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Sánchez busca una investidura de presión a Puigdemont: "O yo o el caos"
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jugará la carta de la repetición

Sánchez busca una investidura de presión a Puigdemont: "O yo o el caos"

El presidente ha trasladado a dirigentes del partido que agitará el fantasma de un Gobierno del PP y Vox si los independentistas fuerzan la repetición electoral

Foto: Pedro Sánchez en un acto en el Palacio Real. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
Pedro Sánchez en un acto en el Palacio Real. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
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En la reunión de la ejecutiva del PSOE del 24 de julio, se respiraba entusiasmo. Solo los más optimistas como Pedro Sánchez mantuvieron hasta el final la esperanza en retener la Moncloa. En las conversaciones entre los asistentes, la euforia se tornaba preocupación al saberse en manos de Carles Puigdemont. Ese mismo día, y en los sucesivos, el presidente del Gobierno en funciones ha trasladado en conversaciones con altos cargos del partido que el primer plan para la investidura pasa por negociar con los otros grupos necesarios y colocar al líder de Junts frente a la tesitura de apoyarle o activar una repetición electoral en la que PP y Vox podrían sumar.

Esta estrategia daría a los socialistas el relato de no hacer cesiones imposibles a los independentistas. Sánchez se presentaría en el Congreso con los apoyos cerrados, salvo el sí del prófugo y a la espera de la deriva que ERC decida seguir. Los republicanos ya no pueden desligarse de Junts como en la anterior legislatura. El castigo en las urnas ha pasado factura, y con unas elecciones catalanas en 2025, si no hay adelanto, no pueden arriesgarse a que los de Puigdemont les roben el discurso soberanista. El futuro de Oriol Junqueras vuelve a estar ligado al hombre que un día le traicionó.

Foto: Jordi Turull y otros cargos del partido contemplan a Carles Puigdemont en una pantalla. (EFE/Enric Fontcuberta)

Sánchez sabe que los independentistas forzarán al máximo el discurso, pero confía en que la incertidumbre de volver a las urnas sirva de presión para Puigdemont, que en un hipotético Gobierno del PP y Vox se quedaría sin margen de maniobra. El líder del PSOE sigue dispuesto a avanzar en la mesa de diálogo, en mejorar la financiación de Cataluña y en dar encaje, con el visto bueno de un Tribunal Constitucional afín, a una reforma ambiciosa del Estatuto de Autonomía. En estos momentos, la amnistía y el referéndum siguen como líneas rojas infranqueables en el cuaderno de la Moncloa.

En el partido, la mayoría celebra esta posición, pero los más "realistas" alertan de que Puigdemont "no se dejará engañar". Recuerdan que, antes de la aplicación del 155, no convocó elecciones porque, pese a que el Ejecutivo de Mariano Rajoy le garantizaba que, si lo hacía, no intervendría la autonomía de Cataluña, desconfiaba de cada uno de sus interlocutores, entre los que estuvo el presidente del País Vasco, Iñigo Urkullu, y el actual ministro de Cultura, Miquel Iceta. A Oriol Junqueras le traicionó y sin previo aviso se fugó tras la declaración unilateral de independencia para eludir la cárcel.

El fugado tampoco olvida que, durante estos años, Sánchez, en connivencia con ERC, ha intentado liquidar su figura aprovechando el exilio. Puigdemont era un personaje incómodo para la hoja de ruta trazada entre la Generalitat y la Moncloa. La "pacificación" de Cataluña chocaba de lleno con un expresidente que agita la radicalidad desde Waterloo y que hoy se ve de nuevo en el centro de los titulares.

Foto: El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante el viaje a Marrakech. (EC)

En este contexto es en el que miembros del PSOE aventuran que Sánchez tendrá que acabar buscando vías para encubrir una amnistía y una consulta sobre la independencia. Los límites de la Constitución son claros, pero cuánto se estiren, matizan fuentes socialistas, dependerá del precio que quiera pagar Sánchez por ser investido. "Veo movimientos que me preocupan", alerta un dirigente socialista que es un firme defensor de no dejarse "chantajear" por los independentistas.

Movimientos como abrir el melón de la financiación incomodan a sectores del partido que piden que se desligue de la negociación de la investidura. "Es un asunto pendiente, pero debe abordarse con todas las comunidades", señalan desde una de las federaciones socialistas de más peso.

Hasta dónde estará dispuesto a llegar Sánchez no lo saben en su partido. Se aferran a la palabra dada en privado en la ejecutiva del día después de las elecciones. Desde el PSC, el discurso es el mismo de siempre y pasa por que no habrá referéndum. ¿Bloqueará entonces Puigdemont la investidura? Es una carta que el presidente está dispuesto a jugar para culpar a los otros de que haya una repetición electoral. Aquí mirará al PP, al que dibujará como un partido "aislado", incapaz de tejer alianzas en el arco parlamentario más allá de abrazar a la extrema derecha. La decisión de romper el acuerdo con los populares en Ceuta es un síntoma del cordón sanitario a Alberto Núñez Feijóo que tejerá el presidente con sus socios. Los pactos con la ultraderecha, como el firmado en Aragón, ayer serán la coartada perfecta. Sánchez engañará a algunos todo el tiempo.

En la reunión de la ejecutiva del PSOE del 24 de julio, se respiraba entusiasmo. Solo los más optimistas como Pedro Sánchez mantuvieron hasta el final la esperanza en retener la Moncloa. En las conversaciones entre los asistentes, la euforia se tornaba preocupación al saberse en manos de Carles Puigdemont. Ese mismo día, y en los sucesivos, el presidente del Gobierno en funciones ha trasladado en conversaciones con altos cargos del partido que el primer plan para la investidura pasa por negociar con los otros grupos necesarios y colocar al líder de Junts frente a la tesitura de apoyarle o activar una repetición electoral en la que PP y Vox podrían sumar.

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