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400 km de carrera a contrarreloj para votar por un altercado en un tren: "Llegada a las 19:59"
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un viaje épico

400 km de carrera a contrarreloj para votar por un altercado en un tren: "Llegada a las 19:59"

Almudena estaba pasando unos días de vacaciones en Benidorm, pero quería venir a Madrid con tiempo para votar. Un bus con retraso, un tren con una incidencia y un viaje en Uber después, votó a las 20:00

Foto: Estación de Chamartín en Madrid. (EFE/Sergio Pérez)
Estación de Chamartín en Madrid. (EFE/Sergio Pérez)

425 kilómetros, un autobús hasta Alicante con retraso, un tren hasta Madrid con una parada infinita en Albacete por un altercado, un Uber conduciendo lo más rápido que le permitía el límite, más de seis horas de viaje y una mujer al borde de un ataque de nervios. “Hora de llegada al IES Parque Aluche, 19:59”. Un minuto. Tic tac. Almudena, una ingeniera de 28 años, sale corriendo como loca del coche que la ha llevado desde la estación de Chamartín. “Vuela, que cerramos”, le dice un señor en la puerta. 20:00. Sobres dentro de las urnas.

Primera parada, Alicante

Almudena estaba en Benidorm veraneando con sus padres, pero este domingo era su último día de vacaciones. Para no perder la oportunidad de votar, decidió volverse a Madrid ese mismo día antes del cierre de los colegios electorales. Pasó la mañana en la piscina con su familia. No quería irse muy lejos; el autobús con destino Alicante salía a las 14:30 y no podía arriesgarse a perderlo. Llegó puntual a la estación, pero los minutos pasaban y el vehículo no aparecía. Le seguían quedando 425 kilómetros para llegar a su colegio electoral en el barrio de Aluche, en Madrid.

Foto: Tren de AVE. (EFE/Marcial Guillén)

En torno a la 14:40, entró el autobús en la estación. Maletas pa’ arriba, maletas pa’ bajo. “Este es mi asiento, este es el tuyo”, y demás conversaciones breves que se tienen con extraños al subir al bus. Pero las agujas del reloj no dejaban de correr. A las 14:50, el conductor metió primera y partieron hacia Alicante.

El trayecto duró una hora. A las 15:50 llegó a la ciudad valenciana. Salió corriendo, con las maletas, con la suerte de que era la misma estación desde la que partía su tren a las 16. Lo tenía todo calculado: no pasaba nada, la hora de llegada a Chamartín era a las 18:20. Tenía más de una hora para llegar y dejar sus papeletas. Pero la mala suerte quiso que, de nuevo, a Almudena empezaran a crecerle los enanos.

Segunda parada, Albacete

El tren llegó a Albacete. La parada iba a ser tan breve que aconsejaron a los viajeros que no bajaran del andén. Así lo hizo Almudena, esperanzada de que se pusieran en marcha en los próximos minutos. No fue así. A los veinte minutos, hablaron por megafonía. Al parecer, una mujer había sufrido un desmayo y debían esperar a que llegara un servicio médico. Tic tac.

No es el único tren que ha sufrido algún altercado durante esta jornada electoral. De hecho, la circulación de Valencia a la capital ha estado parada todo el día. La amenaza de un incendio en un túnel impedía el trayecto y más de 8.000 personas han perdido sus billetes. Muchos de ellos, como Almudena, viajaban a Madrid para ejercer su derecho al voto. El Mundo informó de que algunos afectados cogieron un taxi en un viaje de más de 300 kilómetros para meter la papeleta en la urna. Otros tantos se quedaron sin votar.

placeholder El mensaje que recibió Almudena al mail. (Cedida)
El mensaje que recibió Almudena al mail. (Cedida)

Y a pesar de que Almudena era consciente de todo este percal, confiaba en que nada parecido le ocurriese a ella. Ya sería mucha casualidad, ¿no? Media hora, seguían parados. La joven empezó a escuchar como, dentro del andén, otras chicas hablaban entre ellas sobre la posibilidad de que no llegasen a tiempo. Empezó a sentir frustración porque no podía hacer nada. ¿Salir corriendo, llamar a sus padres, a alguien que la fuera a buscar, pagar un taxi? Ninguna de esas opciones parecía factible. 45 minutos después, el tren se puso en marcha. Almudena ya estaba cerca del parraque.

A las 19:20, su tren llegó a la estación de Chamartín. Quedaban 40 minutos para llegar al IES de Parque de Aluche, en el homónimo barrio del sur. El transporte público no era una opción: el trayecto tarda casi 50 minutos. Pensó en agarrar el primer taxi que viera. Salió del andén corriendo, acalorada, con las maletas sonando fuertemente contra el suelo. Para colmo, viajaba en el número 14, uno de los más lejanos de la puerta. Al salir, no había taxis. Agarró su móvil y pidió un uber: 5 minutos. Al final, fueron 10.

Uber a Aluche

- Hola, voy a votar.

- Tranquila, tienes tiempo, ¿a qué hora cierra? – dijo el conductor

- A las 20:00h.

- Vale. Hora de llegada, 19:59.

- Por favor, pisa lo que puedas.

Comienza entonces lo que calificó como un viaje épico. Tic tac. El trayecto fue un vaivén de horas de llegadas. En algún momento soñó con llegar a las 19:57. Después, los minutos empezaron a avanzar. En un momento incluso llegó a estimar que no llegarían hasta las 20:00. Cuando vio dicha cifra, advirtió al conductor: “Paras. Salgo corriendo, dejo aquí las cosas, y luego vuelvo”. Así lo hizo. Eran las 19:57 cuando el conductor se equivocó de salida.

placeholder Las papeletas de su colegio electoral. Hechas después de votar para contar a sus allegados que lo había conseguido. (Cedida)
Las papeletas de su colegio electoral. Hechas después de votar para contar a sus allegados que lo había conseguido. (Cedida)

Es que si llegamos con esos minutos de antelación, no es como en las películas.

Una parte de Almudena quería tirarse por la ventana, pero la otra sabía que el conductor se estaba portando fenomenal. Llegó al colegio, gritó “para”, salió corriendo. Un señor en la puerta le advirtió: “Vuela, que cerramos”. Al entrar se toó con un apoderado del Partido Popular.

- ¿Dónde están las papeletas? – preguntó extasiada.

- ¡En el pasillo!

20:00. Cogió las dos papeletas, los dos sobres y votó.

425 kilómetros, un autobús hasta Alicante con retraso, un tren hasta Madrid con una parada infinita en Albacete por un altercado, un Uber conduciendo lo más rápido que le permitía el límite, más de seis horas de viaje y una mujer al borde de un ataque de nervios. “Hora de llegada al IES Parque Aluche, 19:59”. Un minuto. Tic tac. Almudena, una ingeniera de 28 años, sale corriendo como loca del coche que la ha llevado desde la estación de Chamartín. “Vuela, que cerramos”, le dice un señor en la puerta. 20:00. Sobres dentro de las urnas.

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