Así cayó en Madrid la fugitiva más buscada de República Dominicana

Francelys María Furcal, la fugitiva más buscada de República Dominicana, se escondía en Madrid. Su huida comenzó el 21 de abril de 2022, cuando mató al encargado de la ferretería de Santo Domingo en la que trabajaba. El suceso se produjo delante de los propios clientes y quedó grabado por una de las cámaras de seguridad: él le lanza un objeto, ella le arroja otro, él le da una patada y ella le asesta una cuchillada. Mientras la víctima agoniza en el suelo, se ve cómo Furcal abandona el lugar caminando. Ni siquiera los testigos advirtieron la gravedad de lo ocurrido en un primer momento.

Tras 16 meses de búsqueda, el equipo de fugitivos de la Policía Nacional le puso las esposas la pasada semana en Madrid. Fuentes conocedoras de la operación explican que había buscado cobijo en Tetuán, en una parte del barrio que se conoce como el pequeño Caribe, por el gran número de residentes latinos. "Era de extrema peligrosidad y abandonó inmediatamente el país", apuntan desde la Policía Nacional. La sospecha se centra en que Furcal, de 31 años, contó con ayuda de algún tipo de organización de trata de blancas: pese a tratarse de una simple empleada de ferretería, su rastro pasa por Medellín (Colombia), São Paulo (Brasil), Doha (Catar), París (Francia) y Barcelona, convirtiéndose así en una de las fugitivas más escurridizas de los últimos años.

Su llegada a España se produjo en agosto de 2022. La búsqueda comenzó en Cataluña, pero los movimientos de sus conocidos no tardaron en llevar a los investigadores hasta Tetuán. Las últimas imágenes mostraban a Furcal con pelo rojo y, a partir de ese momento, el equipo de fugitivos se enfrentó a un nuevo problema: el número de dominicanas con el pelo teñido de este color en ese barrio madrileño era demasiado alto como para poder estrechar el cerco. "Solo salía por las noches y, además, cubría su cabello con una red de recogido, lo que dificultaba su plena identificación". Tampoco tenían claro que la fugitiva contara con un domicilio fijo, sino que sospechaban que distintos conocidos le estaban dando cobijo.

La investigación terminó por desencallar con la ayuda de la Comisaría General de Policía Científica. Tras meses de vigilancias y de cribado de teléfonos, el equipo de fugitivos tenía en la diana a una supuesta mujer de nacionalidad colombiana: "Detectamos una identidad con la que parecía estar moviéndose". El siguiente paso consistió en solicitar a República Dominicana las huellas dactilares de Furcal y compararlas con las que constaban en las bases de datos de esta segunda mujer, lo que dio un resultado positivo. Los agentes procedieron a su detención y confirmaron así su última sospecha: hacía meses que las fotografías con el pelo rojo carecían de utilidad. En España, Furcal se había teñido de rubio.

"Hacía uso de documentación falsa que obtuvo en el mercado negro por más de 1.000 dólares", explican desde la Policía Nacional. Este hecho refuerza una vez más la idea de que contó con la colaboración de alguna organización criminal para llegar a España sin ser advertida a través de las rutas de trata de blancas, pero las fuentes consultadas remarcan que se trata de una simple hipótesis. Sea como sea, esa es una de las principales incógnitas que aún se plantean a día de hoy en la investigación: "¿Por qué una mujer que no tenía perfil de crimen organizado tuvo todo ese potencial para escapar?".

A falta de confirmarse su extradición, la respuesta a esta pregunta quedará en manos de la República Dominicana, pero el vídeo de la agresión que se volvió viral en abril de 2022 ya ha dado paso a otro: una grabación de 25 segundos en la que se ve cómo dos policías llevan a Furcal agarrada por los brazos hacia un furgón. Aunque la fugitiva luce una redecilla, el pelo de color cobrizo se atisba entre sus huecos.