Se disparan los carnés de conducir falsos de venezolanos: el triple que el año pasado
La Policía Municipal de Madrid detecta cada vez más permisos fraudulentos. Muchos ciudadanos del país bolivariano renuncian a volver para renovar su documentación y la falsean
El fondo del saco de los carnés de conducir falsos de venezolanos en España parece no tener fin. Hace dos años, los agentes de tráfico de la Policía Municipal de Madrid comenzaron a detectar permisos fraudulentos provenientes del país bolivariano. Cada vez identificaban más en sus habituales controles por la ciudad, un destino de especial tránsito, por donde hay que pasar casi obligatoriamente si aterrizas en avión desde cualquier territorio americano o si atraviesas el país en tren o en autobús de norte a sur y de este a oeste. "Detectamos muchos porque aquí hay mucha movilidad", ahonda la intendente de la Unidad de Investigación Judicial de la Policía Municipal, Esther de Gregorio, que dirige uno de los departamentos más importantes del cuerpo, el que trabaja directamente con la judicatura para llevar a cabo instrucciones relacionadas con la falsedad documental, los accidentes de tráfico o los laborales.
Este año, los funcionarios policiales del área que dirige han detectado tres veces más carnés que el ejercicio anterior. Es más del triple, a su vez, que los documentos del mismo tipo que intervienen de Colombia y cuatro veces más que los de Paraguay, los dos siguientes países de donde proceden más carnés de conducir falsificados. Los agentes también detectan masivamente documentos de nacionalidades como Perú, Argentina o Brasil, pero en menor medida que las primeras. De Gregorio no entra a valorar el motivo por el que se produce este crecimiento, pero sin duda la situación política que atraviesa Venezuela en los últimos años tiene algo que ver. Muchos de los que lucen carnés falsos cuando les paran los agentes, de hecho, lo hacen porque no han querido regresar a su país para renovar su permiso de conducción.
Otros, sin embargo, no tenían permiso de conducir en su territorio de origen y cuando llegan a España, en lugar de apuntarse a la autoescuela, deciden adquirir uno en el mercado negro. El Gobierno bolivariano ha puesto en abierto la base de datos en la que se puede comprobar si un ciudadano de nacionalidad venezolana tiene carné allí o no. Sin embargo, con esto, destaca De Gregorio, únicamente se puede hacer un primer descarte. Si el conductor no aparece en la lista, el carné que tiene es falso de todas maneras. Si está en la base de datos, pero los agentes que le hacen el control sospechan por algún motivo, ya intervienen los funcionarios de la Unidad de Policía Judicial.
En concreto, los que pertenecen al Servicio de Documentoscopia Forense y Pericia Caligráfica, donde se encuentran los mejores especialistas de España en la materia. "A veces nos ofician los juzgados; otras, alguno de los 5.500 agentes que tenemos patrullando la ciudad, y otras intervenimos nosotros de oficio", explica De Gregorio, orgullosa de que el departamento que depende de ella sea único en cuerpos policiales a nivel local. Tan solo Barcelona y Málaga tiene un área de investigación similar, aunque no con tanto prestigio. "El de la Policía Municipal de Madrid es un referente a nivel europeo, nos llaman de embajadas y de fuerzas de seguridad de otros países", presume la intendente, quien detalla también los tipos de carnés fraudulentos de venezolanos —sobre todo— que han encontrado en los últimos meses.
Por un lado, explica, están los que denominan técnicamente documentos "falsos", que simulan el soporte original, pero no son auténticos. Por otro, los que llaman "falsificados", que tienen el soporte verdadero, pero han sido modificados, por ejemplo, para alargar la fecha de caducidad. "Esto último es lo que más se da", apunta De Gregorio, quien no olvida el último tipo de fraude en estos permisos, el que denominan "de fantasía". "Se trata de carnés que no existen, pero que tienen aspecto de oficial", describe la jefa de la unidad en referencia a una serie de documentos absolutamente inventados por los delincuentes que "juegan con el desconocimiento de los agentes" que les reclaman el carné.
Los policías municipales colaboran habitualmente con el departamento de documentoscopia 'hermano' con que cuenta la Policía Nacional, que desde principios de año investiga los miles de carnés de conducir falsos de ciudadanos de origen venezolano que llegan a España para ser canjeados por documentos nacionales y que permiten a sus portadores circular por todo el territorio europeo, como contó El Confidencial el pasado septiembre. Esa instrucción se centró en las jefaturas de tráfico de la Guardia Civil. Los responsables de las pesquisas intervinieron en la sede madrileña de la DGT cientos de carnés que ya habían sido canjeados o que estaban a punto de serlo.
La intervención de la Policía Nacional, que se inició de forma generalizada después de que este diario revelara la tendencia creciente de venezolanos con carné falso en España, no sentó bien a los miembros de la benemérita, ya que dejaba en evidencia su escasa capacidad de detectar este tipo de documentos fraudulentos. No en vano, en paralelo a la Policía Nacional, la Guardia Civil también llevaba meses siguiendo la pista a estas falsificaciones, aunque de un modo mucho más comedido. De momento, los responsables de documentoscopia, dependientes de Policía Científica, se han centrado en la Jefatura de Tráfico de Madrid, aunque no descartan extender la investigación a otras dependencias de tráfico territoriales, ya que consideran que la práctica ilegal está extendida por toda España desde hace años.
"Los delitos de falsedad documental están recogidos en el Código Penal, por lo que pueden llevar consigo importantes castigos, pero es que además, por nuestra experiencia, sabemos que no suelen venir solos, sino acompañados de otros ilícitos", sostiene la intendente, que no esconde el trabajo que ha llevado la creación de la unidad. Ahora asegura que ya tienen una extensa "colección de especímenes", los documentos oficiales que les dan las diferentes autoridades de los Estados para que los agentes puedan comprobar si un permiso es dubitado o indubitado, sin cumple con todos los estándares de seguridad y de oficialidad o si no los cumple. "Algunos países como Argentina o Paraguay expiden carnés diferentes según el municipio, por lo que nos hemos encontrado documentos distintos con medidas de seguridad muy diversas", añade De Gregorio, cuyo departamento no solo se limita a estudiar la veracidad de los documentos.
"También comprobamos firmas para procedimientos judiciales, cheques bancarios falsificados, contratos de alquiler... Tenemos la unidad colapsada por estas pericias, que los jueces valoran mucho porque les despejan de toda duda relacionada con la falsedad de los documentos", explica la responsable policial, que asegura haberse encontrado con notas de suicidio fraudulentas, amenazas que no son tales, pero que sirven a quien las recibe para denunciar falsamente, contratos de alquiler falseados que permiten a unos okupas permanecer en una vivienda...
Sobre esto último, recuerda el caso de una persona que alegaba un falso contrato de alquiler para seguir residiendo en un piso. "El documento no era auténtico, lo demostramos y ese hombre tuvo que abandonar la casa, que además era la vivienda habitual del propietario", afirma con orgullo, un sentimiento que reconoce la práctica totalidad de los componentes de su unidad cuando rememoran algún caso resuelto. "Lo mejor para mí es cuando llega una viuda a la que hemos ayudado a recuperar lo que era suyo para darme las gracias", asegura De Gregorio, que también cuenta que es habitual que sus agentes se encuentre con muchos cheques con la cantidad a cobrar modificada. En esos casos, subraya, entran en juego los especialistas en caligrafía del departamento, que analizan la presión que ha ejercido quien ha escrito las cifras, la velocidad de escritura y un sinfín de aspectos que les ayudan a decantarse por la falsedad o veracidad de un documento de este tipo.
El fondo del saco de los carnés de conducir falsos de venezolanos en España parece no tener fin. Hace dos años, los agentes de tráfico de la Policía Municipal de Madrid comenzaron a detectar permisos fraudulentos provenientes del país bolivariano. Cada vez identificaban más en sus habituales controles por la ciudad, un destino de especial tránsito, por donde hay que pasar casi obligatoriamente si aterrizas en avión desde cualquier territorio americano o si atraviesas el país en tren o en autobús de norte a sur y de este a oeste. "Detectamos muchos porque aquí hay mucha movilidad", ahonda la intendente de la Unidad de Investigación Judicial de la Policía Municipal, Esther de Gregorio, que dirige uno de los departamentos más importantes del cuerpo, el que trabaja directamente con la judicatura para llevar a cabo instrucciones relacionadas con la falsedad documental, los accidentes de tráfico o los laborales.