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La parálisis del Gobierno se prolongará todo el verano por la negociación con ERC en Cataluña
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La parálisis del Gobierno se prolongará todo el verano por la negociación con ERC en Cataluña

A pesar del fin del ciclo electoral del 9-J, el Ejecutivo asume que "es pronto" para saber cuándo podrá acordar los presupuestos, a la espera de si Illa es presidente. Junts no da señales de ruptura y mantiene una comunicación estable con Ferraz

Foto:  La secretaria general de ERC, Marta Rovira. (EFE/Siu Wu)
La secretaria general de ERC, Marta Rovira. (EFE/Siu Wu)
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El semestre electoral que concluye el 9-J ha canibalizado la política española y ha provocado una parálisis general que, necesariamente, no finaliza con las elecciones europeas. La sensación de que las fichas se recolocarán después de esa fecha y de que el Ejecutivo se podrá dedicar a gobernar empieza a deshilacharse por la situación catalana.

La posibilidad de comenzar a negociar los presupuestos con los grupos que componen la mayoría parlamentaria no parece tan inmediata. El PSOE necesita que ERC vote a Salvador Illa y para lograrlo han decidido conceder todo el tiempo posible. No se quiere agobiar a los republicanos, justo cuando deben tomar una decisión trascendental y se enfrentan, además, a un congreso en noviembre.

Esta actitud supone un nuevo compás de espera, otro periodo de hibernación para el Ejecutivo, hasta que se resuelva el puzle catalán. Es verdad que el próximo 10 de junio se producirán las primeras señales con la elección de la Mesa del Parlament. El único presidente posible, como proclama el propio Pedro Sánchez, es Illa con el respaldo de ERC y los comunes, y eso debería trasladarse en un acuerdo para la Mesa que responda ya a esa mayoría, que ya se está negociando.

Pero, aunque se produjera ese primer gesto, a los republicanos aún les queda un largo camino para decidir si votan al candidato del PSC. El partido, tras la dimisión de Junqueras, ha quedado en un interregno en manos de Marta Rovira. A la ejecutiva actual le compete llevar a cabo las conversaciones con los socialistas y una vez que se llegue a un pacto, si se llega, someterlo al voto de la militancia.

Foto: El presidente de ERC, Oriol Junqueras. (EFE/Alejandro García)

El 25 de junio es la fecha tope para la primera investidura. Si llla no logra ser elegido, se abre un plazo de dos meses para sucesivos intentos hasta el 25 de agosto, cuando la legislatura quedaría "disuelta automáticamente" y se convocarían nuevas elecciones.

Lo mejor para la Moncloa es que Illa se convierta en president el 25 de junio, pero hay poca confianza en un proceso tan rápido y podría enfrentarse a varios intentos, por la propia dificultad de ERC para dar este paso. Los socialistas saben que su respaldo hay que trabajarlo y a la vez respetar tanto esta reflexión como el debate posterior sobre el liderazgo. Oriol Junqueras ya ha dicho que se volverá a presentar y si existen otros candidatos lo normal es que se destapen en las próximas semanas.

Foto: Reunión de la ejecutiva del PSC tras ganar las elecciones catalanas. (Europa Press/David Zorrakino)

La crisis de los republicanos tiene efectos directos en Madrid. No se les puede apretar con los temas nacionales y la interlocución, en este periodo de interinidad, es más difusa. El propósito del Gobierno es presentar las cuentas en tiempo y forma, a finales de septiembre o principios de octubre, pero reconocen que "es pronto" para saber cuándo podrán encarar en serio la negociación.

Los presupuestos dependen de los siete votos de Junts y los siete de ERC. La competición entre ellos parece amortiguada. Y aunque Carles Puigdemont exige también ir a la investidura, no tiene garantías para poder hacerlo, si la Mesa, como parece lógico, la controlan PSC, ERC y los comunes.

Antes de las elecciones, Puigdemont aseguró que abandonaría la política si no es elegido —no hay números para que lo sea— y el cumplimiento de esa palabra supondrá que, más tarde o más temprano, Junts entrará en la misma fase de reestructuración en la que está inmerso ERC. Los postconvergentes espantan la idea y recuerdan que un proceso así no lo tienen "previsto hasta dentro de tres años".

Foto: La secretaria general de ERC, Marta Rovira. (Europa Press/ERC/Archivo)

El Gobierno ha logrado atar el apoyo de los dos partidos a la reforma del subsidio de desempleo, que el Consejo de Ministros aprobó el pasado martes y que, al tratarse de un Real Decreto Ley, debe ser convalidado en el plazo de un mes. Pero la actividad en el Congreso está muy parada. Fuentes parlamentarias apuntan a que la Mesa renueva los plazos de enmiendas para ralentizar la actividad legislativa y bloquear los proyectos y las proposiciones de ley. Y el parón del verano solidificará esta situación, a la espera de que se aclare el escenario catalán.

Estabilidad en la relación con Junts

Las vacaciones, concebidas por muchos actores políticos como la oportunidad de un reseteo, pueden contribuir a que la parálisis del Gobierno, con una mayoría muy exigua, como se ha demostrado esta semana, se prolongue hasta septiembre, cuando ya estará claro si Illa es president o se produce una repetición electoral.

Esta nueva demora abunda en la desestabilización del Ejecutivo porque dificulta un funcionamiento de su mayoría parlamentaria en la Cámara. Pero no pone en riesgo la viabilidad del Gobierno. Y en esto coinciden incluso los independentistas. Tanto Junts como ERC separan lo que suceda en Cataluña de su apoyo a Pedro Sánchez.

A pesar de los aldabonazos que de vez en cuando lanza Puigdemont, la comunicación con Junts se mantiene estable y es cordial. El secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, habla prácticamente todas las semanas con el secretario general de Junts, Jordi Turull. Y desde la dirección socialista insisten en que el pacto suscrito con ellos, y que permitió la investidura de Sánchez, no incluye nada que haga referencia a la situación catalana. Si aparece, en cambio, la referencia a la "estabilidad de la legislatura" en España.

El semestre electoral que concluye el 9-J ha canibalizado la política española y ha provocado una parálisis general que, necesariamente, no finaliza con las elecciones europeas. La sensación de que las fichas se recolocarán después de esa fecha y de que el Ejecutivo se podrá dedicar a gobernar empieza a deshilacharse por la situación catalana.

Carles Puigdemont Pedro Sánchez Oriol Junqueras Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)
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