Puigdemont quiere que se declare referéndum legal el 1-O para apoyar la investidura

Carles Puigdemont está eufórico. El hecho de que Alberto Núñez Feijóo haya incluido a Junts en la ronda de contactos con los grupos que inicia esta semana en el Congreso de cara a su investidura coloca al prófugo como "interlocutor del Estado", según su entorno. Para el expresidente de la Generalitat, es un paso más mantener una vía abierta con los populares. Es consciente de que no atenderán sus demandas de máximos, pero servirá como baza para encarecer la negociación con Pedro Sánchez. Solo que Feijóo les haya reconocido como interlocutores es un triunfo, según fuentes de Junts, que adelantan que entre las exigencias que se pondrán sobre el tablero para dar los votos a uno u otro candidato estará que se reconozca el 1-O como un referéndum.

El gesto que plantearían va en la línea de lo que José María Aznar hizo cuando se refirió a la banda terrorista ETA como "movimiento vasco de liberación" junto al líder palestino Arafat en 1998, cuando los etarras declaraban un alto el fuego indefinido sin condiciones. El entonces presidente del Gobierno habló de "generosidad" y señaló que "si los únicos que han sido inflexibles, inmovilistas e irracionales tomasen la decisión de dejar de serlo, de dejar la violencia, yo sabría ser generoso". Usando este antecedente, Puigdemont entiende que Feijóo podría ser "igualmente generoso" y reconocer la "represión" del Gobierno de Mariano Rajoy que culminó con la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

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Beatriz Parera

En las filas populares, hay división sobre la idoneidad de sentarse con Junts. Génova defiende la necesidad de "hablar con todos" aunque, matiza, sea para constatar que hay "desacuerdo en todo". Feijóo ya ha adelantado públicamente que, a diferencia de Sánchez, no cederá ante quien quiera romper el marco constitucional. Fuentes populares también dejan margen para buscar fórmulas de diálogo que no impliquen un Feijóo-Puigdemont. Una opción es que se nombre una delegación. En esto también marcará el camino el fugado, que parece dispuesto a exigir que sea el presidente del PP el que esté al otro lado.

El líder de los populares catalanes, Alejandro Fernández, ha verbalizado su malestar por la mano tendida a Puigdemont por parte de Feijóo, quien, en una entrevista en El Mundo, ha declarado que los de Junts no son "rivales políticos". "Junts sí es mi rival", le replicaba Fernández, que puntualizaba que "es un partido cuya tesis esencial es que España es una dictadura dirigida por un Rey fascista, con el que se niegan a hablar". El dirigente catalán marca perfil propio y confirma sus diferencias con el proyecto para Cataluña de la dirección nacional, quien no cuenta a futuro con él. Feijóo retrasó los cambios en el partido, donde Dolors Monserrat sigue sonando como favorita a candidata a la Generalitat en los próximos comicios.

La primera prueba para saber hasta dónde está dispuesto a llegar Feijóo con Junts será en el Senado. El PSOE ha cedido senadores a los catalanes y al PNV para facilitar que lleguen a los 10 representantes necesarios para tener grupo propio en la Cámara alta, pero será la Mesa, donde tienen mayoría los populares, la que tome la decisión. En el Congreso, con mayoría progresista en el máximo órgano, se ha dado luz verde a que ambas formaciones cuenten con grupo. Mañana, el PP tendrá que mostrar sus cartas tras pedir un informe jurídico sobre la cesión de parlamentarios. Si bloquea, será interpretado por Junts y el PNV como una "afrenta" días antes de sentarse con ellos para pedirles que faciliten la investidura de Feijóo. Fuentes del partido consultadas por este medio desvelan que el presidente aún no ha dado directrices, pero que a estas horas la opción más probable es denegarles el grupo, dado que se anunció que había intención de recurrir la cesión en el Congreso.

Junts va paso a paso e incluso podría llegar a plantear las mismas exigencias a Feijóo y Sánchez dentro de su juego de "desgaste del Estado", afirman desde el entorno del prófugo. La ley de amnistía es el plato fuerte del menú y, aunque entre los socialistas se da por hecho que Moncloa buscará un camino para atar los votos de los independentistas catalanes, aún está muy verde el proyecto. Desde los territorios, exigen que se "expliquen bien" los pasos dados, porque insisten en que fueron los indultos a los líderes del procés y los pactos con Bildu los que les castigaron en las urnas en las elecciones municipales y autonómicas.

En la Moncloa, celebran que el PP esté dispuesto a recibir a Puigdemont porque interpretan que de esta forma "valida" sus acuerdos con los independentistas. Los hombres del presidente necesitan ahormar un relato, conscientes de que la negociación será dura y que ni la investidura ni la gobernabilidad "están garantizadas".