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Griñán se resiste a un adelanto electoral: gana tiempo para amortiguar la debacle del 22-M
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LA REALIDAD EMPUJA EN SU CONTRA

Griñán se resiste a un adelanto electoral: gana tiempo para amortiguar la debacle del 22-M

El posible adelanto electoral de las generales coge con el pie cambiado al presidente andaluz José Antonio Griñán, quien se mantiene dispuesto a llegar a marzo

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Griñán se resiste a un adelanto electoral: gana tiempo para amortiguar la debacle del 22-M

El posible adelanto electoral de las generales coge con el pie cambiado al presidente andaluz José Antonio Griñán, quien se mantiene dispuesto a llegar a marzo de 2012 agotando la legislatura, sin importar la decisión que tome Rodríguez Zapatero. Griñán quiere ganar tiempo para amortiguar la debacle de las municipales y reconstruir su alternativa frente al avance del PP de Javier Arenas. Aspira a que las primeras medidas de recorte de un Gobierno de Rajoy le den argumentos contra los populares, pero tiene en su contra la precaria situación de su Gobierno y el dispendio que podría suponer convocar dos elecciones en Andalucía -generales y autonómicas- con sólo tres o cuatro meses de distancia en el tiempo.

A veces no es conveniente sacar lecciones de la historia, y una prueba de ello es lo que puede ocurrir en Andalucía en caso de que Zapatero adelante las generales. Hasta ahora, al PSOE andaluz le ha interesado siempre hacer coincidir las elecciones autonómicas con las generales. Ir a las urnas al amparo de Felipe González antes y después de un Rodríguez Zapatero en alza era una garantía de salvación. Tanto es así, que en la única ocasión en la que Manuel Chaves convocó las elecciones andaluzas por separado, en 1994 -coincidieron con las europeas, pero no con las generales- perdió la mayoría absoluta y dio origen a la pinza PP-IU, asumiendo una legislatura convulsa que no pudo culminar.

El 22-M rompió los esquemas

Lo que hasta ahora era norma, se ha convertido en un peligro para las aspiraciones de Griñán. Antes del 22-M, el presidente andaluz había barajado la posibilidad de adelantar los comicios autonómicos y hacerlos coincidir con las generales, y así lo llegó a comentar incluso con Pérez Rubalcaba. Sin embargo, el impacto de la debacle sufrida por el PSOE en las pasadas municipales ha roto todos los esquemas.

El primer objetivo del PSOE en Andalucía es ganar tiempo, estirar la legislatura hasta el límite final del mes de marzo de 2012. De un lado, Griñán aspira a recomponer el partido, muy dividido en algunas provincias, y fortalecer su liderazgo interno para contar con el apoyo de toda la maquinaria política. Por otra parte, está empeñado en desplegar una serie de medidas de carácter social, basadas en la creación de empleo y apoyo a las pymes (como el plan por el que se le dan 400 euros a los parados con cargas familiares que abandonaron las aulas para trabajar en la construcción cuando este sector estaba en auge), que le permita recuperar el voto sobre todo en zonas rurales,

Esperando la oportunidad del agravio

Y, finalmente, el PSOE confía en que culminando la legislatura puede asistir a las primeras medidas de recortes que tenga que imponer Rajoy si éste gana unas generales adelantadas, en el sentido que ya anunció Felipe González. Esta posibilidad le devolvería al PSOE-A uno de sus discursos más rentables: el del agravio ante un Gobierno central del PP, como ya ocurrió con Aznar, a quien Chaves utilizó como supuesto azote de los intereses andaluces por el impago de la deuda histórica.

Frente a los deseos de Griñán se sitúa la realidad. En primer lugar, el Gobierno andaluz está ya más que amortizado y su capacidad de reacción se ha demostrado nula en los últimos meses. La presión de los escándalos -como el de los falsos ERE-, el malestar de los funcionarios y sus persistentes acciones de protesta, el bloqueo de la Junta y la escasez de recursos económicos para desarrollar políticas activas inspiran poca esperanza en una recuperación positiva para los intereses económicos de Andalucía.

A ello se une, por otra parte, la imagen tan contraria al obligado mensaje de austeridad que podría ofrecer que los andaluces tuvieran que ir a las urnas dos veces en sólo tres o cuatro meses -lo que separaría unas generales adelantadas de las autonómicas-, en unos momentos en los que el peligro de la abstención pesa sobre una clase política muy cuestionada por la ciudadanía.

Griñán y Arenas: ¿intereses coincidentes?

Las circunstancias han querido hoy que, al menos aparentemente, los intereses de Griñán y Arenas coincidan, ya que el líder del PP ha defendido siempre que las elecciones andaluzas se celebren separadas de las generales para que se pueda asistir a un debate autóctono sobre los intereses de la comunidad autónoma. Esta coincidencia, hoy, puede ser meramente formal. Ya que no sería extraño que Arenas prefiriese que, al menos por esta vez, ambos comicios coincidieran para salir de la situación de precariedad en la que se encuentra Andalucía lo antes posible o, para ser más exactos, para consumar pronto su llegada al poder.

Las encuestas que hace semanas le daban al PP de Andalucía mayoría absoluta han consolidado esta posibilidad e incluso la aumentan. El propio Arenas asegura que estudios sociológicos que obran en su poder apuntan a que, tras la victoria popular del 22-M, el avance de la tendencia de voto favorable se ha incrementado a su favor.

El posible adelanto electoral de las generales coge con el pie cambiado al presidente andaluz José Antonio Griñán, quien se mantiene dispuesto a llegar a marzo de 2012 agotando la legislatura, sin importar la decisión que tome Rodríguez Zapatero. Griñán quiere ganar tiempo para amortiguar la debacle de las municipales y reconstruir su alternativa frente al avance del PP de Javier Arenas. Aspira a que las primeras medidas de recorte de un Gobierno de Rajoy le den argumentos contra los populares, pero tiene en su contra la precaria situación de su Gobierno y el dispendio que podría suponer convocar dos elecciones en Andalucía -generales y autonómicas- con sólo tres o cuatro meses de distancia en el tiempo.

José Antonio Griñán