La juez Alaya temía la fuga del director de los ERE desde que llegó al juzgado

El ex director general de Trabajo, Francisco Javier Guerrero, se ha convertido en una bomba para el PSOE después de su ingreso en prisión por orden de la juez Mercedes Alaya. La personalidad vulnerable de este acusado abre todo tipo de temores en el partido de Griñán, y hasta la propia juez puso en marcha un dispositivo de control sobre Guerrero desde el momento en el que entró en los juzgados para prestar declaración el pasado jueves.

Francisco Javier Guerrero estuvo vigilado en todo momento de forma discreta por funcionarios del juzgado cuando se produjeron los recesos de las largas jornadas de declaración que terminaron en la madrugada del sábado con su ingreso en prisión. Al personal que merodeaba por los juzgados le extrañó que siempre que Guerrero salía de la sala hubiera un funcionario que le vigilara de forma discreta. Y la razón de este control se desveló en el momento en que Mercedes Alaya lo mandó a prisión; había que tomar todo tipo de precauciones por lo que pudiera pasar.

Una bomba para el PSOE

De hecho, Guerrero se ha convertido en una bomba para el PSOE. Su propio abogado aseguró en la noche del sábado que cuando le notificaron su ingreso en prisión se mostró “entero”, aunque advirtió de que “otra es cosa es lo que sienta por dentro”. A  Guerrero se le considera una persona frágil, con un carácter fácilmente influenciable y, a pesar de su aparente perfil, se le atribuye una dependencia emocional acusada, que en cualquier momento le podría llevar a derrumbarse desvelando lo que aún pueda mantener oculto sobre la intervención de importantes personalidades del partido en las decisiones sobre los fondos de reptiles.

El máximo temor del PSOE ahora es que Guerrero se derrumbe. El presidente de la Junta, José Antonio Griñán, que fue consejero de Economía durante una parte de la etapa en la que Guerrero daba millones a discreción a amigos del partido, ha tratado de huir del caso asegurando que la Junta también había pedido el ingreso en prisión de este ex director general.

Sin embargo, el temor en el PSOE se palpa en unos momentos en los que el partido se juega su propia supervivencia en Andalucía. La posibilidad de que a partir de las declaraciones de Guerrero sean llamados a declarar desde José Antonio Viera al propio Manuel Chaves, acusados por el ex director general en sus declaraciones de estar al tanto de todos los manejos relacionados con el fondo de reptiles, es una hipótesis que hace temblar a muchos en el seno del partido.

No obstante, es posible que la juez Alaya demore la imputación de Viera, que actualmente es diputado por Sevilla en el Congreso, ya que en el caso de que lo acusara en firme, la condición de aforado de este ex consejero de Trabajo obligaría a un pronunciamiento del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, con lo que la juez instructora del caso podría perder el control sobre el asunto.