa, se realizó casi clandestinamente, ya que los directivos del Palau dieron a entender en todo momento que la promotora era esta institución, cuando en realidad vendieron los solares y cedieron los derechos a la empresa Olivia Hotels en el año 2007. Otra cosa es la gestión ante las instancias públicas: Millet y Montull se comprometieron a lograr los permisos pertinentes utilizando para ello sus relaciones de alto nivel. Este proceder, según declaró brevemente el sábado a TV3, la televisión autonómica catalana, la mujer de Montull, Mercedes Mir, era normal. Mir subrayó que esperaba que se hiciera justicia porque los dos reos “no hicieron nada malo”. Gemma Montull, ex directora financiera de la institución y también procesada por el expolio en el juzgado número 30, dijo también que ambos están “muy tranquilos y confiados en que se hará justicia”, ya que “tienen la conciencia muy tranquila”. Una tranquilidad directamente proporcional al nivel de ingresos dinerarios en sus cuentas bancarias.

No todo es lo que parece en el extraordinario caso del hotel del Palau de la Música. La gran operación que había de suponer un nuevo y suculento pelotazo de Fèlix Millet y Jordi Montull, la antigua cúpula de la institución musical, tiene todavía muchos puntos oscuros que se han de clarificar en la instrucción que lleva el juzgado número 10 de Barcelona, bajo la dirección de Miriam de Rosa. Porque, según ha podido conocer El Confidencial, detrás de la operación urbanística que proyectaban, existen intereses crematísticos de envergadura. No era una operación sencilla, sino una estudiada estrategia que podría haber acabado en una lluvia de millones para los que en ella participaban.

Fèlix Millet