Es noticia
Fallece Juan Titos, ‘cazador’ de estafadores y pionero en la lucha frente a la ciberdelincuencia
  1. España
  2. Andalucía
OBITUARIO

Fallece Juan Titos, ‘cazador’ de estafadores y pionero en la lucha frente a la ciberdelincuencia

El inspector jefe de la Policía Nacional en Málaga murió la noche de este lunes a los 70 años de edad después de que se le diagnosticara un cáncer semanas atrás. En su etapa en la UDEV lideró algunas de los casos de fraudes más sonados del país

Foto: Juan Titos, inspector jefe de la Policía Nacional. (Cedida por La Opinión de Málaga)
Juan Titos, inspector jefe de la Policía Nacional. (Cedida por La Opinión de Málaga)

Fue el 17 de marzo cuando hablamos por última vez. Minutos antes me enteré de que le habían diagnosticado un cáncer. Me explicó que debía cuadrarlo con las consultas médicas que se le avecinaban, pero que quedábamos para comer y nos poníamos al día. No pudo ser. La enfermedad ha sido tan puñeteramente agresiva que esa socorrida coletilla de “murió tras una larga lucha…” se volvió inútil. Ni 20 días de tregua le concedió. La noche de este lunes se nos fue Juan Titos a los 70 años de edad. El policía Juan Titos Martínez. El investigador Juan Titos. El amigo Titos. Un nombre que desde su pequeño despacho de jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la primera planta de la Comisaría Provincial de Málaga lideró algunas de las más importantes operaciones del país. Una institución en el ámbito del fraude y las estafas, de esos que lidiaba y aprendía de los choros y testigo directo de la evolución del nuevo curso que seguía la investigación policial con la creación de las unidades de Delincuencia Tecnológica.

Nacido en el municipio granadino de Guadahortuna, ingresó en el cuerpo en 1974 y siete años después se incorporó a la plantilla de Málaga. Ascendió a inspector jefe en 1994 y la práctica totalidad de su carrera ha estado vinculada a la Brigada de Policía Judicial. Sobre todo en el ámbito de la delincuencia económica. Destacadas fueron sus investigaciones en el campo de las estafas de ‘Time Sharing’ o multipropiedad que cada verano dejaba un reguero de víctimas y que ponían de relieve la transnacionalidad de una delincuencia organizada que convertía a la Costa del Sol en su laboratorio de pruebas. “Pocos lugares en el mundo como Málaga para que un policía aprenda”, solía decir.

Fraudes de todo tipo pasaban por su mesa. Casuísticas inimaginables que fueron el germen de importantes operaciones internacionales. Como ‘Nilo’, que se saldó con cientos y cientos de detenidos y puso de relieve una gigantesca red de estafa de ‘Cartas Nigerianas’. Un rudimentario precedente del ‘phishing’ informático basado -ya en esos años- en la ingeniería social. Esencia de muchos de los ciberdelitos que en la actualidad centran gran parte de los esfuerzos policiales y cuyo surgimiento vivió Titos a través de la Unidad de Delitos Tecnológicos. Formada por un grupo de poco más de cuatro agentes ‘armados’ con unos cuantos PC de esos que ocupaban casi todo el escritorio, evidenciaba un nuevo tiempo en el que la vieja escuela de estafadores y rateros comenzaba a ser sustituida por delincuentes que operaban tras un teclado.

El nombre de Juan Titos está asociado a algunas de las más importantes investigaciones económicas

Titos, al igual que los malos, tuvo que reciclarse, pero nunca ocultó cierta admiración por esos estafadores con labia, auténticos encantadores de serpientes que desplumaban al más incauto con una impecable puesta en escena. Como ese tipo que se hacía pasar por un militar de graduación, vestido de uniforme y multitud de medallas colgadas de la pechera que tantas veces tuvo en la silla de enfrente tras ser detenido. Un tipo que había construido un personaje hasta el punto de asimilarlo a su propia existencia. Eran dos en uno. Indivisibles. Inseparables.

Siempre tuvo cierta tirria a los curanderos, charlatanes que se aprovechaban de la angustia de los que se agarran a un clavo ardiendo para encontrar una solución a una grave dolencia. Como Andrés, un curandero de la barriada malagueña de Campanillas que simulaba hacer operaciones utilizando sangre y vísceras de animales y al que detuvo en 2001.

También puso el foco en la defraudación de subvenciones públicas con el ‘caso Fara’, una de las primeras investigaciones en este campo y que puso el foco sobre las ayudas de 1,2 millones recibidos por la Federación Andaluza de Asociaciones de Romaníes (FARA) y que se destinaron para uso particular.

Una vida singular

Pero Titos era algo más que un buen investigador y un jefe respetado por la mayoría de los que han trabajado a su lado. Era una gran persona, educado y amable hasta la extenuación. Con una habilidad innata para las relaciones humanas. Cantautor en su juventud, compartió escenario con Carlos Cano. Amante del jazz y del cine -‘Whiplash’ y ‘Gran Torino’ estaba entre sus títulos preferidos-. Y en cada edición del Festival Internacional de Jazz de Málaga, buscaba alguna rareza en la programación para escaparse al Teatro Cervantes.

Un estafador le llamó para ofrecerle un riñón cuando se enteró de que estaba enfermo

En torno a su figura se creo un grupo de discusión y debate que se reunía semanalmente para abordar temas de todo tipo. Desde la actualidad más reciente, hasta episodios históricos. Se llamaba, como no, ‘Los amigos de Titos’. También se dejaba ver por el Grupo Cronos y el Club Liberal 1812, adonde a veces le acompañaba su esposa, como recuerda su compañero y amigo Juan Antonio O’Donnell, que no podía ocultar su tristeza.

El municipio granadino de Almuñécar se convirtió en refugio y destinos de sus escapadas, junto al mar, acompañado por su familia y su perrita. Esa que tantas alegrías le dio y tanto le hizo sufrir cuando enfermó y tuvo que tomar, posiblemente, una de las decisiones más jodidas de su vida. Pocas veces estuvo tan bajo de ánimos que durante esos días. Ni cuando años atrás le diagnosticaron otra grave enfermedad de riñón cuyo tratamiento le dejó fastidiado y que provocó una de las anécdotas más increíbles de su vida. La noticia de su diagnóstico corrió rápidamente y traspasó los ambientes policiales. Un estafador al que había detenido en multitud de ocasiones le llamó y le ofreció cederle uno de sus órganos para que se lo transplantaran.

Juan Titos se jubiló en 2017, tras cuatro años al frente de la jefatura de la Secretaría General. Este tiempo se dedicaba a disfrutar de su familia, sobre todo de sus nietos, y seguía alimentando esas inquietudes que alimentaron una mente lúcida hasta el final. Condecorado con la Cruz al Mérito Policial con distintivo Rojo, dos Blancas y más de 100 felicitaciones públicas, ha sido un refrente para varias generaciones de investigadores de la Policía Nacional en Málaga. Un tipo querido que siempre tenía la puerta de su despacho abierta para todo aquel que necesitara un consejo. Incluso cuando las llamas de un incendio provocado en el exterior por un detenido llenaron sus paredes de hollín. Su hijo sigue sus pasos. Descanse en paz.

Fue el 17 de marzo cuando hablamos por última vez. Minutos antes me enteré de que le habían diagnosticado un cáncer. Me explicó que debía cuadrarlo con las consultas médicas que se le avecinaban, pero que quedábamos para comer y nos poníamos al día. No pudo ser. La enfermedad ha sido tan puñeteramente agresiva que esa socorrida coletilla de “murió tras una larga lucha…” se volvió inútil. Ni 20 días de tregua le concedió. La noche de este lunes se nos fue Juan Titos a los 70 años de edad. El policía Juan Titos Martínez. El investigador Juan Titos. El amigo Titos. Un nombre que desde su pequeño despacho de jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la primera planta de la Comisaría Provincial de Málaga lideró algunas de las más importantes operaciones del país. Una institución en el ámbito del fraude y las estafas, de esos que lidiaba y aprendía de los choros y testigo directo de la evolución del nuevo curso que seguía la investigación policial con la creación de las unidades de Delincuencia Tecnológica.

Málaga Policía Nacional Noticias de Andalucía Obituario