El funeral de Constantino reúne a la familia real tras tres años (con los Reyes y el emérito separados)

El funeral del hermano de la reina Sofía, Constantino II, último rey de Grecia, ha forzado la reunión de la familia real española, con los Reyes, los eméritos, las Infantas y todos sus nietos, menos la princesa Leonor y la infanta Sofía.

Hacía tres años que los Borbones no coincidían juntos: hay que remontarse al funeral de la infanta Pilar (hermana de Juan Carlos) en el monasterio de El Escorial en 2020 para ver a los Reyes, los eméritos y las Infantas juntos (con la ausencia de algunos nietos), y cuatro meses desde que Felipe VI y Letizia, y Juan Carlos I y Sofía, comparecieron públicamente y sentados juntos en el entierro de la reina Isabel II en Londres.

En esa última ocasión, el pasado 19 de septiembre, los reyes Felipe y Letizia fueron sentados por protocolo junto a los eméritos, Juan Carlos y Sofía: se trataba de su primera aparición pública todos juntos tras la decisión del emérito de abandonar España y trasladarse a Abu Dabi en 2020. No ha sido así esta vez. Los reyes de España y los eméritos se han situado en esquinas opuestas frente al féretro del fallecido y no ha habido encuentro público ni foto en común. El protocolo prevé que en primera fila, a un lado del ataúd, tan solo toman asiento los monarcas en activo.

Esta mañana, la reina Sofía ha entrado en la catedral metropolitana de Atenas acompañada por Juan Carlos I, las infantas Elena y Cristina y sus nietos (Froilán y Victoria Federica; Pablo, Juan, Irene y Miguel). Los exmonarcas han bajado juntos del mismo vehículo y Sofía se ha situado junto a su marido, con evidentes problemas de movilidad y apoyado en todo momento en su bastón, hasta llegar hasta la escalinata del templo. Durante la ceremonia, Juan Carlos I y Sofía se han sentado juntos en la segunda fila de la esquina superior derecha, mientras que los reyes Felipe y Letizia, que han llegado unos minutos más tarde y de forma independiente, se han situado en la primera fila en la esquina opuesta inferior izquierda.

También se sentaba en segunda fila, junto a Juan Carlos y doña Sofía, la princesa Irene, justo detrás de los familiares directos del finado, es decir, su esposa, Ana María de Dinamarca, así como sus hijos, Pablo, Nicolás, Felipe, así como Alexia y Teodora. Más atrás, junto a otros allegados, las infantas Elena y Cristina.

Los encuentros ante las cámaras entre los Reyes y el emérito han sido evitados a toda costa por Zarzuela en los últimos años. Cuando Juan Carlos I visitó Sanxenxo el pasado mayo en la única ocasión que ha regresado a España, el encuentro con su hijo Felipe se celebró a puerta cerrada.

Y a pesar de que las infantas Elena y Cristina, que también se encuentran en Atenas para acudir a las exequias del exmonarca, han ido a visitarle en alguna ocasión a su nueva residencia en Emiratos, Felipe VI ha marcado distancias con su padre y ha evitado cualquier aparición pública en su presencia.

El funeral de Constantino, sin embargo, les ha reunido de nuevo en un acto que ha congregado a unas 200 personas, 130 de ellas venidas desde el extranjero. Además de la familia del exmonarca (sus cinco hijos y su hermana Irene), Felipe VI (sobrino del fallecido), la reina Letizia, Juan Carlos I y la reina Sofía (su hermana), también han acudido a dar su último adiós las infantas Elena y Cristina, la reina Margarita de Dinamarca (hermana de la esposa de Constantino), Ana María de Dinamarca, así como el príncipe heredero Federico y el príncipe Joaquín, y la princesa Benedicta, hermana mayor de la monarca.

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En primera fila, por el lado izquierdo, estaban sentados los miembros de realezas o principados en activo y por orden de proclamación: los reyes de España, Felipe VI y Letizia; de Bélgica, Felipe y Matilde; de Países Bajos, Guillermo Alejandro y Máxima; de Suecia, Carlos Gustavo y Silvia, y de Dinamarca, Margarita, cuñada del fallecido.

Los primeros en llegar a la catedral fueron los tres hijos varones de Constantino, Pablo, Nicolás y Felipe, que estuvieron junto al ataúd mientras iban entrando los invitados.

Los ciudadanos que se habían congregado junto al templo recibieron a la Reina emérita coreando gritos de "Sofía, Sofía". Los Reyes eméritos llegaron acompañados de las infantas Elena y Cristina, y de los hijos de ambas.

Entre los miembros de las monarquías y principados que asistieron a esta ceremonia estaban, además, el gran duque Enrique de Luxemburgo, Alberto de Mónaco, Margarita de Liechtenstein, el príncipe heredero de Noruega, Haakon, con su esposa, Mette Marit, así como la princesa Märtha Louise, la princesa Ana de Inglaterra, y, de fuera de Europa, la reina Noor de Jordania y la princesa Raiyah.

Sin honores de jefe de Estado

El ataúd había sido expuesto desde las seis de la mañana hasta las 10 y media hora local (4:00-8:30 GMT) en la capilla contigua de Ayios Eleftherios, para dar oportunidad a los ciudadanos a dar su último adiós, una concesión que hizo el Gobierno a los familiares del fallecido, ya que en principio no estaba prevista ninguna exhibición en público.

El Gobierno griego había prohibido que se le concedieran a Constantino los honores de jefe de Estado, habida cuenta de que la monarquía fue abolida en Grecia en 1974 en un referéndum que apoyó el 69,2% de la población.

Delante del ataúd, cubierto con la bandera griega y una corona de flores, estaban exhibidas todas las condecoraciones que recibió el exrey a lo largo de su vida, incluida la orden del Toisón de Oro, una de las órdenes de caballería más antiguas y prestigiosas de Europa.

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Las exequias estuvieron oficiadas por el arzobispo de Atenas y primado de la Iglesia ortodoxa de Grecia, Jerónimo II, quien, flanqueado por todo el Santo Sínodo (conferencia episcopal), ofreció una liturgia propia de un hombre privado.

Al final, el hijo mayor, Pablo de Grecia, pronunció unas palabras de recuerdo que aprovechó para recordar la participación de Constantino en los Juegos Olímpicos de Roma, y honrar su "patriotismo" en momentos difíciles para Grecia, como lo fue el golpe de Estado en 1967, cuando —dijo— el entonces rey intentó organizar un contragolpe que fracasó y le obligó a abandonar el país, para no convertirse "en la causa de un nuevo derramamiento de sangre quedándote en Grecia". "Siempre fiel al legado de tu padre, aceptaste respetuosamente la decisión del pueblo griego", apostilló en alusión al referéndum.

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Al término de la misa, los invitados se trasladaron al cementerio en las antiguas fincas reales de Tatoi, donde yacen los padres de Constantino, el rey Pablo y la reina Federica de Hannover, así como otros miembros de la familia real helena.

Allí, el entorno más estrecho rezará un responso por el difunto en una pequeña capilla situada en la finca antes de unirse al resto de asistentes para dar sepultura al exrey.