El convocante de Ferraz dice que se limitó a hacer un favor al organizador, pero luego no acudió

El hombre que convocó la concentración ante la sede del PSOE en Nochevieja donde se apaleó un muñeco del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha asegurado que se limitó a hacerle un favor a Revuelta. Se trata de una de las plataformas que desde hace semanas viene impulsando las protestas contra el líder del Ejecutivo en las inmediaciones de la sede nacional del PSOE. Esta persona, Antonio Martínez Vázquez, estaba citado por haber sido el encargado de comunicar oficialmente el acto ante la Delegación de Gobierno de Madrid. A los agentes les ha dicho que, pese a ser el convocante, aquella noche no acudió porque no se encontraba bien, informan a este periódico fuentes conocedoras de su comparecencia en comisaría.

Fue citado para responder a las preguntas de los agentes de la Brigada Provincial de Información en las dependencias de la Jefatura Superior de Policía de Madrid en Moratalaz. Según la Delegación de Gobierno, comunicó la concentración a título personal. Al menos en el trámite ante las autoridades no se vinculó con ninguno de los colectivos que alientan estas protestas desde hace semanas. En su interrogatorio dijo no conocer a nadie de los presentes que aparecen en los vídeos de esa noche difundidos en las redes sociales y los medios de comunicación. Sus explicaciones han estado centradas en desvincularse de los hechos. Ha negado, por tanto, haber participado en ningún apaleamiento ni haber proferido insultos a Sánchez.

En sus redes sociales sí hay presencia de comentarios vejatorios y mofas sobre el presidente del Gobierno y miembros de Podemos, como su exportavoz parlamentario Pablo Echenique. Antonio Martínez posa en fotos como simpatizante de Vox y alaba a su líder, Santiago Abascal. Muchos de sus contactos se muestran seguidores del mismo partido o posan con símbolos franquistas. Antonio Martínez dice trabajar como analista del Ministerio de Defensa desde el año 2020 hasta la actualidad. Este periódico se ha puesto en contacto con el departamento que dirige Margarita Robles para confirmar tal extremo. En Defensa no consta que sea funcionario del ministerio.

Este miércoles, en declaraciones a su llegada a la comisaría, ha afirmado que él no había organizado la protesta de la Nochevieja en Ferraz. Según él, se limitó a hacer "un favor" a Revuelta, la organización en la órbita de Vox, informa Europa Press. El hombre ha permanecido apenas media hora en las instalaciones. Fuentes policiales indican que ha acudido en presencia de un abogado de su confianza porque estaba citado en calidad de investigado, no detenido. Se le investiga, según fuentes policiales, por incitación al odio.

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Todo aquel que se encuentre bajo investigación puede mentir en su declaración, a diferencia de los testigos. De hecho, la Policía desconfía de sus explicaciones. En caso de que encuentre motivos suficientes, el siguiente paso sería remitir el resultado de las pesquisas realizadas hasta ahora a las autoridades judiciales.

Según la ley que regula el derecho de manifestación en España, los convocantes son los responsables “del buen orden de las reuniones”. Aunque todos los trámites estén en regla, pueden responder de los daños causados si se produjeran destrozos. También pueden ser condenados a penas de hasta tres años de prisión si, por ejemplo, los asistentes portan armas, “objetos contundentes o de cualquier otro medio peligroso”.

Estos hechos han provocado la primera bronca política del año. El PSOE ha denunciado que se trata de un presunto delito de odio, pero esa tesis no la comparten muchos juristas que han valorado las imágenes difundidas en redes y medios de comunicación. Se ve a la gente que habitualmente se concentra en la calle Ferraz para protestar contra Sánchez por sus acuerdos con los partidos independentistas y la ley de amnistía.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) asestó un profundo varapalo a la Justicia española en 2018 por haber condenado a dos independentistas catalanes que quemaron fotos del rey en Girona. Los jueces europeos concluyeron que eso no puede considerarse un acto de odio y advirtieron a España de que perseguir esa “controvertida” puesta en escena supone interferir en “la libertad de expresión”. La contundencia con la que se pronunciaron los jueces europeos entonces complica ahora la posibilidad de castigar el apaleamiento del muñeco de Pedro Sánchez, al menos por un presunto delito de odio.