El PSOE y ERC acercan posturas en la Mesa a la espera de que Junts mueva ficha
La alianza entre socialistas y republicanos, que está detrás de la caída de ERC en las generales, sobrevive al 23-J y eleva la presión sobre el partido de Carles Puigdemont, que se debate entre una versión pragmática y otra más radical
La apuesta del PSOE por separar la negociación de la Mesa y de la investidura ya ha dado ciertos frutos al sacar de las primeras conversaciones los asuntos más espinosos. “Ya iremos viendo”, dijo una fuente socialista cuestionada hace unos días sobre, por ejemplo, la posibilidad de buscar una amnistía para los involucrados en el procés. Las reuniones, ya presenciales, se circunscriben a la logística del Congreso y eso ha facilitado que ERC y el PSOE hayan acercado posturas que elevan la presión a Junts per Catalunya, el partido que tiene la llave de este inicio de legislatura.
Los republicanos dejaron claro el jueves, tras el primer encuentro con la delegación socialista, que su intención es votar a favor del candidato que el PSOE proponga para presidir la Cámara Baja. Sus exigencias van por otro lado, aunque sí quieren que la Mesa refleje la mayoría “progresista”, es decir, la misma que invistió a Pedro Sánchez en 2019, con la novedad de Junts. Los neoconvergentes son necesarios para garantizar que los socialistas y sus socios de Sumar puedan controlar el organismo que rige el funcionamiento del Congreso.
En los primeros compases de las negociaciones, ERC optó por subirse al tren de sus antiguos socios en el Govern, que han puesto el foco desde el principio en asuntos como la amnistía o el referéndum de autodeterminación para Cataluña. Pero ese melón lo abrirán después del 17 de agosto. Ahora están centrados en garantizar esa Presidencia del Congreso para el PSOE, algo que no discuten tampoco en Sumar, después de la renuncia de Meritxell Batet. Hay que tener en cuenta que en el seno de ERC, pero también en el PSOE, consideran que la postura posibilista de ERC en la pasada legislatura es uno de los motivos que han llevado a los de Oriol Junqueras a perder seis de los 13 escaños que tenían en el Congreso.
En el apartado de peticiones, ERC tiene la aspiración de lograr grupo propio para contar con más margen de maniobra en la carrera de San Jerónimo. También ven con buenos ojos la cesión de varias presidencias de comisión —menos que en la anterior legislatura, cuando tenían 13 diputados— que sean de interés para los republicanos. El PSOE está en posición de conceder a Junts contrapartidas similares. Pero lo que casi nadie sabe es qué quiere el partido de Carles Puigdemont en este momento de las negociaciones.
Junts mantiene el mutismo a pesar de que el partido se divide entre un ala más moderada y otra más radical, cercana a Carles Puigdemont
La delegación neoconvergente se dejó ver por los pasillos del Congreso en la jornada del jueves, pero no dio ninguna pista. Las pistas llegan desde Barcelona, donde los sectores más pragmáticos de Junts son pesimistas en la postura que pueda tomar el círculo de Waterloo. “Está enrocado, va a ser difícil, si no imposible, un acuerdo con cualquier partido”, explican desde las facciones moderadas de Junts, según informa Antonio Fernández. Las llamadas de ERC a buscar una unidad de acción del independentismo no parecen hacer efecto y la “ocasión de oro” que dijo Teresa Jordà el jueves en el Congreso no convence, de momento, a Junts.
Y de fondo están los cantos de sirena del PP, que lleva semanas dejando caer la posibilidad de una alianza con el PNV para controlar la Mesa. La posibilidad de que el aliado popular sea Junts ha planeado sobre las conversaciones en los últimos días y las palabras de Elías Bendodo este jueves no han arrojado mucha luz. Eso sí, en Vox ya avisan que cualquier entente entre el PP y los de Puigdemont es una línea roja para ellos. “No estaremos en ninguna ecuación en la que esté el separatismo”, ha dicho este viernes Ignacio Garriga en RNE.
La apuesta del PSOE por separar la negociación de la Mesa y de la investidura ya ha dado ciertos frutos al sacar de las primeras conversaciones los asuntos más espinosos. “Ya iremos viendo”, dijo una fuente socialista cuestionada hace unos días sobre, por ejemplo, la posibilidad de buscar una amnistía para los involucrados en el procés. Las reuniones, ya presenciales, se circunscriben a la logística del Congreso y eso ha facilitado que ERC y el PSOE hayan acercado posturas que elevan la presión a Junts per Catalunya, el partido que tiene la llave de este inicio de legislatura.