Sánchez se revuelve contra las críticas a la amnistía: "Quiere darle en el morro a Page"

Resistente, pero no totalmente inmune a las críticas. La sucesión de reproches de una parte del Partido Socialista, antiguos dirigentes o barones como Emiliano García-Page, a la amnistía ha acabado por hacer mella en Pedro Sánchez. Se ha cansado de quienes, según Ferraz, intentan apropiarse de la historia y la identidad de la formación y ha respondido con un plebiscito de la militancia. ¿Qué es el PSOE? ¿Les parece bien la negociación con Junts y ERC? Así interpretan distintos cargos de la organización el anuncio, que el presidente en funciones hizo este viernes en Bruselas: La consulta a los afiliados no se limitará al pacto con Sumar, sino que se preguntará por el aval al resto de contactos que los socialistas mantienen para lograr la investidura.

Es una sorpresa porque los Estatutos solo le obligan a someter a las bases los acuerdos de Gobierno o la decisión de facilitar que otro partido alcance la Moncloa. Pero, ante el cuestionamiento que ha sufrido de Felipe González, con quien ha vuelto a perder su inestable relación, Alfonso Guerra, Ramón Jáuregui, Joaquín Almunia, Elena Valenciano y más y más notables del socialismo, Sánchez ha optado por legitimar las conversaciones con ERC y Junts, que incluyen la amnistía. En Ferraz siempre han defendido que la gerontocracia —González, Guerra y otros de aquella época— no representaban al PSOE actual y el secretario general quiere que se demuestre con un apoyo mayoritario.

Es una respuesta "lógica", sostiene un diputado. "El partido es de los militantes. Cuando ellos hablen el resto a callar", asegura. "Quiere darle en el morro a García-Page", apunta un alto cargo. El presidente de Castilla-La Mancha, se ha alineado en contra de que se produzca esta concesión al independentismo catalán, sobre todo si no hay una renuncia expresa a intentar de nuevo un proceso de separación de España. Page ha anunciado que acudirá este sábado al Comité Federal con la idea de repetir sus críticas delante de Sánchez y el resto de cuadros de la organización. Pero no todos en el PSOE confían en que lo haga. "El tema mañana es si dice dentro lo que dice fuera", comenta un dirigente territorial. "Hay porras", confiesa, en referencia a apuestas internas sobre si se atreverá o no.

Internamente, la posición de Page es residual porque la mayoría de cargos apoyan que el presidente ofrezca la amnistía a cambio de la investidura. No es un respaldo ni mucho menos cerrado, pero se concibe como un mal menor para que Sánchez permanezca en la Moncloa y evitar un Gobierno de PP y de Vox. El propio presidente dijo este viernes que tiene la "absoluta confianza" de que el respaldo de la militancia será muy amplio. En definitiva, que espera salir reforzado y que el aval de las bases acalle las críticas. Aunque Moncloa sabía que la negociación con el partido de Carles Puigdemont provocaría un impacto dentro y fuera del PSOE y daban por descontado los reproches de González, no esperaban el rechazo de Jáuregui, Almunia o Valenciano o la calculada equidistancia de Josep Borrell.

¿Y cuándo haya que votar?

La oposición de Page también entraba en el guion (siempre se ha posicionado en contra de dar privilegios a los separatistas), aunque esta vez tardó semanas en reaccionar. Muchos dirigentes socialistas no esperaban que, tras el 23-J, Sánchez tuviera opciones de seguir en el Gobierno. Después de un año sin acudir a la reunión del Comité Federal —que aprobará la pregunta a la militancia—, regresa a la sede de Ferraz. Cuando dijo que asistiría, desconocía que Ferraz también consultará a los afiliados sobre los acuerdos parlamentarios. El presidente manchego ya ha dicho que el pacto programático con Sumar le parece bien, pero la pregunta será solo una y, por tanto, el aval que dé la militancia es a todo el paquete de negociaciones para la investidura. El propósito de la dirección es muy claro: tener carta blanca y apagar las críticas.

Queda para más adelante el debate sobre qué hará o dirá Page cuando los diputados de Castilla-La Mancha tengan que votar en el Congreso la amnistía. En otras ocasiones delicadas, como la eliminación de la sedición o la reforma de la malversación, tanto él como Javier Lambán han optado por defender que el grupo parlamentario depende de la dirección nacional.

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Fuentes territoriales reconocen que la amnistía produce división entre la militancia y existe mucha "desorientación" pero "para que gobierne la derecha, que gobierne Pedro". Es verdad que, como ha transcurrido tanto tiempo desde que se empezó a negociar con Junts (desde agosto) lo que piden los cuadros y los afiliados es que acaben de "una santa vez". Y eso se dispone a hacer Pedro Sánchez en las próximas semanas.